En este mundo globalizado, tomamos ideas continuamente de otras partes del mundo y enseguida las incorporamos a nuestras vidas. Ahí están el yoga, la meditación o el “veganismo”, que ya forman parte de la rutina diaria de muchos occidentalitos de a pie, olvidando rápidamente su procedencia y su significado original. Ya no son conceptos elitistas o esnob; ahora ya hasta los “jevis” se te ponen a hacer yoga.
Bueno, esto de la globalización tampoco es algo tan nuevo. Nadie se plantea una dieta mediterránea sin tomates ni patatas o la comida picante asiática sin chiles (“coralés”, para que nos entendamos)… productos todos ellos de procedencia americana (maldito colonialismo americano).
Sin embargo, incomprensiblemente, hay conceptos que todavía no han sido asimilados en Occidente. Ahí va la lista de los cinco conceptos asiáticos sin los cuales no sé cómo voy a sobrevivir una vez que abandone estas tierras.
Mototaxis.
Sales de casa y ahí está tu taxidermista, perdón, mototaxista, vestido con su impecable peto naranja y su casco frecuentemente invisible, dispuesto a llevarte a cualquier lugar de la ciudad. Ríete de los atascos y de los semáforos en rojo. Ideal para grandes ciudades como Caspe donde las distancias se miden en años luz y es indispensable viajar en coche a lugares tan recónditos como el bar de la esquina.
Cabinas de karaoke.
Sí, todos nos creemos que cantamos muy bien en la ducha… hasta que llega el día que te lanzas con un micrófono y todo el que te rodea comienza a hacer muecas de terror. Olvídate de los salones de karaoke en los que tienes que aguantar a borrachos universitarios, joteras desgañitadas y, lo peor de todo, los que cantan bien y te hacen perder toda tu autoestima. Reserva una cabina de karaoke para el número de personas que desees (de una a noventa y nueve) y no sueltes el micro en todo la noche. ¡Ah! Barra libre por una hora… para que se igualen las habilidades cantoras de los asistentes.
Váteres espaciales.
A todos nos ha ocurrido. Te bajas los pantalones, te sientas y… tienes que soportar esa desagradable sensación de frío en las nalgas. En cambio, imagina que el asiento estuviera calentito, que te masajeara, que soltara chorros en direcciones inverosímiles cual mini-jacuzzi, que te secara tus posaderas con aire calentito y que incluso te preparara un café con leche (todo llegará). He de reconocer que tardé mucho tiempo hasta que me atreví a utilizar esta máquina del infierno con instrucciones indescifrables… pero ya no hay vuelta atrás.
Paletas matamoscas eléctricas.
Es el sueño de todo friki de Estarguors (“La guerra de las galaxias” de toda la vida): blandir una espada láser a diestro y siniestro eliminando enemigos sedientos de sangre. “Schhhhhh, schhhhhh”, con ruidito y todo cada vez que aniquilas una de esas deleznables criaturas del lado oscuro.
La «manguereta» del váter.
El concepto asiático por antonomAsia: la manguereta del váter. Los tarzanetes tiemblan ante el mecanismo hidráulico de este complejo aparato. Las primeras veces se monta un belén acuático en el baño, pero una vez que se dominan los ángulos y la potencia se convierte en una experiencia placenteramente higiénica. ¡Muerte al bidé! Pobre, si ya estaba muerto de asco… si nadie lo utiliza si no es para que los críos se laven las manos.
Empresarios españoles, no dejéis escapar estas grandes oportunidades de negocio.
Sergio Ferrer
