Novela de ajedrez, autor Stefan Zweig, editorial Acantilado. 94 páginas, 10 euros.
Esta pequeña novela es una muestra del estilo y las inquietudes de un gran intelectual, paradigma de aquello que se llamó la cultura mitteleuropea, heredera del mundo cultural (básicamente de lengua alemana) del Sacro Imperio Germánico, y que 
incluía, además de Alemania, los restos del imperio austrohúngaro, los cantones suizos y una pléyade de países de reciente creación, después de la Primera Guerra Mundial, que aunque reivindicaron sus lenguas vernáculas, haciéndolas oficiales, todavía sus élites culturales seguían entendiéndose en alemán ( Checoslovaquia, Hungría, Bulgaria, Rumania, Serbia, y algún otro que seguro que se me olvida).
Stefan Zweig (Viena, 1881– Petrópolis, Brasil, 1942) fue un autor de éxito sin igual en las primeras décadas del siglo XX, exiliado a Suiza durante la Gran Guerra a raíz de su antibelicismo militante, volvió a Austria, radicándose en Salzburgo, desde donde inundó Europa con una extensa obra literaria que se extendió no solo al campo de la novela. Biografías de personajes históricos, ensayos, cuentos…
Como descendiente de judíos, aunque según el mismo escribió: “Mi madre y mi padre eran judíos solo por un accidente de nacimiento” fue un enemigo acérrimo del nazismo desde que éste se empezó a extender, como una enfermedad moral por Alemania y Austria, lo que le llevó otra vez al exilio a principios de los años treinta, primero por Europa, y precisamente, después de la publicación de esta novelita, en 1941, al Brasil, donde, junto con su esposa se suicidaría, convencido de la victoria del nazismo y su extensión a todo el mundo: «Creo que es mejor finalizar en un buen momento y de pie una vida en la cual la labor intelectual significó el gozo más puro y la libertad personal el bien más preciado sobre la Tierra.» La maestría de Stefan Zweig para el análisis psicológico se muestra en todo sus esplendor en esta pequeña obra, (pequeña en tamaño) para mostrarnos dos personajes peculiares: un campeón de ajedrez sin capacidad para cualquier otra actividad intelectual ( o sea, un zoquete integral), que se enfrenta a un enigmático pasajero del vapor en el viajan hacia Ámerica, un noble vienés que huye de los nazis, culto y algo maniático, en una partida que se convertirá, gracias a la excelencia literaria de Zweig en un epítome de la lucha que en aquellos momentos se libraba en una Europa destrozada por el yugo alemán. El resultado de la partida, no se lo voy a contar, lo tendrá que leer. Aunque visto lo que hicieron Zweig y su señora al poco tiempo, se lo pueden imaginar. Las fechas de terminación de la novela y la muerte del autor, tan próximas, la convierten, accidentalmente en su testamento literario. Es un buen momento para leer a un autor infinitamente popular en su momento, hoy algo olvidado, aunque Acantilado está recuperando gran parte de la obra de este autor imprescindible. Esperemos que lo consiga, porque es un gran novelista y merece que no se pierda en el limbo su obra tan clara, lúcida y luminosa.
Manuel Bordallo
