Cerouno Arquitectos. Gabriel Oliván: «Todo lo que había de interés en el Castillo se ha conservado»

Cuatro son los socios del estudio de Arquitectura Cerouno. José Antonio Alfaro, Pablo de la Cal, Carlos Labarta y Gabriel Oliván. Los cuatro se formaron en la Universidad de Navarra y los cuatro rondan la cincuentena. Dicho estudio es el responsable del proyecto y la dirección de obras del Castillo del Compromiso de Caspe. Me atienden en su céntrico despacho zaragozano Pablo de la Cal y Gabriel Oliván para explicarme con imágenes y palabras en qué ha consistido su trabajo. Será este último quien lleve la voz cantante. Al fin y al cabo, él ha sido quien más horas ha dedicado al proyecto y nadie lo conoce como él. En este mes de junio El Agitador continúa resaltando la labor de algunos de los culpables de la conmemoración del Sexto Centenario. Hoy nos hablan los responsables de la vuelta a la vida de un elemento patrimonial casi totémico en el imaginario colectivo caspolino: el Castillo.

Antes de meternos en faena, contad a nuestros lectores quienes sois. Somos un estudio de cuatro compañeros que llevamos casi veinticinco años en esto de la arquitectura. Algunos alternan el ejercicio de la profesión con la docencia. Carlos Labarta es profesor titular de Proyectos en el Grado de Arquitectura de la Universidad de Zaragoza. Pablo de la Cal y José Antonio Alfaro son profesores asociados. Pablo, además, fue Jefe de Proyectos de la EXPO entre 2005 y 2010. El proyecto del Castillo se debe a todo el equipo si bien he sido yo el que, por circunstancias, más tiempo le ha dedicado en la dirección de la obra aunque, como te digo, el proyecto es de Cerouno Arquitectos.

Háblanos de los proyectos que más satisfacción os han proporcionado. Son muchos. Llevamos años ya en esto y no sabría resumir. Puedo hablarte de algunos de los premios que hemos recibido más recientemente. En 2009 recibimos el Premio Fernando García Mercadal, que otorga el Colegio de Arquitectos de Aragón, por el Centro de Salud “Amparo Poch” ubicado en el ACTUR. El año pasado recibimos el Trofeo Ricardo Magdalena, de la Diputación Provincial de Zaragoza, por el complejo funerario municipal de Utebo. Y, ya que hablábamos de la Expo, nos gusta recordar que quedamos terceros en el concurso del famoso Pabellón Puente, por detrás de Zaha Hadid, que fue la ganadora, y de Rafael Moneo, que quedó segundo. 

¿Tenéis también experiencia en temas de patrimonio, rehabilitación…? Hemos intervenido en diversos edificios de carácter monumental, como el antiguo convento de La Alfranca; y en varias iglesias, entre ellas San Miguel de Foces, en Ibieca, muy cerca de Huesca, catalogada como Monumento Nacional. Es un pequeño templo, de transición entre el románico y gótico, con unas interesantísimas pinturas murales en sus paredes. También nos hemos dedicado a temas patrimoniales desde la planificación urbanística redactando algunos Planes de conjuntos históricos como el Plan Especial del Casco Histórico de Jaca o el Plan Especial de Jánovas en el que anda metido Pablo y que consiste en la recuperación del núcleo de Jánovas como culminación al proceso de reversión por el que las casas que fueron expropiadas vuelven ahora a sus antiguos vecinos. Se trata de recuperar un núcleo que lleva cuarenta años despoblado y de restituir a los vecinos que tuvieron que abandonarlo los servicios que ahora tendrían si nunca se hubieran marchado. Es un proceso lento pero cautivador e ilusionante.

¿Cómo han transcurrido los trabajos de rehabilitación del Castillo del Compromiso? Todo ha transcurrido según lo previsto, si bien hemos necesitado algo más de tiempo para las tareas de cimentación. Hay que tener en cuenta que se pretendía terminar en primer lugar el Salón del Compromiso. Ello ha condicionado el ritmo de trabajo, dejando para una segunda fase la conclusión de los pavimentos de la zona entre el Castillo y la Colegiata. 

¿Cuándo empezaron las obras? Con un ritmo de obra importante, a principios de octubre de 2011. 

Poco tiempo, entonces. Poco, pero, en unos días, cuando podáis ver el resultado, el trabajo estará ejecutado si no en un 100%, sí en un 98%.

