«No se hicieron los dioses más que nosotros mismos»
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«Por eso mismo hicimos lo que estaba vetao»
Gata Cattana murió la semana pasada, una semana antes del Día Internacional de la Mujer. Ironía macabra del destino, cuando su Lisístrata me parece una de las mejores canciones feministas que he oído. Contundente, genial e incontestable. Como ella misma.
«Que en pleno siglo veintiuno, que tenga que venir la Ana a rebatir a Froid…»
Ana Isabel García, la Gata Cattana, la que estaba revolucionando el rap español, se va a acariciar alas de ángeles cuando sólo habían pasado 26 inviernos de su vida. Licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad de Granada, prefirió cantar al pueblo, rapear verdades y rimar protesta. Sacando el rap de los barrios pero hablando en un idioma claro, que se entienda por todos. Como ella misma decía: “Si no te entienden, ¿para qué sirve?”.
«Planeo conquistar los mapas que me invento».
Su twitter aún reza: “Rapeadora de noche, poetisa de día y politóloga a ratos”. El caso es que con lo que ha hecho en tan poco tiempo, está ya en el Olimpo de los mitos de la música, cuando aún estaba ascendiendo en una carrera firme e imparable. No le dio tiempo ni a disfrutar de su rebosante éxito que aún la empujaba a un estrellato que ya nunca se le negará.
“Yo estoy más muerta que Chernobyl”
El año pasado murieron Cohen, Bowie y Prince. Y ahora Gata Cattana ¡que sólo tenía 26 años! Al mundo no le dio tiempo a empaparse de su genio.
Su música no era sólo letra. ‘Ghotam’ eriza los pelos además de con el estribillo, con ese saxo, negro, humeante, de club de Harlem, impregnando de jazz el ambiente.
“Y si ardiera la ciudad, siempre estuve prepará’,
catástrofe mundial y yo cantando,
sería un buen final para mi cuento,
estos son los pensamientos que barrunto,
ya crecerán las semillitas que alimento”.
Ya crecerán, Gata, ya crecerán.
Javier Giménez
