Disney machaca a John Carter

Una princesa de Marte.

Autor: Edgar Rice Burroughs.

Edita: Aguilar (al menos es la versión que tengo, creo que ya no existe esta editorial, pero a poco éxito que tenga la película, supongo que se reeditará, y podrá ser disfrutada por todo el que quiera)

 Ha vuelto a pasar, la todopoderosa compañía Disney machaca otro personaje de la literatura popular. En este caso le toca a un autor ya muy saqueado por el mundo audiovisual, Edgar Rice Burroughs (1875-1950), el que parió la saga de Tarzán, de éxito fulminante en su época, masacrado convenientemente por el cine, que no fue capaz de trasladar el espíritu de la obra. La saga de John Carter, también de gran éxito en su momento, es la nueva victima. Las obras de E. R. Burroughs, que literariamente no son gran cosa, hijas de su tiempo, y pensadas y escritas como puro y duro entretenimiento mantienen el sabor de una época y la industria cinematográfica actual no parece que haya sido capaz de asumirla. Es un vicio que suele adolecer el mundo del espectáculo, adaptarlo todo a los tiempos que corren, tiempos que no tienen el ritmo antiguo, tiempos en que todo ha de ser inmediato, de usar y tirar. Una gran oportunidad perdida para trasladar el mundo del autor, al que dudo que se lea hoy, para regocijo de espectadores que ya no tienen tiempo para leer (¿). La búsqueda crematística, legítima en el mundo capitalista, no debería desvirtuar (demasiado) los libros que se saquean para conseguir el beneficio económico. Los escrúpulos morales no parecen el fuerte en las operaciones de la supercompañía. Solo el ver al héroe John Carter, caballero de Virginia, hombre circunspecto y algo pacato, trasmutado en un hipermusculado gañán melenudo y sudoroso, provoca la náusea a cualquier estómago delicado.

El personaje de la princesa de Marte, Dejah Torhi, parece algo más perfilado, pues ya el autor usaba para ella adjetivos que podrían asumir los escritores pícaros de principio del siglo pasado: seno turgente, muslos marmóreos…Los marcianos verdes, personajes feroces y pendencieros, y los marcianos rojos, insidiosos y guerreros, también físicamente parecen acertados, su espíritu ya veremos…Otro acierto visual parece el fiel Woola, especie de gusano con tres pares de patas, gordo y cabezón, gran amigo del héroe, “perro fiel”, que tiene todas las papeletas para ser el gracioso de la película, sin que haya ninguna razón para ello. Cuando sus hijos, sobrinos, o hermanos pequeños le presionen para ir a ver la película, acompáñenlos armados de paciencia, y llevando en el bolsillo alguno de los libros de la saga de Edgar Rice Burroughs y de vez en cuando, intenten leerlo, encontrarán el viejo sabor de los tebeos olvidados, el viejo sabor de la aventura…

Manuel Bordallo.

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