La reapertura del Castillo del Compromiso está más cerca que nunca. Con ello, por fin gran parte de la sociedad caspolina verá cumplido un viejo sueño. Porque las acciones pro restauración o reconstrucción no provienen de los años 90, cuando se fundó la Asociación de Amigos del Castillo. Tampoco de aquella actuación ciudadana –con más corazón que cabeza- que capitaneó la concejal Pilar Sancho, Pilarín en 1976. Desde que el Cura de Flix y los carlistas caspolinos arrasaran lo que quedaba del Castillo del Compromiso de Caspe durante la 3ª Guerra Carlista, se han sucedido varios proyectos que anhelaban la recuperación del conjunto histórico. Como aquel Museo de 1912 que se quedó en una primera piedra y un discurso. Otro de los proyectos, en el que más abajo nos detenemos, tiene ya 83 años de antigüedad. Y reclama nuestra atención por varios motivos: uno de ellos es porque buena parte de los detalles del proyecto, permanecen hoy en vigor. Como la mesa del Compromiso, de la que pronto sabremos, gracias al carbono 14, su antigüedad. O el artesonado que se cita en el texto que, al parecer, también se conserva (no hace demasiado tiempo que se copió su diseño para fabricar una puerta). Les dejo con el documento que es, en realidad, solo la primera parte del librito editado en 1929. No cabe duda de que son líneas hijas de su tiempo. Presten especial atención a varios de los nombres que aparecen en él texto. Seguro que les van a sonar mucho:
EN LUGAR DE PRÓLOGO
“En la ciudad de Caspe, siendo las dieciséis horas del día cuatro de Julio de mil novecientos veintinueve, bajo la presidencia del señor Alcalde don José Latorre Timoneda, se reunieron los señores don Ramón Morales Serrano, don Emilio Catalán Piera, don Juan Llidó Pitarch, don Teodoro Albareda Manguez y el Secretario accidental del Ayuntamiento, dejando de asistir por causa de ausencia don Sebastián Cirac Estopañán.
Declarada abierta la sesión por la Presidencia, se expuso que el Excmo. Ayuntamiento Pleno, en sesión celebrada el día ocho de Junio último, vista una instancia formulada por los señores don ramón Morales, D. Emilio Catalán, D. Teodoro Albareda, don Fermín Morales, don Antonio Gros y don Agustín Cortés, en la que se solicita la conservación de los restos que actualmente quedan de lo que fue castillo en el que se celebró el Compromiso de Caspe, estudiando el medio de aislarlos y de reconstruirlo iniciando en él la formación de un Museo, acordó por unanimidad, teniendo en cuenta que la petición de referencia coincide en absoluto con los propósitos de la corporación municipal, desde hace ya tiempo acariciados, y que para llevarlos a la práctica tiene realizadas ya gestiones, nombra una Comisión integrada por los señores hoy reunidos, mas el que por hallarse ausente de la población no ha podido concurrir don Sebastián Cirac Estopañán, para que, bajo la presidencia del Alcalde, quien en todo momento ostentará la representación única en toda la actuación del citado organismo, estudie y proponga al Ayuntamiento los medios conducentes a que tan plausible idea llegue a verse convertida en hermosa realidad y para que, aprobados que sean por el Ayuntamiento los medios que proponga, los lleve a la práctica como mandatario del Concejo, quedando, por último, autorizada la Comisión para ampliar el número de sus vocales, si así lo creyera conveniente, con las personalidades que estime oportuno.
A continuación, y también por la Presidencia, se ordenó y por mi se procedió a la lectura de un admirabilísimo trabajo de don Sebastián Cirac Estopañán, pleno de erudición y copiosísimo de datos, en el que bajo el título de “El Museo y biblioteca de Caspe en las ruinas del Castillo” propone cuanto a su juicio puede y debe practicarse por ver realizado el propósito que sirve de motivo al título.
La referida Comisión, en orden a cuanto antecede, acordó quedar constituida con los señores ya expresados; felicitar al señor Cirac por su admirable estudio y testimoniarle el agradecimiento a que se ha hecho acreedor por parte de todo amante de las glorias patrias; designar a don Andrés Giménez Soler, atendidos sus profundos conocimientos en la materia, para que forme parte de esta Comisión con carácter técnico en tales cuestiones y remitirle la Memoria en cuestión para que, previo estudio de la misma, proponga si procede ampliarla con datos que dicha personalidad pudiese aportar e ilustra a la Junta acerca de los medios que conviniese adoptar para el mayor éxito de tan patriótico proyecto.
