Javier Ibarra «aka» Kase O. «El uso del «co» lo hemos popularizado nosotros. Tendrían que darnos un premio por eso.»

En El Agitador pensábamos que sería buena idea entrevistar a Kase O a propósito de su nuevo proyecto, Jazz Magnetism. Era una buena excusa para poder charlar con él un rato. También pensábamos que no iba a resultar del todo sencillo. Conocíamos a gente que conocía a gente que conocía a gente que le conocía a él y, sí, nos habían avisado de que era un tipo asequible, campechano, majo, pero no acabábamos de creer que a pesar de todo ello fuéramos a ser capaces de obtener la ansiada entrevista. Por ello iniciamos nuestras maniobras de aproximación sin demasiadas esperanzas de éxito. Una tarde recibí una llamada. Era Muna, su agente. Me decía que podíamos quedar cuando, donde y como quisiéramos, que Javi estaría encantado de charlar con nosotros. A ver, a ver, ¿Así de fácil? ¿Seguro? Sí. Así de fácil. Fijamos fecha, lugar y hora y dejamos pasar los días. La misma tarde de la cita yo estaba en casa repasando canciones de los Violadores, videos, entrevistas. Volvió a sonar el móvil. Era Kase O. Me habló como si nos conociéramos de toda la vida pero noté enseguida que su tono era de apuro. No podíamos quedar esa tarde porque le habían adelantado el horario de un partido de fútbol-sala y le iba a resultar imposible acudir. Me pedía disculpas y se ofrecía a quedar cuando, donde y como yo quisiera. A ver, a ver, ¿Era verdad lo que estaba escuchando? Sí, era él el que había cambiado los planes pero era a mí a quien él estaba haciendo el favor de dejarse entrevistar y no al revés. Estaba tan acostumbrado a que me dieran plantón personas que apenas tenían nada que contar que no sabía como valorar aquella llamada. Quedamos al día siguiente en el mismo lugar y a la misma hora.

Antes de empezar, necesito saberlo: ¿Qué significa Kase O? Si es que significa algo. Nada. No tiene ninguna importancia. Lo elegí cuando grafiteaba porque eran las letras que mejor me salían y así lo dejé y ahí se ha quedado.

Me gustaría hablar de tus orígenes, de como te iniciaste en este mundo. Soy de Zaragoza, del Barrio de la Jota. Empecé en esta movida de muy pequeñito. En mi casa se escuchaba Hip Hop porque a mi hermano mayor le molaba mucho. Te estoy hablando de finales de los ochenta. Yo tendría siete u ocho años. Eran los tiempos de Public Enemy, NWA, Tone Loc, Run DMC, De la Soul. Mi hermano hacía cosas y yo, un poco por aquello de hacer lo que hacía tu hermano mayor, me fui metiendo en el tema…

Y así hasta hoy… (Risas) Bueno, primero empecé escribiendo temas ahí en mi casa. Me acuerdo que tenía un casete de doble pletina. En una ponía una cinta de Public Enemy y dejaba que sonara la parte de un tema que me molase en la que no hubiese voz y con la otra pletina grababa esa parte en otra cinta. Lo hacía varias veces y fabricaba un loop de varios minutos a base de empalmes sobre el que podía rapear. Mi hermano era el DJ de Gangsta Squad, Brutal era su nombre en el grupo, y el MC era el que ahora es mi compañero en Violadores, Lirico, que era colega de mi hermano. Yo escuchaba a Public Enemy y flipaba, luego iba a la Casa de Juventud del barrio y veía actuar a mi hermano y lo que me apetecía era hacer yo lo mismo. 

Recuerdo la Zaragoza de aquellos años. A mi también me gustaban esos grupos que antes has nombrado y la verdad es que eran pocos los sitios en los que sonasen. Hoy Zaragoza tiene una escena de Rap y Hip Hop muy importante pero entonces ese tipo de música era algo totalmente marciano.  Como te he dicho, yo entonces tenía siete u ocho años y no salía por las noches pero me acuerdo que había ya grupos dándole. El tema empezó con los americanos de la base, que escuchaban Hip Hop y un poco influyeron a mucha gente de aquí. Varios de ellos estaban en Foreign Nation, que era el grupo pionero y más conocido y del que yo era fan. Pero me acuerdo también de Recurso Z, Misión Imposible o El Klaan, que también eran de la Jota. En El Klaan estaban Presión, MC Twix, B-Boyj y Ricky Ricardo como productor. Yo los considero mis maestros. Si que es verdad que entonces no era muy normal este rollo. Ibas al colegio con tus pintas y eras el raro, el colgao. Se te descojonaban. Esa es la razón de que yo no vista muy Hip Hop. Ese trauma de ser el raro de la clase…

