Corren buenos tiempos para el rock con raices, para que chicos melenudos de voz doliente puedan contarnos lo mucho que aman sus praderas, sus ríos y sus montañas con una guitarra entre las manos. El proceso parece no tener fin. Bandas relativamente nuevas como Fleet Foxes, Bon Iver o Iron and Wine no hacen sino actualizar el discurso de glorias como Jayhawks o Wilco quienes, a su vez, bucearon sin reparos en los armarios de JJ Cale, Neil Young o CSNY en busca de inspiración. Jonathan Wilson ha surgido, aparentemente de la nada, con un trabajo destinado a convertirse desde el minuto cero en una obra de culto. Nadie conocía al tal Wilson cuando hace apenas unos meses se supo que iba a telonear a Wilco en su reciente, y triunfal, gira española. Sin embargo, uno recuerda pocos discos tan emocionalmente demoledores como este, tan brillantes, tan intensos. Su extenso pasado como productor de artistas como Bonnie “Prince” Billy o Will Oldham nos aporta las pistas necesarias para entender que su sabiduría compositiva y su maestría en la interpretación no son casuales. Gentle Spirit, es efectiva,sosegada y sensual y Can We Really Party Today? falsamente sencilla, su explosivo final depara hermosas sorpresas. Desert Raven constituye un tratado completo de rock americano, un compendio enciclopédico de todas sus virtudes históricas. Magic Everywhere es puro Neil Young, lo mismo que la hipnótica Valley of the Silver Moon, mientras que The Way I Feel prefiere juguetear con órganos sesenteros, guitarras ácidas y líneas de bajo muy muy negras.
Escuchando Gentle Spirit apetece dejarse crecer la barba, enfundarse una vieja camisa de franela y tumbarse en el porche a ver pasar las nubes mientras el sol se pone tras las cumbres lejanas. O conducir una desvencijada furgoneta por carreteras poco frecuentadas. O abandonar lo que tengamos entre manos y correr en dirección a los bosques sin volver la vista atrás.
