La prisión de Nonaspe data de finales del siglo XVII. El año 1696 se construyó la “Casa de la Vila” (Ayuntamiento) en la plaza de la Iglesia, como consecuencia del creciente poder municipal, ya que las Villas habían conseguido liberarse de estar sometidas a la Órdenes Militares y la Iglesia que las habían gobernado junto con sus habitantes desde la Edad Media. Al mismo tiempo que se construyó la “Casa de la Vila” se hizo necesario adecuar un espaciocomo prisión.
En Nonaspe, no se instalaría en los bajos de la Casa de la Villa, ya que era un edificio de pequeñas dimensiones, por lo que se tuvo que buscar un pequeño edificio en una calle cercana a la que le daría el nombre de “carrer de la Presó”.
La prisión tenía un carácter local y estaba destinada, sobre todo, a la custodia de los presos hasta el momento del juicio en que se castigaban los delitos cometidos, de acuerdo a los Estatutos criminales aprobados por cada municipio.
La prisión constaba de dos espacios claramente diferenciados. Al cruzar la puerta de la calle, nos encontrábamos un espacio que podía conducirnos a un calabozo subterráneo, donde se encerrarían los presos acusados de los delitos más graves y, especialmente, los presos más 
peligrosos, que los inmovilizarían con argollas y cadenas. Este espacio era reducido, poco ventilado, no entraba la luz del día y en muchos meses del año había aguas subterráneas.
También desde el espacio de entrada, en otros tiempos, a través de una escalera subiríamos a un primer piso donde encontraríamos un calabozo de unas mejores condiciones de habitabilidad, ya que había una gran ventana protegida por una reja que permitía la entrada de la luz del día y permitía que el calabozo estuviese ventilado.
En este calabozo han sido localizados diferentes grafitis en las piedras de arena que están alrededor de la reja. Esto nos indica que los presos podían moverse libremente dentro del calabozo. También nos hace pensar, que a través de la ventana podían comunicarse con los familiares que desde la calle los podían ver, ya que según José Pallisa, eran los familiares los que llevaban la comida a los presos.
Alrededor de la ventana han sido localizadas cuatro piedras con grafitis. En tres de ellas, aprovechando las esquinas, hay una serie de rallas verticales que son para contar los días de reclusión. De forma clara, en otra piedra se puede ver la figura de dos mujeres con faldas anchas. También en dos piedras, nos encontramos cruces con una base en forma de triángulo, estas cruces son de “Calvario” y este tipo de simbología son propias de los siglos XVIII y XIX.
La prisión existió hasta el año 1917, en que el Ayuntamiento decide construir unas Escuelas nuevas y para financiarlas saca a subasta tres fincas urbanas de su propiedad. Una de ellas, la Prisión, que se adjudica a Mariano Ráfales Llop, por el precio de 305 pesetas. A partir de su venta, Nonaspe dejó de tener un local destinado a prisión.
La casa que albergaba la antigua prisión, hace unos pocos años fue adquirida por miembros de la asociación “Amics de Nonasp” y en la actualidad está dedicada al alojamiento turístico. En cuanto a las dependencias de la prisión, desde el pasado verano se pueden visitar. Además albergan una exposición permanente de cómo era Nonaspe en el siglo XVII y a través de unos dibujos de J. M. Ráfales, se puede ver una Villa cerrada por cuatro portales y todos los edificios más emblemáticos que estaban dentro de la población así como fuera del recinto amurallado: Iglesia, Cementerio, Casa de los Turlán, Casa de la Vila, Horno de pan, Molinos de aceite y de harina, Ermitas, Nevera, las Cruces, las Horcas donde se ajusticiaba a los presos etc.
Todos los lectores que estéis interesados en visitar la Prisión y el Museo Etnológico, os podéis poner en contacto con los Amics de Nonasp, en los teléfonos que aparecen en la web www.amicsdenonasp.org
Mario Rius
