“El 24 de septiembre de 1991 salió a la venta un álbum titulado Nevermind de un grupo llamado Nirvana. En cuestión de semanas se convirtió en disco de oro, al poco tiempo desbancó a Michael Jackson del número uno de la lista de mejores álbumes de Billboard y llevó a la periodista musical Gina Arnold a afirmar: “Hemos ganado”. Pero ¿quién era “nosotros”? Y ¿por qué “nosotros” éramos tan diferentes de “ellos”?
“Nosotros” era un variopinto conjunto de fanzines, emisoras de radio universitarias y underground, programas locales de cable, tiendas familiares de discos, distribuidores y sellos discográficos independientes, flyers promocionales, bares de copas y locales alternativos, representantes, grupos y fans que habían ido cobrando fuerza durante más de una década antes de que la industria se percatara de su existencia.
Esta gente emprendedora, que había pasado inadvertida para las grandes compañías discográficas, había construido una eficaz red clandestina de promoción, comunicación y distribución; una autentica vía cultural underground… Y Nirvana, con estrategia de guerra de guerrillas incluida, se había erigido milagrosamente en el vencedor.”
Con estas sugerentes palabras da comienzo el libro “Nuestro grupo podría ser tu vida. Escenas del indie underground norteamericano. 1981-1991” del periodista musical Michael Azerrad que, muy oportunamente ha editado en España Contra Ediciones. A través de la biografía de trece grupos claves de esa época Azerrad construye el relato de uno de los momentos clave de la historia del rock. Sin saberlo, aquellos grupos de chavales enloquecidos que recorrían Estados Unidos a bordo de destartaladas furgonetas para descargar su furia musical en garitos inmundos a cambio de unos pocos dólares estaban alumbrando el giro copernicano que habría de salvar al rock de la arterioesclerosis que amenazaba con destruirlo.
Hoy en El AGITADOR queremos celebrar la publicación de un libro tan necesario como este y rendir homenaje a aquella generación de artistas irrepetibles. Y lo hacemos con una selección de sus mejores temas. Quizá ni siquiera os suenen sus nombres pero debéis saber que si ellos no se hubieran lanzado a aquella piscina repleta de ruido, furia y libertad, muchos de los nombres que sí os suenan ni siquiera habrían existido.
1- Black Flag. Rise Above. ¿El grupo más agresivo del planeta rock? Al menos uno de los más influyentes. Unos clásicos.
2- The Minutemen. I felt like a gringo. Con conciencia obrera y profunda ética del trabajo. Fueron avanzados, arriesgados y, finalmente, injustamente olvidados.
3- Mission of Burma. That’s when I reach for my revolver. Un pelín intelectuales para la escena punk pero tremendamente efectivos. Pocos se acuerdan de ellos pero son cientos las bandas que se lo deben casi todo.
4- Minor Threat. ¿Qué es el hardcore? ¿Y tú me lo preguntas pequeño Ian Mackaye? El hardcore eres tú. Véase este video más como documento sociológico que como otra cosa…
5- Hüsker Dü. Don’t want to know if you are lonely. Una de mis bandas favoritas de todos los tiempos. Uf, de ellos podría poner mil canciones…
6- The Replacementes. Alex Chilton. Los que menos me gustan de todos. Pero debo de estar equivocado. Todo el mundo los añora.
7- Sonic Youth. Teenage Riot. Una de las canciones más míticas de la banda más mítica del underground americano. Ah, y el video es una actuación en directo para el show de Jools Holland en la BBC. Igualico que aquí.
8- Butthole Surfers. The Hurdy Gurdy Man. El clásico de Donovan convertido por estos ultrazumbados en una extraña obra de arte.
9- Big Black. The Model. Antes de producirle discos a todas las grandes bandas americanas, Steve Albini tuvo la suya propia. Hasta se atrevían con el clásico de Kraftwerk. Acojonantes.
10- Dinosaur Jr. Freak Scene. El primer clásico de una banda fundamental del noise rock americano.
11- Fugazi. Waiting Room. Mi banda favorita durante muchos muchos muchos años. Mi canción favorita durante muchos muchos muchos años. Brutales.
12- Mudhoney. Touch me I’m sick. Una de las mejores canciones de todos los tiempos. Casi casi tan efectiva como una balada de los Scorpions.
Jesús Cirac
