Los ciudadanos de Caspe opinan sobre el nuevo Plan General de Ordenación Urbana


Como no podía ser de otra manera la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana de Caspe es un tema que interesa a la ciudadanía. Por si teníamos dudas, el lleno total que presentó ayer el salón de actos de la Casa de Cultura las disipó todas. Organizada por CHA y con el título “¿Cómo alegar ante un PGOU?”, la charla que impartió la abogada Isabel Giménez Uliaque convocó a un buen número de caspolinos y caspolinas preocupados por tan importante asunto.

Como ya sabemos, el Plan se encuentra actualmente en trámite de exposición pública, durante un periodo de dos meses. Isabel Giménez inició su alocución exponiendo a los asistentes los mecanismos legales a través de los que se puede intervenir en el proceso: presentar alegaciones: “es fundamental leer bien la parte de la Memoria del Plan, buscar en ella lo que nos afecta y ver cómo se ha calificado”.

Aseguró que preparar una alegación es menos complicado de lo que pudiera parecer: “solo hay que poner claros nuestros datos y exponer con la mayor claridad posible nuestros fundamentos, con párrafos separados”. “El Plan, sobre todo, es, o debería ser, sentido común” No obstante, insistió mucho en la conveniencia de preparar alegaciones conjuntas en aquellos casos en los que se vean afectados varios vecinos, “siempre tendrán más fuerza”. Las alegaciones deben ser tenidas en cuenta por el Ayuntamiento de Caspe en la tramitación del Plan General. Sean estimadas como procedentes o como improcedentes, lo cierto es que la voz de los ciudadanos, materializada en el instrumento jurídico de la alegación, debe ser escuchada por la Administración.

Una vez expuesto, grosso modo, de qué manera actuar, Giménez cedió la palabra al público, no sin antes manifestar su opinión crítica con el Plan. Según ella, el avance del mismo -que data del año 1998- se ha quedado obsoleto.

Y los caspolinos comienzan a intervenir.

¿Qué pasa si no se tienen en cuenta nuestras alegaciones? ¿Se puede reclamar? En la contestación la experta responde que sí, pero que es un proceso largo (quizá dos años) en el que interviene el Tribunal Superior de Justicia. Y tampoco es barato. Cuesta unos 3.000 €. Entre tanto, el Plan igualmente se aprueba (si bien tú puedes pedir la suspensión cautelar para el caso en concreto que te afecte); de tener la razón el demandante, el Plan debería ser modificado.

Un tema que levanta gran expectación es el de las torretas. Alguien pregunta que porqué han quedado fuera de ordenación ¿No quedaba más remedio? Según lo manifestado por Isabel Giménez, el asunto de las torretas ha sido totalmente discrecional, es decir, que el Ayuntamiento de Caspe ha escogido ese camino pero perfectamente podría haber tomado otro. La Ley no impide que los edificios se introduzcan en la ordenación. Tampoco hay solución para las torretas más antiguas. Aunque el expediente sancionador (si lo hubo) haya prescrito, los edificios quedan fuera de ordenación. La abogada insiste: “a este respecto, también hay muchas más posibilidades de éxito si se presenta una alegación conjunta”.

El público se va calentando. Alguien afirma que este Plan tiene demasiados fallos, que es un gran despropósito, y pregunta “si no se podría retirar totalmente”. A lo que la experta responde que sí, que podría ser, pero la vía para ello es la de presentar alegaciones.

Prado Murillo –quien acompaña a Isabel Giménez en la mesa- recuerda al público que el Plan es mucho más que el casco urbano. Que afecta a todo el término municipal: “No estaría de más habilitar zonas especiales en las que se excluyeran edificaciones como granjas”.

El público vuelve a interesarse por la posibilidad de anular el Plan entero, una especie de enmienda a la totalidad. La respuesta es que “si el INAGA (Instituto Aragonés de Gestión Ambiental) o la Comisión de Urbanismo observan una gran cantidad de modificaciones importantes, afectas a la Estructura General del Plan, lo pueden echar atrás por completo, y habría que volver a empezar, modificar el diseño del territorio, plantearlo de otro modo”.

¿Y no se podría cambiar de Gabinete de arquitectos? Sí, por supuesto (ahora las miras se dirigen claramente hacia los profesionales encargados de la redacción) ¿Pero es que, después de esta chapuza de Plan, van a cobrar de todos modos? La respuesta es clara: sí.

Nota del autor: permítanme que les recuerde algo. Al frente del equipo redactor de la revisión del PGOU está el arquitecto zaragozano José Antonio Lorente quien tiene en su currículo haber diseñado, durante su etapa como arquitecto municipal de Caspe, el nuevo Teatro Goya. Eso sí, destruyendo totalmente el emblemático edificio caspolino del que no dejó ni rastro. Parece aventurado –por decirlo suavemente- confiar el futuro de nuestra ciudad a quien tan pocos miramientos tuvo con uno de los restos más distinguido de nuestro pasado.

Continúa la reunión. El personal parece bien informado. Hay quien asegura que el Plan se aprobó inicialmente porque corría mucha prisa (tanto que incluso faltaba el trámite de la viabilidad ambiental). Se sabía que la nueva LUA (Ley Urbanística de Aragón) iba a entrar en vigor y era importante que sus nuevas exigencias no afectaran al PGOU caspolino, que llevaba un montón de años en fase de redacción según la anterior legislación (mucho menos exigente en temas ambientales). Es decir, después de muchos años de no hacer nada, se intentó hacer todo deprisa y corriendo para escaquearse de cumplir la nueva ley. A este respecto, Vicente Sancho, concejal del Ayuntamiento presente en la charla, asegura que era una cuestión de tiempo pero, fundamentalmente, de dinero.

Alguien habla de fachadas de 4 metros y fondos de parcela de 20 en la que solo te dejan edificar 12 de fondo. Otro de los asistentes asegura que “no ha habido ninguna coherencia en la redacción. La variante (se refiere a la que pasará en un futuro por la zona bajo la Fuente de los Chorros) va por una Val”.

Una señora pregunta: “¿Es que los que han redactado el Plan hace años que no vienen a Caspe? ¡Porque es lo que parece!”. “Puedes presentar una alegación basándote en ello”, le responde la abogada.

Isabel Giménez se despide animando nuevamente a presentar alegaciones.

Los caspolinos tenemos por delante varias semanas para presentarlas. Debemos hacerlo. Nos jugamos mucho. Estamos hipotecando un mínimo de 15 años de nuestro futuro.

El Agitador

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