¿Cuáles han sido los problemas con los que habéis tenido que lidiar? Bueno, una obra como ésta nunca puede ser sencilla. Estamos hablando de un edificio que ha sufrido todo tipo de destrucciones, intervenciones, obras… y, además, a lo largo de muchos siglos. Ni siquiera tenemos, a día de hoy, una imagen fiel de cómo era el castillo medieval, ni siquiera de alguna de sus sucesivas reconstrucciones. A diferencia de otros monumentos de los que se conservan planos, memorias, croquis, descripciones, grabados o fotos, en este caso la documentación, y especialmente la gráfica, es muy escasa. Hemos intentado actuar, sobre todo, con respecto y prudencia ante todos los restos encontrados. 

Pero sí que había fotos antiguas. Únicamente tenemos constancia de un par de ellas, que mostraban tan sólo un punto de vista, una fachada. Y que en todo caso reflejaban un estado relativamente moderno. Tratar de reproducir el edificio a partir de ellas nos pareció un ejercicio cuando menos temerario.

Hablabas de las muchas vicisitudes del edificio a lo largo de los siglos, ¿habéis encontrado restos anteriores a épocas medievales? El resto más antiguo del Castillo es una cisterna situada junto al Salón del Compromiso, y que los arqueólogos han datado en época romana. La hemos conservado y se podrá ver. De ella se conservan dos revestimientos sucesivos en paredes de mortero de cal y cerámica machacada, con un característico acabado en rojo, un revestimiento que servía para impermeabilizar.

¿Qué criterio habéis seguido a la hora de valorar los restos que habéis ido encontrando y consecuentemente como habéis decidido qué hacer con ellos? Ha habido en todo momento un equipo de arqueólogos que nos ha ido aportando su visión y que nos ha marcado el camino en numerosas ocasiones, sobre todo cuando nos asaltaban las dudas. En principio, hemos conservado todo aquello que, de acuerdo con los arqueólogos, tenía interés. Pensemos que el edificio estaba muy machacado y que tampoco hemos encontrado tesoros. Sufrió las guerras carlistas, el abandono de décadas. Incluso se realizaron intervenciones en los setenta con criterios que ahora no resultarían aceptables y que supusieron la introducción de elementos constructivos nuevos, la eliminación de restos antiguos o la mezcla de elementos antiguos y modernos, que todavía ha complicado más las cosas.

¿Sobre qué parte del castillo se ha centrado vuestra actuación? Sobre el torreón, el salón del Compromiso  y el espacio entre el torreón circular y la casa contigua, donde se ha construido un nuevo volumen de acceso al mismo. 

¿El edificio de los antiguos juzgados y el volumen norte han quedado fuera? El proyecto contempló el salón del Compromiso y el torreón. Eso hace que ahora convivan dos zonas muy distintas, una recién rehabilitada y otra en regular estado. Y, además, muy cerca una de la otra, apenas separadas por un muro o una puerta. En el futuro, sería deseable completar la actuación en el Castillo, incorporando las construcciones que mencionas.

Explícanos la naturaleza de la intervención. Se trataba de recuperar el salón del Compromiso que estaba en muy mal estado, del que no quedaba más que el nivel del suelo –sin restos de pavimento- y una pared correspondiente al torreón, todo ello protegido mediante una cubierta provisional de chapa metálica. Hemos actuado para devolverle su funcionalidad. Y por ello hemos tenido que construir elementos nuevos. Uno de esos elementos es el volumen que hemos edificado en su lado sur para facilitar el núcleo de accesos al salón. Las catas nos indican que en ese lugar no se había construido en ninguna de las etapas anteriores, y este volumen nos sirve para ubicar la escalera de acceso y el ascensor.

¿Ascensor? El salón debe ser plenamente accesible. El ascensor se ha integrado dentro del nuevo volumen de hormigón de acceso, con una imagen rotunda que encaja con las construcciones fortificadas. Desde la calle, se accede a él a través de un arco con dintel interior con tres escudos, siendo este último uno de los elementos más antiguos del conjunto, y que parece encontrarse en su posición original, tras la inspección arqueológica. Este carácter de pieza original nos ha llevado a conservar una superposición de elementos que, sin esos datos, podría parecer un tanto extraña.

