¿Puede un best-seller tener calidad literaria?

La verdad sobre el caso Harry Quebert, de Joël Dicker. Editorial Alfaguara.

En tiempos como estos, en los que todo se cuantifica según sus ventas y según el beneficio económico, un libro, como cualquier producto comercial, también tiene sus normas y cifras, tanto vendes, tanto vales.

Esto que dicho así parece un puro ejercicio de mercantilismo se puede, y quizás, se debe aplicar a un producto como el que nos ocupa:

¿Puede un best-seller tener calidad literaria?

Es evidente que sí, no tenemos más que mirar al pasado para constatar que fue así en numerosas ocasiones, y se podría decir que era la norma. La obra secreta y vanguardista, que solo conocían unos pocos y avisados lectores, y que dormía en los cajones de las editoriales hasta que alguien veía la luz, ya es cosa del pasado. Hoy el mundillo editorial ya tiene sus marcas especiales para libros especiales, y luego tiene sus productos estrella. Todo muy mercantilista, pero efectivo: un espacio para cada producto, una estantería para cada segmento del mercado.

Es lo que hay, y hay que aceptar las cosas como son. Lo cual no quiere decir que las editoriales pequeñas siempre acierten, ni que las grandes (que suelen ser propietarias de las pequeñas) solo publiquen morralla. A veces atinan, como el libro que recomendamos hoy.

No porque sea un libro de una calidad excepcional, sino porque es entretenido, no porque vaya a cambiar la historia de la literatura, sino porque proporciona un buen rato de lectura agradable. Una trama bien construida. Un misterioso asesinato. Un libro que fue éxito y que marcó al autor. Un discípulo aventajado, también escritor de una primera novela exitosa, con un bloqueo total creativo. Una búsqueda de inspiración en un pequeño pueblo americano de la Costa Este. Personajes misteriosos. Otros transparentes. Nada es lo que parece. Algo bulle por las casas del pequeño pueblo…

Una estupenda novela policíaca, que también es una aceptable historia romántica, que también es una novela “de costumbres”. Un afortunado experimento, cogiendo retales de aquí y de allá, una suerte de novela Frankenstein, que sorprendentemente funciona bien, bastante bien.

No será la novela de su vida, pero le atrapará el argumento y seguramente no la dejará hasta el final. Final sorprendente e inesperado. La guinda del pastel.verdad

Un autor joven, Joël Dicker, al que en la solapa le dan jabón de una manera casi obscena, comparando su novela (segunda novela, por cierto) con Nabokov, Larsson y Philip Roht, algo que ya le gustaría al escritor (y que no es del todo cierto) y del que creo que podemos esperar cosas tan buenas o mejores en un futuro próximo.

No dejen de leerla, y contribuyan a que permanezca en las listas de los más vendidos durante algunas semanas más. Seguramente se lo merece…

Manuel Bordallo.

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