El teatro español de Madrid tiene actualmente en programación la obra Sueños y Visiones del rey Ricardo III, adaptación de “The life and Death of King Richard III” de Shakespeare, y dirigida por un aragonés, Carlos Martín. Siempre es un placer ver una obra en un teatro como el Español y con un elenco de actores como el de esta representación, Juan Diego en el papel de Ricardo III, acompañado por otros grandes del escenario como Terele Pávez, Asunción Balaguer y Ana Torrent entre otros.
La obra comienza con un monólogo de Juan Diego metido en la piel
de Ricardo III, con el que se puede vislumbrar la complejidad de los diálogos y el tono profundo y agónico de la obra. No puede ser de otra forma siendo una adaptación de Shakespeare, en concreto de la última parte de su tetralogía sobre la historia de Inglaterra que finaliza en el momento en que Ricardo III muere en la batalla de Bosworth en 1485. Y hasta esa noche nos llevan los actores, la noche anterior a la batalla en la que Ricardo III iba a fallecer y, durante la cual, el protagonista ve aparecer entre sueños y visiones a todos aquellos que han sufrido su crueldad, y cada aparición nos lleva atrás en el tiempo recordando los sucesos por los que Ricardo se ha ganado la fama en la historia de rey cruel y tirano, además de inadaptado y misógino.
Para esta ocasión, se ha alterado la estructura de la obra original, centrando la obra en la escena de las apariciones, los miedos y la locura del rey, dando así una visión más humana de Ricardo III, sin dejar de mostrar su lado cruel. Con el transcurso de la obra se va pasando de ver a un hombre cruel que asesina a todo el que se le pone por delante en su camino al trono de una forma cruel e injustificada, a un rey al que la conciencia de sus malos actos y la soledad al que estos le han llevado, le acercan a la locura. Y es ahí donde se centra el director, en el rey miedoso, solitario y agobiado por su conciencia que parece forzar su final para que se cumplan todos los malos augurios que sus visiones le van profetizando.
La escenografía acorde con el ritmo y texto de la obra es lúgubre y oscura. 
Un escenario negro lleno de tules negros que llegan hasta el suelo y que mediante un acertado juego de iluminación y proyecciones van ambientando cada escena como si de diferentes escenarios se tratara. La caracterización y el vestuario muy bien logrados, puedo decir que de los mejores que he visto en mucho tiempo, unidos a la magnífica interpretación de los diferentes actores hacen que disfrutemos de imágenes como la del rey Ricardo en su trono.
Que decir de Juan Diego, un gran actor que se ha enfrentado a un gran reto, que por cierto ha superado acercándonos a un personaje muy complicado como es Ricardo III, con sus defectos físicos, su agria personalidad, sus miedos y sus locuras.
Cabe destacar además la actuación de las tres actrices principales, sobre todo agradecer el esfuerzo de Terele Pávez, que en la sesión que pude ver se quedó afónica al principio de la obra y no dejó de pronunciar una sola palabra de su papel, y mencionar la gran actuación de Asunción Balaguer, que a sus casi 90 años, dio una lección de interpretación a los allí presentes.
Una obra muy recomendable para aquellos que tenga interés en la historia, o simplemente para aquellos que les guste disfrutar de una buena obra de teatro.
Y sin que sea un spoiler porque todos sabréis de que hablo, os voy a decir como acaba la obra, para que aquellos que no conozcan mucho la historia del rey Ricardo III se sitúen un poco. El rey Ricardo III a través de Juan Diego grita “Un caballo, mi reino por un caballo”
Eva Larrosa
