La leyenda del tiempo: 35 años de un disco que cambió el flamenco

El título de La leyenda del tiempo no posee ningún significado oculto. Procede del subtítulo de la obra de teatro de Federico García Lorca Así que pasen cinco años, que sirvió de base para una de las canciones del disco. Pero parece elegido a conciencia: en este año de 2014 que acabamos de iniciar, se cumplen ya treinta y cinco años desde la publicación de este álbum, sin que el aura mítica que lo acompaña haya dejado de crecer. Objeto de reediciones (la más reciente en 2013), documentales, libros y diferentes artículos, es el típico disco que no puede faltar en cualquier recopilación, listado o selección de los más relevantes de la música popular española. La imagen de su portada, con ese perfil de un Camarón barbudo a contraluz realizado por Mario Pacheco, se ha convertido también en icónica. Como sucede en tantas ocasiones, una obra cuestionada en el momento de su aparición (y esta lo fue, y bastante, sobre todo entre los puristas del flamenco que hasta hacía muy poco tiempo habían aplaudido a Camarón), con el paso del tiempo, ha adquirido plena condición de leyenda.

No es ninguna casualidad que La leyenda del tiempo apareciera a finales de los años setenta. Era el momento propicio para que Ricardo Pachón, un productor arriesgado al que hoy tildarían de “loco”, pudiera recoger las experiencias y experimentos de una década en la que España comenzaba a salir del túnel para abrirse al mundo. Y con mundo, queremos decir aquí el rock, el blues, la psicodelia…; movimientos musicales que desde los años sesenta penetraban por el sur de la península como un soplo de aire fresco, y a los que se agarraban aquellos jóvenes que buscaban dejar atrás la acartonada cultura del franquismo. Este fue el caldo de cultivo para la aparición de proyectos como Smash, Pata Negra, Kiko Veneno, o Lole y Manuel, músicos y autores vinculados al mundo underground, que con las herramientas con las que contaban por tradición (el flamenco), y una libertad creativa y vital absoluta, establecieron nuevas y rupturistas propuestas musicales con la naturalidad que proporciona el hecho de vivir en unos tiempos de cambio. No es tampoco fortuito, por ejemplo, que Ricardo Pachón siempre cite el disco Sabicas, Rock Encounter with Joe Beck (1967), como aquel que le sirvió de inspiración y de modelo para investigar y profundizar las posibilidades de fusión del flamenco con el rock y el blues. Sabicas, recordemos, era un guitarrista flamenco exiliado, que por aquel entonces residía en EEUU, y que se convirtió en el maestro de la nueva generación de guitarristas comandados por Paco de Lucía.

Con este bagaje, a Ricardo Pachón solo le faltaba convencer a Camarón, el ídolo del cante jondo, para que colaborase con él en una grabación distinta a las que acostumbraba a realizar el cantaor hasta la fecha. La casualidad quiso que este se encontrara entonces abierto a nuevas posibilidades, si bien su compromiso definitivo fue posible gracias a la participación inicial en el proyecto de su amigo Manuel Molina (Smash, Lole y Manuel), frustrada finalmente. Ahora bien, aquellas primeras ideas poco tuvieron que ver con el resultado posterior. Tras pasar por diversas vicisitudes, Pachón lograría reunir un conjunto de canciones basadas en textos de Lorca, la colaboración de Kiko Veneno y sus propios arreglos, que sirvieron de base para el álbum. A partir de aquí, el productor trasladó a Camarón a los estudios Polygram de Madrid junto a un conjunto de músicos de tan difícil gobierno como rebosante genialidad. Estos imprimieron a la grabación el carácter revolucionario que todavía hoy desprende, acompañando la voz flamenca de Camarón con guitarras y bajos eléctricos, batería y percusión latina, sitar, y saxofón. Una “maná de locos”, como recordaba Tomatito en Tiempo de leyenda (2009), compuesta por personajes como Raimundo y Rafael Amador, el propio Tomatito, Juan el Camas, Jorge Pardo, Rubem Dantas, Manolo Rosas, Rafael y Manuel Marinelli, Pepe Roca, Gualberto García…

La leyenda del tiempo marcó un antes y un después en la música española. Abrió el camino de la renovación y la fusión en el flamenco, después tantas veces trillado tanto para bien como para mal. Sentó las bases incluso para su internacionalización. No creemos equivocarnos mucho al decir que el flamenco es el estilo musical con mayor capacidad de exportación de los que han surgido en este pequeño rincón que denominamos España. Y si a día de hoy, multitud de especialistas consideran a Omega, disco que en 1996 grabara el llorado Enrique Morente junto a Lagartija Nick, una de las cimas de la historia musical española, quizás no venga mal recordar que posiblemente aquel no hubiera sido posible, sin que unos años antes Camarón y Ricardo Pachón unieran su talento para dar forma a La leyenda del tiempo.

Eduardo Delgado y Óscar Adell


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