La noticia de la Caída del Muro me la dio mi profesora de Religión, Lina, cuando cursaba 5º de EGB en el Colegio Público La Jota. Ella nos dijo que era una gran noticia para la paz en el mundo, pues se habría un horizonte en el que ya no cabrían las guerras. Pero al mundo no llegó más paz sino más guerras, y no frías sino calientes. De hecho, pocos meses después los niños y niñas del colegio formamos una pancarta humana con esa misma palabra, paz, junto a una paloma, a fin de que fuera vista por los cazas estadounidenses que partían desde la zaragozana base americana hacia el Golfo. La Guerra del Golfo, la primera, inauguró una serie de intervenciones por las que, desde su posición de nuevo Hegemón global, los EEUU optaron por no desterrar el recurso a la guerra como medio de resolución de los conflictos políticos internacionales. Al contrario, hicieron uso y abuso del mismo, fomentando con ello no solo la militarización del orden mundial de la posguerra fría, sino también la desconfianza hacia Occidente como principal polo de poder y valores. Así que Lina, desde el barrio de La Jota, como Fukuyama, desde los EEUU con su teoría del “Fin de la Historia”, erró en su análisis global sobre la posguerra fría.
Historias de treintañero cebolleta al margen, las consecuencias para Aragón de la Caída del Muro hace 25 años son de mayor calado que lo imaginado aquel 9 de noviembre de 1989. Sin ánimo de exhaustividad ni de establecimiento de rankings ahí va una breve relación de ellas.
De Figueruelas a Gliwice
Los años posteriores a la Caída del Muro y a la desaparición del bloque soviético coincidieron, no de forma casual, con la aceleración de la globalización a todos los niveles. Si pensamos en España o más concretamente en Aragón, vemos que los desafíos y relatos pasados no son tan distintos de los experimentados por las sociedades de la Europa Central y Oriental en los últimos veinte años. En Aragón, entre los sesenta y los ochenta del siglo pasado, muchos y muchas tuvieron que emigrar para trabajar y desarrollar sus vidas en otros países mientras aquí se establecían empresas extranjeras por nuestra mano de obra barata y por la cercanía geográfica con los principales mercados europeos. Formábamos parte tangencial de la periferia del capitalismo.
En la Europa Central y Oriental ocurrió un proceso similar que, en su confluencia con nuestra realidad, evidenció las contradicciones y fragilidad del modelo económico español. Ya que si bien es cierto que España atrajo inmigrantes del este europeo porque nuestra economía era capaz de ofrecer trabajo en mejores condiciones salariales que las de estos países, no es menos cierto que al no haber sido capaces de desarrollar una industria competitiva por su alto nivel añadido tecnológico, permaneciendo así todavía dependiente de los bajos salarios, las nuevas oportunidades de inversión en el espacio postcomunista se convirtieron en una amenaza para la industria aragonesa. Desde la apertura de la planta de Gliwice de Opel en Polonia ningún obrero de la planta Figueruelas duerme tranquilo. Pero no es solo la Espada de Damocles que pende sobre los trabajadores de la planta de Opel en Figueruelas –y de todas las subcontratas que han tomado parte en su proceso de producción- si no otras muchas empresas de menor volumen que deslocalizaron su producción, total o parcialmente, al centro y oriente europeos. Un flujo que coadyuvó de manera decisiva a frenar al crecimiento de los polígonos de las cabezas comarcales de Aragón.
De La Almunia de Doña Godina a la República Popular de Donetsk
A nivel comercial la interdependencia entre los otrora dos lados del muro es hoy incuestionable. Fundamentalmente ello es consecuencia de la integración en la UE y en el mercado único del conjunto de países que una vez formaron parte del COMECON bajo liderazgo soviético. Destaca la exportación a Polonia, con 108 millones (frutas y vehículos) y Hungría con 90 millones (vehículos y carne). Pero también las exrepúblicas soviéticas, que a excepción de las tres bálticas (Lituania, Letonia y Estonia) no forman parte de la UE, son relevantes a la hora de evaluar la mencionada interdependencia, sobresaliendo Rusia con 72 millones de volumen de exportación (cerámicas, productos químicos y agrícolas). Este verano las fotos y videos de agricultores aragoneses quemando la bandera de la UE dieron la vuelta al mundo contando, eso sí, con el apoyo en su difusión del canal estatal ruso Russia Today. Los agricultores y sus representantes, de UAGA y COAG especialmente, responsabilizaban a la UE por las sanciones de Rusia que inmovilizaron toneladas de productos de campo aragonés, especialmente melocotones y pavías. La cancelación de los contratos entre el campo aragonés y las mayoristas rusas supusieron unos 30 millones de euros en pérdidas.
