El otoñal panorama político caspolino.

 

Termina Septiembre, el mes del inicio del curso escolar, también del político. Nos fuimos de vacaciones tan alegres y confiados, convencidos de que, a la vuelta, todo estaría en su sitio. Y no. El otoño arranca con demasiados cambios. Nuevo líder en el PSOE nacional, oscuros cumulonimbos en el horizonte económico amenazando con una nueva recesión, las muertes de Botín e Isidoro Álvarez, la confesión de Pujol, la dimisión de un fijo en el panorama político español de los últimos treinta años. Las calles comienzan a llenarse de hojas secas, los días se acortan y a Gallardón le toca comerse el marrón de la fallida ley del aborto en soledad, como el héroe clásico cuyo sino trágico le obliga a sacrificarse por Troya o por Esparta, en este caso por un Gobierno que ya nunca podrá presidir, por un partido que le ha hecho la cama para no tener que admitir en víspera de año electoral que su contrarreforma resulta indigerible para la gran mayoría del electorado. Y luego está lo de Cataluña.

También en el Bajo Aragón los días son más cortos y las hojas secas encuentran su sitio en los alcorques de las calles recién inauguradas. La legislatura más extraña de la historia democrática caspolina encara su recta final. En apenas siete meses los ciudadanos decidirán. La sensación de muchos votantes, especialmente los más jóvenes, es que, gane quien gane, todo seguirá igual. Eterno mal rollo, morros, apelación a las variadas teorías conspirativas para explicar la realidad, criterios cuando menos discutibles para la adjudicación de los puestos de trabajo dependientes de la Administración local, ausencia de un proyecto colectivo, graveras, goteras, improvisación, vagas promesas de fututo ligadas al turismo, el Patrimonio, el Mar de Aragón y tal y tal… Lo de siempre.

Pero también el verano ha dejado su huella en ese panorama aparentemente tan inelástico a los cambios. Chunta Aragonesista se esfuerza por consolidar el liderazgo del número dos de la formación después de la dimisión del que fuera su número uno. El círculo local de Podemos sigue intentando cuajar una propuesta ciudadana a base de reuniones y asambleas sin haber conseguido todavía acordar como conceder a EL AGITADOR la entrevista que hace tiempo les solicitamos. Recordemos el elevado número de votos obtenido por la formación en las pasadas elecciones al Parlamento Europeo en Caspe y consideremos el potencial de crecimiento que le espera si consiguen sus miembros ponerse de acuerdo en algo. De momento, la estrategia de la formación a nivel nacional parece excluir la concurrencia a los próximos comicios municipales bajo la franquicia Podemos. ¿Surgirá un Ganemos en Caspe con un liderazgo potente y capacidad de canalizar el descontento?

En el PSOE lo más reseñable es la reciente dimisión de su Secretario General. Nunca se ha le ha dado bien la bicefalia al viejo PSOE. Tras la muerte de Florencio Repollés, José Vidal decidió dar el paso y liderar la penosa travesía del desierto a pesar de no haber desempeñado con anterioridad cargos orgánicos, al menos de responsabilidad. No sé si Vidal era la persona ideal para tamaña empresa, ni siquiera sé si era la persona más adecuada dentro del PSOE caspolino pero sí sé que, al menos, poseía algunos de los atributos que, hace ya meses, reclamábamos en estas mismas páginas para cualquier aspirante a ser alguien en la política municipal: ser joven, poseer formación superior y haber desempeñado una carrera profesional alejada de lo público durante el número suficiente de años. A José Vidal le han acusado hasta del asesinato de Kennedy y puede que algún día nos enteremos de que, efectivamente, fue él quien le cargó el rifle a Oswald pero nadie puede negar que su corta irrupción en la esclerotizada política caspolina ha sido el intento más serio de renovación generacional hasta la fecha. Solo por eso es una pena que se haya quedado solo en intento. Tendrá que reflexionar el PSOE caspolino acerca de su estrategia. Muchos de los viejos votantes se van marchando y los que se incorporan parecen recelar de los antiguos discursos. Se han acabado los buenos tiempos y ahora lo que toca es salir a la calle y currárselo. Sabido es que fuera de la sede hace frío y que la lluvia otoñal cala pero, en breve, hay elecciones y la disyuntiva, en el corto y el medio plazo, parece muy clara: renovación o irrelevancia.

En casa del tripartito las cosas no parecen ir mucho mejor a pesar de las flamantes inauguraciones y el atracón de propaganda. Hay dinero y se hacen cosas pero se comunica fatal. La omnipresencia de sus líderes en la radio aburre al personal convirtiendo cualquier buena nueva en tedioso ruido de fondo. El apoyo de webs amigas (¿orgánicamente dependientes?) como La Verdad de Caspe consolida la sospecha de que detrás de las buenas palabras y el repetitivo mantra “trabajar por el bien de los caspolinos” late una mala hostia que espanta y un absoluto desprecio por el fair play. Y eso, cualquiera lo sabe, nunca ha dado votos. A ver si tanta propaganda, tanta ciega entrega, va a provocar el efecto contrario al deseado. Sigo diciendo lo de siempre: por su bien, desvincúlense públicamente de la basura. Si es que les resulta posible, claro.

Por otra parte toca explicar cuáles serán las siglas que concurrirán a las próximas elecciones. Podemos apostar que el PAR irá en solitario porque nunca se sabe con quién hay que pactar en un momento dado. Pero PP y CPC son otra cosa. Ganar el diputado provincial es una vieja aspiración del PP aragonés y seguramente ello tiene mucho que ver con que el asfalto vuelva a fluir por las calles caspolinas. Sin los votos del CPC, el PP se arriesga a volver a ser lo que siempre ha sido en Caspe, un cero a la izquierda. El CPC, a su vez, necesita la cobertura de un partido nacional si quiere empezar a prepararse para ese día en el que Javier Sagarra no esté y el invento, inevitablemente, se desmorone.

 ¿Sagarra Diputado Autonómico y Pilar Herrero alcaldesa? Umm, difícil negociación, seguro. Parece que por ahí van los tiros pero el próximo escenario electoral no pinta demasiado bien para el PP y, en pleno bajonazo, probablemente se esté intentando vender demasiado cara la piel del oso caspolino. Quizá ello explique esa extemporánea reunión del CPC de la que nuestro compañero Luis Ignacio Tapia Catalán informaba recientemente en El Guadalope y cuyo objeto era preparar la conquista de la alcaldía en solitario. “Compromiso por Caspe está en el mismo sitio y mismo lugar”(sic) afirmaba, con cierta querencia por la redundancia, su “líder carismático”(sic, también). ¿Aviso a los socios de coalición? ¿Velada amenaza? ¿Recordatorio de quien tiene de verdad la fuerza? Incluso si el acuerdo fructifica solo la teoría nos dice que juntos suman. Habrá de ser la realidad la que nos diga si el desgaste del PP a nivel nacional pasará factura a su sección caspolina, si los factores “ambientales” y la polémica moción de censura repercutirán en la cosecha de votos y si la vieja guardia pepera accederá a compartir urna con un proyecto tan vinculado a la rocosa personalidad de Javier Sagarra como el CPC.

Demasiadas dudas en este otoño que empieza con calores. Nuestra única certeza es que Javier Sagarra nos lee. Hemos podido comprobarlo empíricamente. Y también el redactor, o redactores, del blog del CPC y de La Verdad de Caspe que, para sorpresa de todo el mundo, parecen ser la misma persona. Aunque, visto lo visto, queda muy claro que una cosa es leer un texto y otra muy distinta llegar a entenderlo.

Jesús Cirac

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