Como casi todos ustedes sabrán, hace tres años que la ciudad de Caspe fue declarada “zona de gran afluencia turística”. Es decir, que aunque el Gobierno de Aragón ha limitado a 11 festivos los que pueden abrirse en el año 2016, en Caspe y en otros municipios aragoneses la “fantástica idea” permite que se abra cuando les venga en gana a los jefes, domingos incluidos (por cierto, los jefes, mayoritariamente, son los que no van a currar los domingos). Dos ejemplos: el día de San Jorge, fiesta autonómica, en Caspe los supermercados estuvieron abiertos de par en par. Me cuentan que el próximo domingo Primero de Mayo, FIESTA DEL TRABAJADOR, más de lo mismo, abierto mañana y tarde. Alucinante, triste y vergonzoso.
Supuestamente, la decisión tomada unilateralmente por el anterior equipo de Gobierno tras la sugerencia de una empresa local, tenía que ver con el turismo. Pero creo que lo turístico no fue, y sigue siendo, poco más que una excusa. Les pongo un ejemplo real: a pesar de contactar con la oficina de turismo con antelación, el Domingo de Ramos por la tarde no era posible visitar la Iglesia ni el Castillo porque las guías guardaban fiesta, lo cual no cuestionaré. Pero lo que no tiene sentido es que los turistas no puedan ver lo mejor de nuestro patrimonio pero sí comprar unas zapatillas de marca o un bote de lentejas.
Seamos realistas. ¿Cientos de turistas vienen a Caspe desde que somos zona de interés turístico? Es evidente que no. Así que dejemos de utilizar el paraguas del turismo como excusa. Si el fondo de la cuestión reside en que hay que dar servicio a los miles temporeros que recalan en Caspe durante la campaña, o facilitar las compras a quienes llevan horarios complicados entre semana, podrían buscarse fórmulas alternativas, pero creo que no debemos hacer de la apertura dominical una norma. Abrir domingos y festivos debe ser una excepción.
Para defender el tema de las aperturas dicen algunos que “la gente está contenta”. Es evidente: los humanos, mayoritariamente y por naturaleza, somos egoístas. Pensamos en nuestro interés y poco o nada en el de los demás. Así que propongo que las oficinas del Ayuntamiento abran por la tarde y los fines de semana para facilitar las gestiones a los ciudadanos. La misma regla deberíamos aplicar a cientos de trabajadores. Trabajarán los domingos y a cambio tendrán fiesta el martes. ¿Ustedes quieren eso? Yo, desde luego, no. Ni para mí ni para nadie. El domingo debe destinarse a estar con los nuestros, que también guardan, en su mayoría, fiesta. Y en cualquier caso, trabajar en festivo, si no queda más remedio, debe ser la excepción y nunca la regla, reitero.
Dejemos al margen al pequeño comercio, porque en mi opinión, una cosa es que un autónomo gestione su tiempo y trabaje y abra cuando quiera, y otra muy distinta es tener que trabajar en festivo cuando no quieres hacerlo, es decir, cuando eres un trabajador por cuenta ajena.
Es a ellos a quienes perjudica esta situación. Por un lado al pequeño comercio, que no puede competir en horarios sino quiere desestructurar su vida privada; por otro, a aquellos trabajadores que no quieren trabajar en domingo, que son mayoría. Pensemos en ellos y en sus familias, seamos solidarios. Exactamente eso es lo que creo debería hacer el equipo de Gobierno del PSOE de Caspe. Les pido que demuestren que son socialdemócratas y pongan fin a esta situación.
Amadeo Barceló