Hay un momento en el que pasas a tomarte esa afición, esa emulación del hermano mayor, un poco más en serio. Yo iba grabando mis temas con el método que te he comentado. Cuando mis padres se iban de casa me encerraba en el baño y aprovechaba la bañera para crear un reverb y darle un poco de efecto. Empecé a recopilar algunos temas en maquetas. Al primero que se las pasé fue a Germán Larone que entonces hacía un programa de Hip Hop en Radio Mai, que luego haría DJ PotasGermán me animó mucho y luego más gente. Yo tenía entonces unos 13 años. Los mayores te decían que estaba guapo lo que hacías y a mi eso me sabía a puta gloria. Con el tema de las maquetas fui haciendo contactos con gente que se dedicaba a esto. Uno de ellos fue Ricky Ricardo, que tenía un multipistas. Con él ya pude hacer cosas un poco decentes. Grabé dos maquetas que me acuerdo que las llevaba a vender a Discos Linacero a quinientas pelas cada una.

Y luego llegan Violadores del Verso. Si, ellos eran más mayores que yo. Ya te he dicho que eran colegas de mi hermano. Nos juntábamos y hacíamos canciones y de ahí pasamos a formar la banda y en 1997 sacamos el primer disco.

¿Como ha tratado el tiempo a aquellas canciones que compusiste siendo casi un niño? ¿Qué sientes ahora cuando las escuchas? Entonces se llevaba hacer canciones sobre temas. Por ejemplo, una sobre el racismo, otra sobre…lo que fuera. Eran letras con una métrica supersimple, con pocas metáforas, sin muchos logros poéticos. Las oigo y me emocionan, me hacen gracia.

Ya llevamos un rato charlando y mis ojos se han acostumbrando a la luz escasa. Cuando hemos llegado al bar en el que nos habíamos citado (un viejo café cercano a la tienda que los Violadores han abierto en la calle Pamplona Escudero) Kase O llevaba ya algunos minutos esperando. Me he disculpado por la tardanza echándole la culpa al tráfico de la ciudad y le he presentado a mi amigo Paco. Paco tiene 14 años y ha formado una banda de rock con algunos colegas del colegio. Sabía que le encantaría conocer a alguien como Kase O y me he tomado la libertad de invitarlo. La iluminación del bar es muy tenue y nos ha costado distinguirle sentado casi al fondo del local frente a una mesa baja sobre la que humea una tetera. Con un poco de imaginación podríamos creer que estamos en un viejo club de la calle 52 y no en una calle anodina en pleno ensanche zaragozano. En el Three Deuces o en el Downbeat o en el Onyx, nombres aprendidos en biografías de músicos de jazz ya muertos y casi olvidados, nombres que suenan bien, lugares en los que me habría gustado estar al menos una vez en la vida. 

¿Qué pinta alguien como tú haciendo jazz a estas alturas de la película? ¿Como se te ha ocurrido pegar un salto semejante? (risas)  Los jueves por la noche me pasaba por El Zorro y allí empecé a improvisar con gente que hacía jazz, muy en plan jam session. Conocía a Hugo (Astudillo), el saxofonista, y con él me fui metiendo más y más en esto. Hace ya un par de años que empezamos a hacer esas jams por garitos de Barcelona. Veía que a la gente le molaba lo que hacíamos. Pillaba viejos temas y los hacíamos con la banda para pasarlo bien y cambiar un poco, salirme de lo que siempre había estado haciendo. Pero en realidad no había más intención que la de pasar un rato increíble. Si me he decidido a sacar el disco es porque he visto que la cosa ha funcionado en directo y quería dejar un testimonio de ello.

¿Tú escuchas jazz habitualmente? ¿Es una música por la que sientes una especial inclinación? No soy un gran entendido pero sí, escucho jazz.