No habiendo más asuntos que tratar, el señor Presidente levantó la sesión, extendiéndose la presente acta…”
Todos los pueblos heredan de las generaciones anteriores un patrimonio que deben explotar, actuando su potencia individual y colectiva. Y al patrimonio espiritual de la Historia de España, han aportado los pueblos que formaron la Confederación de la Monarquía Aragonesa un hecho, el del Compromiso de Caspe, que es la expresión concreta de una ideología del derecho de régimen y autoridad tan sana como general, tan poderosa como eficaz. En ella, la ley suprema es la Justicia, cuyo Derecho detiene el ímpetu de las pasiones y domina la fuerza de las armas. Fundamento de la Justicia es el reconocimiento mutuo y simultáneo de los derechos y deberes de la sociedad y de los individuos, de la autoridad y de los súbditos: su complemento es el juicio definitivo de la ciencia y de la virtud, al cual apelan y se rinde las masas dóciles, cuando se reconocen incapaces de apreciar las sutiles alegaciones de los pleitos fundamentales de los Estados. Esta ideología evita las conmociones que origina el error de un derecho imaginado, o la defensa inmoderada de un derecho real, o el conflicto de derechos en oposición, y extingue la rebeldía de la ampliación y el orgullo. Con ella, no se hubiera desangrado y arruinado España en el último siglo, ni Europa en el actual, y la conciencia social del mundo seguiría más dócilmente los derroteros de la Sociedad de las Naciones.
El estudio y la divulgación de las causas y consecuencias, y de las ideas y sentimientos que en la realización del Compromiso influyeron, y ala gloria histórica de los diversos pueblos que a tal sensatez colectiva llegaron, exigen un museo-archivo-biblioteca que, ala vez, sea el más espléndido monumento de la unidad de la Monarquía Española, preparada desde la declaración y reconocimiento del Infante Castellano por Rey de la Monarquía Aragonesa, y un testimonio de veneración a los varones justos y sabios que salvaron a sus pueblos en la más tremenda crisis de un Estado.
Digna es también de ser conocida la historia particular de nuestra ciudad, el progreso de su cultura y de su riqueza, y al par que debemos conocer la ilustre prosapia de las familias descendientes o entroncadas con las de los compromisarios y pretendientes, honraremos la de los ilustres varones que como Don Juan Fernández de Heredia, engrandecieron a Caspe y aceleraron con su impulso la marcha del puro renacimiento en la historia de la civilización.
Caspe, que en un tiempo fue para aquellos grandes hombres mansión reposada, propicia al juicio recto y a las serenas deliberaciones, será el centro donde se estudien y propaguen sus ideas, continuando la tradición de sus pensamientos y sentimientos sociales salvadores de pueblos y forjadores de espíritus soberanos. Una escuela del pasado para el porvenir será el museo y biblioteca de Caspe, cuyo proyecto expuesto por el señor Cirac damos a conocer, publicando su Memoria, que ampliamos con la noticia de datos recogidos, trabajos realizados y acuerdos tomados por esta Junta.
Hemos rescatado del olvido y de una pérdida inminente las piezas restantes de la mesa del Compromiso, sobre cuya historicidad se discute más adelante. Hemos requerido el testimonio de las personas que por su edad y condiciones pudieron o debieron tener noticia de la misma. Se incoará un expediente informativo que la autentice ad perpetuam memoriam.
Poseemos también un artesón procedente de la sala de armas del Castillo. Es de pino del país, sin pintar aunque ennegrecido, del más puro estilo ojival revelador del siglo XIV, o quizás de principios del XV. Y en este caso, ¿sería el artesonado de la sala posterior a las sesiones del 1412 como los lienzos al óleo que decoraban sus muros? Sabemos que hace unos doce años se vendieron a un anticuario de Barcelona una cartela y dos pedazos de vigas ricamente tallados del mismo artesonado, conservados y rescatados un tiempo por el señor Marroquí.
Por dos testimonios independientes, que pudieron tener una fuente común, hemos encontrado, al parecer, el marco y la puerta de madera que cerraba el vano de acceso a la misma sala de armas. También de pino del país. La puerta, a cuarterones tallados con esmero, tiene sobre el cuarterón superior central, un escudo que lleva en su campo un tonel terminado en una corona, que parece de segundogénito de conde o vizconde, sobre la cual hay una cruz inmisa. El marco y la puerta están unidos con las bisagras primitivas; y la puerta lleva una argolla exclusivamente destinada a facilitar el cierre. Si conociésemos a la persona, al bailío probablemente, del escudo, podríamos determinar la fecha de su construcción. Confiamos que los documentos de los sanjuanistas de Caspe, conservados en el Archivo Nacional de Madrid, nos revelarán datos preciosos sobre obras y personas.
