Meridiano de sangre de Cormac McCarthy. Como un Marcial Lafuente Estefanía pasado de ácido.

Meridiano de sangre. Cormac McCarthy. Editorial: Mondadori.

 Se ha puesto de moda, últimamente, gracias al cine  (No es país para viejos, La carretera), este autor, y como dice el clásico que siempre hay que ir al origen de las cosas, he elegido para reseñar la que fue la primera novela del autor con un cierto éxito, encontrándome con un artefacto literario prácticamente marciano: Meridiano de sangre.

Aunque el tema puede parecer conocido (grupo de renegados americanos que son contratados en Méjico para limpiar de molestos indios una región) el transcurso de la novela se empieza a alejar de historia tan manida y tratada en multitud de películas desde la primera página: el innominado protagonista ni siquiera  tiene nombre, ni lo adquiere a lo largo de la obra, solo es “el muchacho”, un arquetipo del hombre del Oeste: chico de infancia desarraigada, que se encuentra de repente en un mundo, el Oeste, tan lejano de lo conocido por el protagonista como por el lector, una región mítica, poblada por personajes tan estrambóticos y alejados de la normalidad como él, y que viven y mueren con desprecio de cualquier atisbo de moral o de respeto, sin tener en cuenta ninguna noción de legalidad, porque su trabajo es directo y brutal. Matar. A quien se ponga por delante. En este caso, matar indios (luego se complica algo la misión cuando por un quítame allá esas pajas, continúan masacrando a sus contratadores mejicanos). No esperen verdes praderas, ni cow-boys limpios y guapos, ni rebaños de vacas gordas. Para nada. Solo mugre, sangre, gargajos, basura y piedras. La carga gore de la novela es espectacular, y no voy a dar pistas…Pero lo mejor de todo es que Cormac McCarthy es un muy estimable escritor, y la novela es muy buena, destacando como personaje principal (algo casi insólito) el paisaje físico de la Frontera. Extraordinariamente bien escrita, con un estilo abrupto, cortante y simple (engañosamente simple, como siempre hay que advertir en literatura, ya que escribir con frases tan cortas es mas difícil de lo que parece) como el filo de los cuchillos que, abundantemente, son usados por los personajes. Novela que es un clásico, y cada día que pasa se agranda su influencia en otros escritores americanos, siempre empeñados en escribir la Gran Novela Americana, y que seguramente no se han dado cuenta que ya está escrita: Meridiano de sangre es una buena candidata. Háganme el favor de leerla.

Para muestra, un botón. Bueno, mejor dos:

“El sitio se encontraba barranco arriba y de camino hubieron de pasar entre un fárrago de rocas y escoria y siniestras matas de bayoneta. Pequeños arbustos negros y oliváceos se marchitaban al sol. Avanzaron a traspiés por el agrietado lecho de arcilla de un cauce seco. Descansaron y siguieron adelante. El manantial estaba en lo alto de unos salientes de roca viva, agua vadosa que se escurría entre la roca negra y resbaladiza y los gordolobos y guayacanes que formaban un pequeño y peligroso jardín suspendido. Al llegar al fondo del barranco el agua apenas era un chorrito y hubieron de inclinarse por turnos aplicando los labios a la piedra como devotos ante una efigie santa.”

“Siguieron el terreno pisoteado por los guerreros y a media tarde encontraron un mulo desfallecido que había sido alanceado y dejado por muerto y luego se toparon con otro. El sendero se estrechaba entre unas rocas y al poco rato llegaron a un arbusto del que colgaban bebés muertos.”

Manuel Bordallo

 

 

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