¿Qué otras músicas escuchas de forma habitual? Me gusta en general la música negra. Es lo que más escucho. Jazz, funk, soul. He ido pillando cultura musical a base de fijarme en los samplers que utilizaban en los discos de Hip Hop que me molaban. Leía los créditos y buscaba lo que me había llamado la atención para escucharlo yo luego. Una cosa te lleva a otra y esa a otra de forma un poco caótica.

¿Escuchas también “música blanca”, quiero decir, pop, rock y todo eso? Me gustan muchas cosas. Me gustan Kraftwerk, Beck me flipa, Massive Atack también me mola aunque prefiero Portishead. El rock y el pop me gusta escucharlo en español. No sé por qué. Me molan Rosendo, Calamaro, Sabina… 

¿En serio? Sí, tío.

Yo vi a Violadores en la Feria de Muestras de Zaragoza hace tres o cuatro años. Tocasteis después de Kraftwerk. Yo creo que tocamos nosotros antes que ellos porque me acuerdo que los estuve viendo. Flipé mucho con Kraftwerk.

¿Tambien escuchas R&B? Yo no puedo con eso. Todo lo que está bien hecho merece la pena. He sido muy cerrado con el pasteleo pero ahora hay cosillas que me entran bien. Aloe Blacc, por ejemplo, está guay.

¿Qué discos escuchabas cuando te enganchaste a esto del Rap? Ya he dicho que eran los años de Public Enemy. A mí me flipaban. Esas bases potentes. Música dura, sin concesiones, sin descanso. Eran demoledores. Y también NWA Cuanta violencia en un disco. De ahí salieron todos. Ice Cube, Doctor Dre… Putos genios.

¿También te gustaban los Beastie Boys? Esos menos. Eran más rock. Pero luego los he escuchado más y hay un montón de cosas que aprender de estos pavos.

Sin embargo hoy los chavales jóvenes que escuchan Hip Hop parecen no conocer a esas grandes bandas de las que hablas. Hoy prefieren el Rap en español. Les molan sobre todo las letras, el mensaje. Es una pena que eso se pierda.

Volvamos a tu incursión en el jazz. Supongo que habrá habido mucha gente, fans, colegas de profesión, que no hayan entendido tu último trabajo, que se lo hayan tomado como una ida de pinza o, incluso, como una “traición”. En plan: Kase O se ha domesticado. Estaba preparado para recibir críticas. Las esperaba. Tengo claro que no puedo gustarle a todo el mundo. Hay un porcentaje de gente que te va a criticar siempre pero prefiero no quedarme con eso. Me he divertido con este rollo y eso es lo que cuenta.

¿Es solo un divertimento o piensas seguir explorando este camino tan interesante que has abierto? Habrá gente que no haya valorado tu trabajo pero las críticas en general han sido excelentes. Somos muchos los que hemos alucinado con Jazz Magnetism. Es más yo personalmente te animaría a que siguieras por ahí. Bueno, gracias, gracias. No tengo ningún planteamiento de futuro. Tengo mi banda de siempre, que son los Violadores, y tengo también una banda de músicos de jazz con la que puedo tocar cuando quiera.

Has ampliado tus miras y también tus posibilidades. Exacto. 

El paso que has dado me recuerda al que dio en los noventa Santiago Auserón. Él, que también era de Zaragoza, pasó de liderar una banda, Radio Futura, que era puntera en el panorama nacional, a sacar un disco de son cubano que era una música que, en aquel momento, nos sonaba a casi todos a chino. No había pensado en ello. Yo no voy tan lejos en mis planteamientos. Pero tengo claro que el próximo disco que haga será Hip Hop. Haré nuevas canciones. Las de este disco son versiones de viejos temas. Ese es mi camino.

Tú vienes de una banda de Hip Hop. En Violadores no hay un bajo, una guitarra y una batería. ¿Cómo ha sido la relación con músicos, digamos “de verdad”? ¿Habéis intercambiado fluidos? Muy buena. Son muy buenos músicos. Los ensayos, por ejemplo, eran un pasote. Yo creo que todos hemos ampliado conocimientos. Me han enseñado muchas cosas pero también ellos han aprendido del Hip Hop.