De Calatayud a Bucarest
La inmigración recibida del espacio postcomunista, pero también los intercambios fruto de la inserción de esos estados en el nuevo orden internacional han transformado nuestra sociedad en mayor o menor grado. Entre los mayores impactos, y también entre los más beneficiosos para Aragón, ha sido la llegada de inmigrantes del este, destacando el colectivo rumano, con 66.000 residentes en Aragón, que hacen que haya 6 conexiones diarias entre Zaragoza y Bucarest por bus y dos por avión, así como un Calatayud-Bucarest diario. Siendo el total de extranjeros residentes en Aragón de 173.000, los rumanos suponen más de un tercio, superando la mitad del total si se les unen el resto de inmigrantes llegados desde el otro lado del muro. Estos inmigrantes han ayudado a reactivar el campo aragonés con su sudor. Su llegada fue aprovechada por muchos terratenientes para tirar los salarios a la baja, hasta el punto en ocasiones para volver a hacer productivas parcelas inactivas por su escasa rentabilidad. Pero no hay que olvidar otro tipo de intercambios que pasan más desapercibidos. Un ejemplo son los intercambios de estudiantes erasmus entre universidades del este europeo y la Universidad de Zaragoza. Yo mismo fui el primer estudiante Erasmus de nuestra universidad – al menos eso me dijeron- en abrir el programa de la UE con la Universidad Eötvös Lórand de Budapest en 2002. Después llegaron más, si bien nunca les hemos igualado a ellos, pues el flujo anual de Erasmus a Zaragoza desde Europa Central y Oriental es uno de los más altos de la península.
De La Jota a Manas
Párate ya ritmo, no quiero fingir
sino voy a explotar al fin
diguiri-sigo diguirimando para diguiri-diguiri ti,
la música es monótona y ya esta bien así
para decir que el lugar donde debes de estar no es en La Jota,
idiota.
Kase.O y MC Twix– “De la Jota”, Álbum: Rompecabezas (1993). Kase. O
Zaragoza hoy es considerada a nivel estatal como una de las cunas del rap patrio junto a Madrid y Sevilla. Dentro de Zaragoza, el barrio de La Jota ha brillado siempre con luz propia. El rap y los MCs de La Jota han puesto el nombre del barrio en el mapa. Hoy no hay un solo aficionado al hip-hop que no sepa que el rap de La Jota no es una fusión de estilos. ¿Que qué tiene que ver el Muro de Berlín con el Rap de Zaragoza y de La Jota? Biológicamente no se puede explicar la explosión del hip-hop zaragozano sin la existencia del Muro y de la Guerra Fría. Fue en ese contexto en el que España y los EEUU firmaron los Pactos de Madrid de 1953 por los que la Base Aérea de Zaragoza comenzó a ser utilizada por la Fuerza Aérea de los EEUU (USAF) en 1958, siendo una de las 3 bases de la USAF en España, junto a la de Torrejón y a la de Morón. Tras la Caída del Muro y la desintegración de la URSS la base perdió todo su sentido estratégico y fue cerrada en 1994. Pero para entonces el esperma afroamericano había ya fecundado al óvulo maño.
