La Fantasmada, «las caspolinas» y Alardo Prats

“Atendido y considerado que de luengos tiempos hasta ahora y presente, se haya tenido y tenga por muy cierto, que en la presente villa de Caspe y términos de aquella, haya houido y de presente haya broxas maleficas, benéficas, homicidas, nigromantes y encantadoras y apedreaderas y dilapideras (…)”

Así comenzaba el instrumento redactado por el Concejo de la villa de Caspe en 1546 en el que se dictaban una serie de severas medidas contra aquellos o aquellas que fueran acusados de brujería. Dictamen que, por lo que parece, afectaba a muchas más personas de las que podríamos imaginar. El documento nos demuestra que la creencia que señala a nuestra ciudad como lugar destacado en el mapa nacional del ocultismo, tiene una base muy real.

Pero las brujas de Caspe se hicieron famosas en un momento mucho más cercano en el tiempo. Concretamente a raíz de que en el año 1929 el periodista y escritor Alardo Prats y Beltrán pusiera negro sobre blanco sus observaciones en forma de aguda crónica periodística en el libro Tres días con los endemoniados. Con el sugerente subtitulo de La España desconocida y tenebrosa el futuro político republicano recogía en aquel volumen la historia de las brujas conocidas por todo el mundo como “las caspolinas”. Los hechos se desarrollaban en el Santuario de la Balma, en el municipio de Zorita del Maestrat, en pleno Maestrazgo castellonense, en una cueva en la que supuestamente la virgen se apareció a un pastor en 1308. Tres noches antes de la romería anual que todavía hoy se celebra el 8 de septiembre, y a la que acudían y acuden gentes venidas de Aragón, Valencia y también de Cataluña en busca de la protección de la Virgen, las caspolinas congregaban a miles de personas como espectadores de lo que, según se cuenta, eran exorcismos en toda regla. Había que sacar al diablo del interior de aquellos endemoniados en los que Prats tan sólo veía enfermos mentales victimas tanto de su propia enfermedad como de la miseria moral y el atraso del país. Bajo la imponente roca, a la luz oscilante de las velas, se iniciaba la misteriosa ceremonia arrojando agua sobre el poseso para después atarle lazos en manos y pies. El rito continuaba con las caspolinas entonando las frases:

                             “¡Que les salgan por las manos, que les salgan por los pies!”

Los exorcismos de la Balma, si bien fueron prohibidos por la República, sólo se interrumpieron tras la Guerra cuando la Guardia Civil cortó el acceso al recinto utilizando todo el peso de su autoridad. Mas la leyenda de las brujas de Caspe, lejos de desvanecerse en el tiempo, continúa todavía viva. La reciente reedición en facsimil de la obra de Alardo Prats y la emisión de un reportaje al respecto en el programa Cuarto Milenio (puede verse en youtube con sólo introducir la frase “las brujas de Caspe”) han devuelto la vigencia a un tema apasionante y nunca suficientemente estudiado por los caspolinos.

La Ciudad del Compromiso conserva todavía algunas leyendas trasmitidas de forma oral sobre la brujería. Se cuentan historias sobre mujeres que se convertían en animales. Una de ellas ocurrió en el mas de las brujas, situado en el monte de Valdurrios. Otras giran en torno al lugar conocido como El Barranco de las Brujas, en el camino de Zaragoceta. Todavía viven los hijos de un vecino de la huerta que fue testigo de un verdadero aquelarre a principios del siglo XX en aquél lugar.

Hace unos años, la Asociación de Amigos del Castillo ideó La Fantasmada, como un acto que, si bien nació para reivindicar el inicio de las obras -entonces detenidas- del Castillo del Compromiso, se ha convertido ya en una ineludible cita cívica, festiva y cultural. Ahora, varios colectivos y particulares de Caspe se unen para dar forma a viejas historias que son devueltas a la vida utilizando el casco antiguo de la ciudad como escenario perfecto. Este año, de nuevo, no faltará la representación del «exorcismo» de las brujas caspolinas siguiendo las crónicas de Prats. Eso y mucho más. La noche del 2 de noviembre los fantasmas, las brujas y las criaturas de las tinieblas acudirán a su cita en Caspe. Este año habrá refrescos, cervezas y bocatas en la calle Carnicerías a partir de las 21:30 y espectáculo de fuego y concierto de Diluendo en el Parque J.A. Labordeta al finalizar. Todos los beneficios irán destinados al «Proyecto Ciudadano».

Así que ya lo saben. La Fantasmada es algo más que un estupendo entretenimiento para mayores. Es una manera de reivindicar nuestra historia oculta. No se lo pierdan.

El Agitador Bajoaragonés

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