¿Eres consciente de que gracias a tu disco y a la incorporación del jazz a tu discurso musical muchos chavales que ni siquiera sabían de la existencia de esa música ahora quizá se interesen y lleguen a conocerla? No me siento con la responsabilidad de abrirle los ojos a nadie. Si eso que dices ocurre está muy bien. Me alegraría de que por mi causa conocieran el jazzu otras músicas pero tampoco le doy mucha importancia al asunto. Me hace gracia que haya gente que llegue a conocer música de la misma forma que yo llegué a conocerla, a través de discos, de otros músicos y tal.

He escuchado en Myspace un tema con el que arrancáis en uno de los conciertos de la gira. Es una versión del “A Love Supreme” de John Coltrane sobre la que tú improvisas. En general la sombra de Coltrane está bastante presente en Jazz Magnetism. Ese aire tan “cool”. Sí, sí. “A Love Supreme” es un discazo. Coltrane era una bestia. Desvarío un poco en esa introducción, hablo del amor…está muy bien.

Hablábamos de las posibles críticas que pudieras recibir por pasarte a una música que parece haber sido bien “aceptada”. El jazz es casi como la música clásica, algo respetable, frente al Hip Hop que sigue pareciendo un género menor, cosa de chicos malos. Sin embargo las vidas de los músicos de jazz son bestiales, llenas de drogas, sexo, desorden en general. Hay poca gente más desafiante con las normas y las convenciones que ellos. Es cierto. Hace poco he leído la biografía de Charles Mingus y su vida es un puto desparrame.

Te atreves hasta con el Boogaloo. Me encanta esa fusión de salsa y soul y ese tema, en concreto, es mi favorito del disco. Elegí un sampler del pianista Lonnie Liston Smith y de ahí acabamos haciendo un tema que ha quedado muy bien.

Copón, pon. Copón, pon.

¿En qué va a quedar el proyecto Jazz Magnetism? Ya llevamos tiempo rulando con él. Vamos a hacer ocho o diez bolos más y paramos. No voy a quemarme mucho. Estoy cansado.

¿Cansado? Sí. De la carretera. De la música. De la gente. De mí mismo. De mis quince años en la profesión. Quiero reservar mis energías y mis votos. 

 Kase O habla, ríe, asiente con la cabeza, gesticula, se estira en su asiento. Paco mira y no dice nada mientras Kase O y yo vamos saltando de un tema a otro sin descanso. No se atreve a entrar en la charla. El caudal del dialogo es, en ocasiones, torrencial. Kase O le pregunta a Paco por su grupo, por la música que oye, por los temas que tiene preparados, por el instrumento que toca, por la composición de su banda. Resulta chocante que una de las presencias más potentes del panorama musical español se dirija a un chaval de catorce años como si fuera un colega de profesión, con naturalidad no impostada, de tú a tú. Siento envidia. A mí también me hubiera gustado poder hablar de locales de ensayo, de temas, de instrumentos. Cuando Kase O pregunta a Paco por sus planes con respecto a la música, este agacha un poco la cabeza y responde con voz muy seria: “me gustaría compaginarla con los estudios”. 

Sé que es una pregunta estúpida, pero ¿cómo es tu vida? ¿Qué haces en un día normal? Yo soy un tipo de gustos normales. Me gusta el fútbol, soy del Zaragoza, la música, jugar a la consola… Todo depende de la temporada en la que esté. Si estoy preparando un disco, desde que me levanto hasta que me acuesto estoy muy sensible. Se trata de recopilar, de acumular. En realidad es un curro bastante duro. A veces un colega te dice: “Vives como un marqués”. Yo digo: “Pues hazlo tú, colega, grábalo y vende ochenta mil discos.”

Es como cuando Rajoy, al referirse a los artistas, decía que él creía en los españoles que se levantaban a las siete de la mañana… Es que eso es absurdo. Un artista depende de muchas cosas. Sobre todo de que su obra le guste a otras personas. Se lo juega todo a una carta. Y eso para cobrar, muchas veces, cuatro perras.