En el museo del Compromiso, por pertenecer al Castillo, se guardarán las dos piedras que forman los dinteles de dos puertas, de arco gótico conopial, y media pieza de otro dintel de igual arco jornada de caireles con dos escudos que llevan de relieve la cruz immisa.
El mismo museo tendrá una sección de retratos, escudos y árboles genealógicos de los compromisarios y pretendientes a la corona, y de todas las personas que de algún modo singular intervinieron en el Compromiso. Otra sección de retratos, escudos y árboles genealógicos de don Juan Fernández de Heredia, bailíos y caspolinos ilustres, se establecerá en el museo particular de Caspe, para el cual se reservarán los objetos encontrados en las ruinas de una población prerromana, según se cree, que se han comenzado a desenronar en un montículo de la Mezquita.
Entre otros acuerdos de nuestras sesiones, se cuentan los siguientes: Suplicar a S. M. el Rey Don Alfonso XIII, se digne admitir el título de Presidente de honor de la Junta que tiene por objeto principal la creación del museo archivo-biblioteca del Compromiso de Caspe.
Nombrar miembros honorarios de la misma, a los Sres. Presidentes de las Diputaciones de la antigua Corona de Aragón; a D. Galo Ponte Sáinz, Ministro de Justicia y Culto; a D. Miguel Allué Salvador, Director General de Enseñanza Superior y Secundaria; a D. Antonio Mayandía, Presidente del Consejo Superior Ferroviario; a D. Juan Cantón-Salazar, Gobernador Civil de Zaragoza; a D. Cruz Laplana, Obispo de Cuenca; a D. José Pellicer, Provisor e Zaragoza; al Sr. Conde de Cerrajería; al Presidente del Sindicato de Iniciativa de Aragón; y a D. Hermenegildo Estevan; D. Mateo Azpeitia; D. Antonio Casaña; don Jorge Albareda; D. Rogelio Masip; D. Manuel Albareda; D. Manuel Guíu y P. Carlos Villacampa, que son el timbre más glorioso de nuestra historia contemporánea.
Agradecer al Sr. Conde de Cerrajería la fineza de enviarnos, por medio del Sr. Alcalde de Zaragoza, un donativo de mil pesetas para la realización el nuestro proyecto, aun antes de conocerlo. Abrir una suscripción con la subvención del Excelentísimo. Ayuntamiento y el donativo del señor Conde de Cerrajería.
Consultar sobre la conveniencia de un concurso de planos, presupuestos y bases para construcción de los edificios del proyecto. Solicitar consejos, orientaciones y noticias de documentos históricos relacionados con el mismo, agradeciendo cuanto se comunique al Sr. Alcalde-Presidente de la Junta del museo y biblioteca de Caspe.
Rogar la colaboración de la presa española, dispuesta siempre a fomentar las empresas culturales de honra nacional y a propagar las ideas sociales salvadoras de los pueblos. En la nueva era del renacimiento de España, estamos dispuestos a ofrecer a la Patria la gloria más fúlgida del renacimiento de nuestro pueblo, creando el museo y la biblioteca de Caspe en las ruinas del Castillo.
La Junta
Caspe 28 de Noviembre de 1929
Y del museo y biblioteca en las ruinas del Castillo del Compromiso, nada más se supo. Poco más de un año después llegó la República y con la manía del Gobierno Azaña por resolver cuestiones como la educación, la agricultura, las reclamaciones autonómicas, la reforma de Ejército… pues claro, este tipo de proyectos quedaron aparcados (otra vez la culpa de la República).
Pero por encima de todo, llama la atención un detalle: en las líneas de 1929 leemos que la “asamblea de notables” caspolina solicita la creación de un Museo y biblioteca sobre el Compromiso. Ocho décadas después, desde varios colectivos locales, se sigue reclamando lo mismo. Me pregunto, que o bien hemos sido tan desafortunados que, ochenta años después todavía no hemos visto cumplidas parte de nuestras demandas, o es que han pasado 83 años pero la sociedad caspolina permanece anclada, glorificando el pasado, con lo que, en realidad, no hemos avanzado nada.
Amadeo Barceló Gresa