Filmaciones de Caspe durante la Guerra (I): La Silla Vacía cumple 80 años.

Por estas fechas, hace ahora 80 años, se ultimaban los detalles del documental «La Silla Vacía», una proyección propagandística de la CNT obra del libertario Valentín González. La trama nos lleva desde Barcelona hasta Caspe, de allí a Híjar y al frente, donde un malogrado protagonista dejará una plácida terraza barcelonesa para encontrar la muerte en el frente aragonés.

Aunque con el objetivo de fomentar el alistamiento entre los jóvenes de retaguardia, el film se convertiría en una perfecta herramienta de propaganda para la labor del Consejo. De hecho, a su estreno -en el Cince Coliseum de Barcelona, el 4 de abril de 1937-, asistieron tanto Joaquín Ascaso como Antonio Ortiz, y del mismo se hizo eco el periódico Nuevo Aragón en su edición del 31 de marzo (Claver Esteban, 1994, 293).

Tanto para los amantes de la historia en general como para los caspolinos en particular, «La Silla Vacía» es un trabajo de especial interés por las imágenes que proporciona sobre la que era capital del Aragón republicano. Durante cuatro minutos (del 3 al 7) podemos ver imágenes del Grupo Escolar, donde posa la plana mayor del Consejo de Aragón bajo el porche de lo que entonces era su sede administrativa. Joaquín Ascaso, uno de los protagonistas de la cinta, aparece en su despacho del Palacio Barberán, desde el que comunica, vía telefónica, con Antonio Ortiz, el comandante de la Columna Sur Ebro (también llamada Segunda Columna o Luis Jubert). No falta la mención a una de las frases más mentadas en la Guerra: ¡No pasarán!

Poco después, la grabación se detiene en los talleres del diario Nuevo Aragón (ubicados en la calle Mayor), donde se están imprimiendo los ejemplares del número 31, editado el 24 de febrero de 1937.

 

No menos interesantes son las imágenes  relacionadas con los ataques aéreos. Por un lado, un rápido vistazo permite apreciar dos ametralladora antiaéreas instaladas en la plaza Ramón y Cajal, cuya imagen hemos captado.

Ametralladora Lewis, de 7,7 mm., en posición de antiaéreo. El Convento de Santo Domingo al fondo.
Detalle de la ametralladora Lewis, que fue poco usada aquí y de manera profusa en el Frente de Madrid. Bajo ella, la calle Primo de Rivera (entonces llamada avenida de Pi i Margall)

Por otro, los efectos del bombardeo del 19 de febrero, tema del que nuestro compañero Amadeo Barceló se ocupó recientemente (http://www.bajoaragonesa.org/elagitador/19-febrero-1937-80-anos-del-primer-bombardeo-caspe/), ocupan unos segundos de la grabación. Aparecen tanto imágenes de casas destruidas, como las de una bomba de aviación que no hizo explosión. A continuación, la cámara toma unos planos de la joven Rosalía Sancho, convaleciente tras las heridas producidas por el bombardeo (como curiosidad, el documental otorga nacionalidad austriaca al médico que atiende a Rosalía Sancho, Francisco Blasco, aunque en realidad, Paco Blasco era caspolino).


Lo cotidiano de la guerra tiene también su espacio en la cinta. Se construye un refugio antiaéreo, mientras el pregonero continúa su trabajo ante la atenta mirada de la población, como la chica de la imagen que mostramos. ¿Alguien la reconoce?

Otro de los momentáneos protagonistas es este niño que es captado ante las puertas del Ayuntamiento y cuya identificación también mantenemos en el debe. Quizá caspolino, quizá uno de los cientos de refugiados llegado desde los pueblos del frente. Quién sabe.

Los chicos salen del improvisado colegio, el Instituto Joaquín Costa. Este lugar, ahora en desuso, fue utilizado como centro de enseñanza secundaria durante la Ii República y durante la guerra. Pero tras la ocupación del Grupo Escolar para ubicar allí el aparato administrativo del Consejo de Aragón, los niños de la localidad debieron ser redistribuidos por otros espacios, como fue el Instituto. En todo caso, el absentismo escolar durante la guerra fue muy notable, algo que ya se intuye al escuchar al pregonero en el film, pero también siguiendo las sesiones plenarias o las páginas del diario Nuevo Aragón.

Los soldados se reúnen en la abarrotada plaza dispuestos a marchar hacia el frente, siendo uno de ellos el protagonista del film. Unos instantes después, «La Silla Vacía» se despide de Caspe en dirección al frente, permitiéndose la licencia de mostrar, ya iniciada la marcha, la Torre de Salamanca, la cual queda en el otro extremo de la población, en dirección a Maella y no hacia Zaragoza, donde estaba el frente. Pero ya se sabe que, en el cine, estas cosas están permitidas.

El Agitador Bajoaragonés

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