Ya que hablas de viajes, ¿qué hay de cierto en esa especie de mito que rodea a la vida ambulante de los músicos? Ya sabes, la carretera, la vida salvaje… Eso existe y yo lo he vivido. Ahora ya no. Tengo treinta y un años. Llevo quince en esto. La mitad de mi vida. Ahora me cuido más, no me pongo tan ciego, procuro cuidarme porque me queda mucho por delante. Tienes que tener la cabeza sobre los hombros. Cuando bajas de un escenario tienes un nivel de ego muy grande. En ese momento te puedes creer que eres cualquier cosa. Yo lo que hago es olvidarme completamente de la historia. Me voy a sobar, solo, ni bebo, ni ligo ni hostias.

Hablas de sensibilidad a la hora de crear temas. Lo cierto es que tus letras son de una riqueza poco común. Apabullas con tus rimas. “Libertad”, el primer tema de Jazz Magnetism, por hablar de uno en concreto, contiene frases absolutamente brillantes, frases que muchos letristas serían incapaces de crear aunque vivieran cien años, aptas para convertirse en lemas juveniles universales e intemporales. ¿Te gusta ese tema?

Me gusta mucho. Es una letra muy sintética. Yo creo que, en general, en el Hip Hop español hay grandes letristas a los que se subestima por el rollo del Hip Hop. En el pop, con dieciséis frases ya tienes hecha la canción. En el Hip Hop necesitas el triple. Tienes que transmitir mucho más, reflejar como eres, como hablas. La forma de hablar es algo que te define y a la vez es una herramienta muy útil a la hora de crear letras. En el Hip Hop, quieras o no quieras, tienes que expresar cosas que te representen, que sean tuyas.

Quizá es porque yo también soy de aquí pero lo cierto es que tus letras me resultan mucho más cercanas que las de otros letristas, de Barcelona o Madrid, que me parecen menos cercanas a la realidad. Claro. Hay muchas diferencias entre vivir en una ciudad como Zaragoza o en Madrid o Barcelona. En una gran ciudad las movidas son muy distintas, las vivencias son otras. Las escuchas y te cuesta más que te represente. Mis letras son más cotidianas o poéticas que las de los de otras ciudades o las de los yanquis. Eso es normal.

Tiendes incluso a exhibir un mensaje positivo, vital, en relación a las drogas por ejemplo. Llevo media vida en esto y no me gusta joderme el cuerpo. Aunque beba o fume, intento no pegarme fuego y dosificar un poco. Creo que es así y por eso lo cuento.

Esa diferencia que apuntas con los raperos anglosajones, tiene que ver mucho también con la materia prima de tu trabajo: el lenguaje. No es lo mismo componer letras en inglés que en castellano. Está claro. El inglés tiene muchos más monosílabos. En castellano tienes que buscarlos, fabricarlos. Tienes que “partir” las palabras para conseguirlos. Esa es parte de la gracia del asunto pero es un curro muy grande.

¿Cómo te inspiras para componer? ¿A qué estímulos recurres a la hora de meterte en un tema?  Un poco en todo. No suelo leer muchos libros, si te refieres a eso. Antes leía poesía pero lo he dejado porque me daba envidia. Me hacía sentir como una mierda. Aunque  a veces lees cosas que no valen nada, eso también es verdad. Suelo tomar notas de conversaciones que escucho por ahí, de movidas que me pasan. El otro día le pillé a un taxista una reflexión que aún me descojono de risa: “De lo que ves créete la mitad y de lo que no ves no te creas nada” (Risas) En general me nutro de mi alma y del Hip Hop que oigo y me gusta.

Como aficionado a la música he pensado muchas veces que algunos de los mejores momentos de mi vida me los han proporcionado canciones escritas por tipos que viven a miles de kilómetros y que nunca sabrán lo mucho que me han influido. ¿Te planteas tú eso? ¿Eres consciente de que para muchos de los fans que te siguen y conocen tus temas algunos de los momentos más intensos de sus vidas, los que recordarán cuando sean mayores y estén jodidos por la vida, llevarán tu firma? ¿No te acojona esa responsabilidad? No pienso en eso y es que, además, no puedo hacerlo. No puedo dejar que nada me condicione a la hora de crear y mucho menos pensar en lo que le guste o no a la gente. La cagaría, seguro. El mejor método es hacer lo que me dé la gana. Es la única forma de acertar. Aún así, claro que sientes la presión de saber que la gente espera mucho de ti. Cuando compongo me jode hacer chorradas. No puedo dejar de intentar acercarme a la perfección. Tengo en la mente la canción perfecta y me lo curro para intentar construirla. Todavía no he llegado a ello.