Lo recuerdo perfectamente. Tras la puerta había un hueco al que los arqueólogos no dieron especial trascendencia, que se asemejaba a una cueva muy irregular, y en muy mal estado estructural debido a los desprendimientos de roca que tenía. Una vez consolidado el fondo de la misma, y tras excavar una zona de terreno original, ubicamos allí el desembarco del ascensor. En esa parte del castillo descubrimos también el piso de una rampa, con pequeños escalones de losa de piedra muy espaciados y que debió ser un plano inclinado por el que acceder con animales o carros hasta la parte alta del castillo. Hemos decidido conservarla e integrarla en el conjunto, y es parte del recorrido a pie desde la calle hasta el nivel intermedio del Castillo.

A nivel estructural, ¿qué problemas os habéis encontrado? Afortunadamente hace poco el Gobierno de Aragón intervino para consolidar el subsuelo del salón. De no ser por eso no me atrevo a decir qué nos hubiéramos encontrado porque debajo del salón hay unos espacios excavados que se utilizaban como bodega, sobre cuyo techo se asentaba la edificación, y que es difícil explicarse que haya aguantado tantos años.

Te refieres a esa cueva a la que se accede por una rampa y que comunica con lo que eran los calabozos. Recuerdo haber jugado muchas veces en ella cuando niño. Sí. Es un espacio cuyo uso no está muy claro. Lo que sí es cierto es que presentaba muy mal estado, estaba muy deteriorado. La piedra es la típica arenisca, muy frágil y expuesta a filtraciones. El terreno estaba muy fragmentado, con muchos problemas de estabilidad. Repito, gracias a la intervención realizada por el Gobierno de Aragón, que previamente consolidó estas zonas mediante pórticos de hormigón, ha sido más segura esta fase de los trabajos.

¿Quieres decir que el salón se encontraba cimentado sobre esa cavidad? Exactamente. Ahora lo que hemos hecho ha sido buscar un terreno más estable sobre el que apoyar el nuevo edificio. Se realizaron sondeos bajo el suelo del castillo y, mediante una estructura de micropilotes de catorce metros de longitud, hemos conseguido que la estructura del salón apoye por debajo de esa cavidad, en el substrato natural situado bajo el castillo.

Supongo que del viejo salón del Compromiso apenas quedaba nada y que lo que veamos será casi todo nuevo. En general, así es. Evidentemente la traza del salón es la misma pero las paredes y la cubierta son nuevas. Y también el suelo, pues no había ningún resto del antiguo, sólo roca viva y rellenos de tierra. Hemos realizado un forjado nuevo capaz de soportar una sobrecarga de quinientos kilos por metro cuadrado. Ese forjado es el que se asienta sobre la estructura de micropilotes. Ha quedado un espacio de unos ciento setenta metros cuadrados con mucha luz natural en el que pueden verse algunos de esos elementos patrimoniales que hemos preservado y a los que antes me refería. Hemos intentado devolverle, al menos en parte, la solemnidad y nobleza que suponemos caracterizó a este espacio.

Y qué hay del torreón. El torreón es una estructura de unos sesenta metros cuadrados útiles de planta, con planta baja, forjado intermedio y cubierta, con dos arcos apuntados en su interior. Aquí la obra ha exigido un esfuerzo considerable porque la estructura estaba en mal estado, y no sabíamos cómo estaba el subsuelo, por lo que hemos construido un encamisado de hormigón con cimentación al que hemos grapado las fachadas para darles estabilidad, conservándose todos los ventanales hacia el exterior. El resultado creemos que, además de garantizar la seguridad estructural, es bueno y se ha generado un espacio muy interesante que admite usos independientes de los del salón del Compromiso. La actuación en el torreón es también una de las más visibles y por lo tanto de las que más condiciona el resultado final dela intervención. En todo el conjunto, hemos actuado sobre el rejuntado de los sillares que formaban los muros intentando disimular la tosquedad que mostraba el existente, realizado con mortero de cemento gris y en un estado muy degradado.

Una de las cuestiones más polémicas: esa imagen como de “exin castillos” es, para muchos, la aspiración a la hora de plantear una actuación como esta. Decantarse por una estética más, digamos, contemporánea no deja de ser un riesgo que quizá no todo el mundo sabrá valorar convenientemente. Todo lo que había en el Castillo con algún interés se ha conservado. Y muchos de los elementos originales estaban en pésimo estado. Las fachadas de piedra, por ejemplo, mostraban restos de moho, estaban sucias o invadidas porla maleza. Muchas de las piedras casi se habían deshecho. Era imprescindible mejorar los rejuntados, devolverles la limpieza y atenuar su protagonismo. Los contrafuertes del patio hacia la Colegiata, por ejemplo, estaban muy desfigurados y hemos tenido que intervenir a fondo en ellos con piezas nuevas que además no hemos querido disimular: deseamos que se note lo que es original y lo que se ha añadido con posterioridad. En ese caso ni siquiera sabíamos cual era su función, porque eran un añadido al muro, ni hasta donde llegaban. Hemos actuado sobre ellos hasta donde nos marcaba la fábrica existente. 

