Doce de febrero de dos mil doce. Bueno, ya hemos entrado en el día siguiente. Posiblemente se trate del momento más importante de la historia de Zambia. ¿El día de la independencia? ¡Bah! Estamos hablando de cosas realmente importantes: el fútbol.
Sunzu se dispone a lanzar el penalti definitivo; el que puede dar la victoria a los Chipolopolo (las balas de cobre) por primera vez en la Copa de África. La totalidad del país se encuentra en un estado de éxtasis agónico entre rezo y rezo. ¿Todos? No. Una aldea poblada por reductibles putas… no, desgraciadamente no resiste ahora y siempre al invasor. Simplemente están rezando para que el tal Sunzu se resbale y lance un penalti celestial… al cielo, a la mierda (como disyuntiva, sin ánimo de comparar).
Sus rezos se quedan a medias. Dios, en su gran sabiduría, no puede defraudar a un país completo… ¡y menos a Zambia!, estado oficialmente cristiano. En estos momentos de crisis religiosa no puede permitirse perder más clientes o quizá, por fin, el Omnisciente ha descubierto la democracia y ha decidido hacerle caso a la mayoría de sus seguidores.
Como quiera que fuese, el balón terminó en el fondo de la red. Eso sí, en su infinita gracia, el Todopoderoso les concedió al colectivo de meretrices un buen resbalón antes de que, el ya héroe nacional, Sunzu disparase.
Esa noche, cientos de zambianos se agolparán en las puertas de los prostíbulos, que ofrecerán sexo (o como lo queráis llamar) gratis a todo el que se presente. Ésta es la triste historia de Kanyama’s Kanchembele o de Chine Chikayeba, dos de los muchos puticlubs de Lusaka en los que los buenos cristianos de los domingos acuden a desfogarse.
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A pie de página adjunto el enlace a un artículo. Quedaos con el nombre del periodista, ya que va para Pulitzer por su profundidad de análisis sociológico. Tras la victoria ante Ghana en semifinales, los mencionados burdeles (casi suena demasiado bien para lo que son) ofrecieron sexo gratis a todo el que apareciera. Bueno, el artículo dice que ¡¡fueron las prostitutas las que se ofrecían!!; sin duda por su propia voluntad. Las colas llegaban al centenar y al que tardaba demasiado (no se especifica el tiempo) le apaleaban. Por una vez, los eyaculadores precoces podían estar orgullosos de su condición, o al menos sentirse seguros.
Del drama de la prostitución, de las relaciones forzadas, de la esclavitud sexual, de la reducción de una persona a una oferta publicitaria… de todo esto, en el artículo, nada de nada. Las putas en África (y desgraciadamente en todas partes) son putas, siempre las ha habido y siempre las habrá. ¡Uy! Perdón. Se me olvidaba el toque humano de uno de los entrevistados en el artículo: “Creo que para la final se deberían repartir condones gratis para así proteger a nuestros jóvenes. Muchos tuvieron sexo sin condón”. Pobrecillos. Luego culparemos a los homosexuales de que en el país más de un veinte por ciento de la población esté infectada con el virus VIH y los mandaremos quince años a la cárcel. Bueno, de eso hablaremos otro día.
Por supuesto, esta historia no iba a acabar mal. Todos los que estaban en la puta cola, bueno, en la cola de las putas, al día siguiente fueron a su iglesia (la que en muchos casos les quita el veinte por ciento de sus míseros sueldos) y a base de oraciones fueron perdonados de todos sus pecados. Comieron hostias y murieron felices… por supuesto, sabiendo que iban a ir al cielo del dios de los blancos. Grandes ideas trajeron las iglesias a este maravilloso país… pero, de esto, también hablaremos otro día.
Se me acumula la faena. Volviendo al tema del deporte, también tendré que hablar un día sobre el pasatiempo nacional… el adulterio.
Sergio Ferrer
http://www.ukzambians.co.uk/home/2012/02/09/prostitutes-celebrate-zambias-win-by-offering-free-sex/