Siempre he creído que hay una conexión muy fuerte entre el pop y el rock aragoneses y la jota. La épica, los vozarrones, la pose. Bunbury y los Héroes son el ejemplo más claro y obvio de esa influencia que a mí, personalmente, me desagrada bastante. Sin embargo, el Hip Hop, que por concepto es una música que escapa a esa influencia, ha cuajado en Zaragoza como en pocas ciudades generando una escena muy rica. Es que el Hip Hop es una música importada. Sus raíces son negras, yanquis. Es difícil que haya conexión con la tradición. Nosotros miramos hacia otro lado. Aunque también hemos metido giros y expresiones típicamente aragonesas en nuestros temas que ahora conoce mucha gente en todo el país…

El “co”, por ejemplo. El uso del “co” lo hemos popularizado nosotros. Tendrían que darnos un premio por eso…

Ingresar en la Real Academia de la Lengua Aragonesa. Por ejemplo (Risas).

Sigamos con las raíces. Aparte del “co” y del “tira” en tus letras se percibe una fidelidad tremenda a los lugares de los que vienes. Eso siempre. Yo soy de barrio. De La Jota. Allí empecé y de allí son muchos de mis colegas. Mi familia es gente normal. Uno de mis abuelos era pastor y el otro guarda en una finca. Mis padres son de Azuara y del Barrio de Santa Isabel. Yo no podría hacer lo que hago sin ellos.

¿Han entendido tu vocación? ¿Te han ayudado a llevarla adelante? Mis padres me han querido mucho y me han dejado hacer lo que yo quisiera. Cuando empecé solo me pusieron como condición que siguiera estudiando y que sacase buenas notas. Yo cumplí con eso y ellos me dejaron tirar adelante con el Hip Hop.

¿Y qué piensan hoy de tu carrera? Flipan con ello y al mismo tiempo lo ven como una cosa natural. Ven que tengo independencia económica, que puedo pagar la casa y tener cosas en la nevera y que no tienen que sufrir por mí. En el fondo es un trabajo como otro cualquiera.

Llama la atención que haciendo una música caracterizada como “urbana”, cuyo punto de partida se encuentra en el universo de las grandes ciudades norteamericanas, tus orígenes sean rurales y que, además, no lo escondas. Azuara para mí es superimportante, aunque últimamente no voy todo lo que me gustaría. Tengo peña y local allí. Voy a las fiestas siempre. Allí tengo mis colegas y me junto con todas las pandillas del pueblo. Jugaba al fútbol en el Azuara… en fin, qué te voy a contar.

Para terminar, recomienda un libro, una peli y un disco. Peli: “El lado oscuro del corazón” que es una película argentina con textos de Mario Benedetti y también “Hacia rutas salvajes”. Libro: Me he reído mucho con “Ultraviolencia” de Miguel Noguera y me gusta bastante “Conversaciones con Dios” de Neal Donald Walsch; Disco: Buff. Va, tres: “Fear of a black planet” de Public Enemy, “Straight outta Compton” de NWA y “Para mal o para bien” de Rosendo.

Cuesta despedirse de Kase O. Se está muy a gusto charlando con él. La conversación ha discurrido por caminos que conozco bien pero me ha llevado a lugares en los que nunca había estado antes. Conozco a cientos de tipos como él pero a ninguno que componga los temas que él compone. Conozco a muchos tipos que tienen peña en el pueblo pero a ninguno que haya parido una canción tan jodidamente poderosa y sincera como “Javat y Kamel”. Antes de separarnos, insiste en mostrarle el estudio de grabación a Paco. Paco está contento aunque no se atreve a exteriorizarlo. Mantiene una actitud “cool”, como de músico experimentado que no se amilana ante nada. Entre el desorden del lugar, mira y pregunta tímidamente. Kase O nos firma su disco y nos lo regala. Nos decimos adiós en la puerta de su centro de operaciones. Él se queda allí. Paco y yo nos vamos a casa. Kase O es un tipo grande. Javier Ibarra es enorme. Para llegar lejos en la vida, Paco debería aprender de los dos.

 Jesús Cirac

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