¿Qué materiales nuevos predominan? Hemos optado por muros de hormigón con un despiece en el que se nota perfecta, y deliberadamente, la marca de los tablones de encofrar, colocados verticalmente, al igual que el ritmo de las barandillas o el ritmo de las lamas de los grandes ventanales. Hemos teñido el hormigón, realizado con cemento blanco, hasta conseguir un color que nos parecía apropiado y que, si ser igual, entona con la piedra del castillo. En el salón destacan los dos ventanales de lamas de madera, que tienen continuidad con las vigas de cubierta, todo ello con carácter portante. El suelo del salón es también de madera. Hemos elegido una barandilla de acero galvanizado para cerrar las terrazas que exige poco mantenimiento, desde lejos resulta casi invisible, y cumple con todos los requisitos de seguridad.

¿Habéis tenido en cuenta las necesidades de mantenimiento de esa madera que tanto protagonismo adquiere? No es malo que la madera, como elemento vivo que es, refleje el paso del tiempo y vaya adquiriendo diversas tonalidades. Es una buena madera de exteriores con excelente durabilidad. No nos preocupa, al contrario, nos parece un valor a añadir al edificio.

Antes lo has mencionado de pasada, pero creo que es necesario referirse a ello con más detenimiento: yo tendría siete u ocho años cuando se acometieron las obras que dieron al castillo la fisonomía que todos los caspolinos conocemos. Lo recuerdo claramente. ¿Cómo valorarías dichos trabajos? Gusten o no gusten, sean más o menos ajustadas a la historia, lo cierto es que, después de tantos años, forman ya parte de la imagen del edificio y ahí están. No podíamos hacer “tabula rasa” de todo lo hecho antes y ha habido que tenerlos en cuenta, adaptándolos a esa funcionalidad que nosotros hemos querido tener en todo momento como guía dela intervención. Aún así, hemos eliminado algunos aspectos de dudosa factura, como las almenas.

¿Confiáis en que la gente sea capaz de apreciar vuestro trabajo? ¿No os da un poco de miedo exponeros al juicio de personas que, en su mayoría, no conocen la realidad del castillo pero que pueden estar fuertemente condicionadas por una imaginería algo tópica en torno a este tipo de construcciones? ¿Creéis que seréis capaces de imponeros con vuestro trabajo sobre el peso de toda esa iconografía medieval o más bien medievalizante? De momento, en las distintas visitas de obra, hemos percibido que la gente está contenta. Varios concejales visitaron las obras y nos transmitieron su satisfacción por lo que habían visto. Es difícil contentar a todo el mundo y, repito, hemos actuado con profesionalidad y con criterio, desde el respeto hacia lo que teníamos entre manos. Cada rincón ha planteado un problema distinto que hemos intentado solucionar de manera singular. 

¿Cuál debe ser el futuro del castillo con independencia del uso que se le dé a lo hecho? Hay que terminar de ponerlo al día en su totalidad, con la intervención en el volumen norte, en un principio para estudiarlo y conocerlo bien, para después actuar sobre él. Es una zona muy interesante desde el punto de vista arquitectónico, con arcos apuntados muy potentes y que pone en relación el volumen del castillo primitivo, en torno a la proa que marca el perfil del torreón, con añadidos y ampliaciones de épocas posteriores. Tiene una estructura fragmentada que sirve para explicar todo el complejo. Por otra parte, todas las salas que alberga podrían apoyar el uso del salón principal permitiendo la existencia de diversos servicios. Por otra parte, hay que potenciar sin ninguna duda la gran cornisa que envuelve a la acrópolis, y ampliar las magníficas vistas ala vega. Ese es un espacio magnifico que Caspe debe recuperar.

Terminamos con una recomendación: Película, disco y libro. Película: Me sigo riendo mucho con “Con Faldas y a lo loco”, y también me quedaría con “El Padrino”. Libro: “La sonrisa etrusca”de José Luis Sampedro. Disco: me ha gustado siempre mucho Pink Floyd. Me quedaría con “Dark side of the moon”, aunque más actuales me gustan Estopa o Melendi… un poco de todo.

Jesús Cirac

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