En esa génesis una de las figuras claves, sino la figura clave, es el DJ Potas. “Dj’s respeto que sepan que estoy aquí desde el inicio” comenta el DJ Potas en una de sus entrevistas. Y en efecto él está ahí desde el inicio de la cultura hip-hop no solo zaragozana sino estatal, y en buena medida es así porque él descubrió tan pronto como en 1983 a Dj’s, Mc’s, Grafiteros y Breakers gracias a los videos y discos que los americanos de la base llevaban a los bares zaragozanos. DJ Potas formó una de las primeras bandas, Recurso Z, a finales de los ochenta y en 1991 puso en marcha “Especial Zulú” en Radio MAI, que más que un programa fue un auténtico think-tank del hip-hop en la ciudad. Allí confluyeron los MCs y DJs de La Jota (Brutal, Kase O[1], B Boy J, Allan Beeler, Presión o Ricky Ricardo) y los del resto de la ciudad (Hate, R de Rumba, Abogado Corrupto, Rapsusklei, General D), dando lugar a colaboraciones y nuevas formaciones como Gangsta Squad, Bufank, Claan o más adelante el que, posiblemente, sea el grupo más influyente de la historia del rap español: Violadores del Verso.
Si La Jota tuvo una participación tan decisiva fue, en buena medida, por su estrecha relación con la base americana. Allen Beeler es hijo de un mecánico afroamericano originario de Virginia que trabajaba en la base aérea y cortejaba con su buga descapotable a una joven del barrio La Jota. Aunque antes del surgimiento de Allen como MC Twix destacaba ya la figura de B-Boy J liderando AJ Posse, Allen aprovisionó de discos al claan de La Jota con las últimas tendencias del rap tanto antes como después del cierre de la base. A ello, hay que añadir su propia participación como MC en el Claan, así como la de su hermano Erik Beeler (Cloaka Company, La Oreja de Evander).
[1] Kase O y Brutal, los hermanos Ibarra, vivían en COBASA, geográfica y culturalmente fuera de los límites del barrio de La Jota, cuyo limes oriental está marcado por el Edificio La Estrella. A pesar de ello, ya que Javier Ibarra (Kase O) tuvo su formación en el mundo del hip-hop dentro del claan del barrio, y además siempre le hizo mucha ilusión que se aceptase que era de La Jota, dale, es de La Jota. En realidad , aunque como hijo adoptado, nadie ha hecho más que él por difundir el buen nombre del barrio, el cual le pagó parte de su deuda nombrándolo pregonero de las fiestas el pasado julio.
La parte americana de la base aérea se cerró en 1994, pero no la base aérea militar en sí, la cual funciona hasta hoy con personal español. Pocos saben, por ejemplo, que en Zaragoza existe una de las comunidades más importantes de kirguistaníes en España. Ello se debe a que soldados de la base militar estuvieron durante una década por reemplazos en la base aérea de Manas en Kirguistán, ex república de la URSS, dando apoyo técnico a las operaciones en Afganistán. Sin la Caída del Muro y la desaparición de la URSS hubiera sido impensable este tipo de colaboración militar. Durante esa década se produjeron entre 20 y 30 matrimonios de españoles con mujeres kirguistaníes que hoy viven en Zaragoza. Aunque confío en el reparto de tareas en los hogares de los varones castrenses, seguro que cada domingo se sirve lagman en una mesa aragonesa. Como nota trágica, comentar que fue de Manas desde donde voló el Yak 42 siniestrado en Turquía en el que fallecieron 75 personas. Viva Honduras.
En conclusión: de Berlín a Maastricht
Existen muchas formas en las que hemos recibido influencia, pero quizás la principal sea la que ya en su día apuntase el historiador británico Eric Hobsbawm y es que, con todas sus fallas, la amenaza percibida por las élites económicas occidentales producto de la mera existencia del bloque soviético hizo que aceptarán de mejor grado en la segunda mitad del siglo XX programas sociales y fiscales que permitieron la creación de un Estado del Bienestar y de una redistribución de las rentas más justa. Muerto el perro, se acabó la rabia. A la Caída del Muro no únicamente le continuó un muy duro cambio sistémico en términos sociales en los países del antiguo bloque comunista, sino que condujo a la constitucionalización de facto del modelo económico neoliberal en Maastricht con la participación entusiasta del conjunto de la socialdemocracia europea el 7 de febrero de 1992.
Por Rubén Ruiz Ramas
(Dpto. Ciencia Política de la UNED, editor de www.eurasianet.es)
@RuizRamas
