Tako y su amplio campo social

 

 Que en ocasiones soy mas chulo que un ocho ya lo saben unos cuantos.  Todos mis amigos y casi todos mis conocidos, sin ir más lejos.  Ninguno de ellos lo duda.  Pero de ahí a pasarme un par de pueblos y hacer una crítica sobre un disco que no he escuchado hay una distancia considerable, que otros, desgraciadamente, ya recorrieron; pero que yo, en ningún caso, pienso llevar a cabo.

Y es que uno se entera que Tako ha sacado nuevo disco y se emociona un poquico.  No es que se le pongan los pelos como escarpias, no, que no es pa tanto.  Pero ya sabe de antemano que el disco va a ser bueno, porque los Tako, nuestros eternos aspirantes, nunca nos han defraudado.  Veintisiete años después, que se dice pronto, nos siguen ofreciendo lo que les pedimos: Rock del bueno, calidad a raudales y medios tiempos de aquellos que a finales de los ochenta y primeros de los noventa aprovechaban los que tenían suerte y novia para bailar agarradicos y sentir, como cantaban los Platero, el roce de su cuerpo, por ser fino.  Y los que no teníamos novia ni suerte (lo de la suerte no lo tengo tan claro) usábamos el momento para ir a la barra o al baño.

Y no hace falta escucharlo para, aproximadamente, saber como serán Las Campanas de la Vergüenza: igual que todos los demás.  Porque uno cree que si metiera todas las canciones que han hecho en estas casi tres décadas en una coctelera, la agitara y extrayera una docena al azar, saldría un disco sin altibajos, en el que no desentonaría ningún tema.  Así veo, al menos yo, la carrera discográfica de los cincovilleses.  Solo El Club de los Inquietos parece un disco con un sonido distinto.  Y el que podría ser su mejor trabajo, Veneno, no está ni mucho menos alejado de los que grabaron diez años después: Trece o Jaque.

Y dentro de la homogeneidad de toda su discografía, llama la atención la constancia por Tako, por Mariano Gil Rones, por las letras sociales.  Reflejo fiel de lo que ven por la calle, de lo que hablan con sus vecinos.  Y es que uno se los imagina tomando café con sus colegas por Ejea, comentando una noticia de un pariente o del telediario y ahí está Mariano escribiendo mentalmente una canción.  Así, solo así, pudo salir una canción sobre el cáncer de mama

Y es que nunca se han andado por las rama en cuestión de letras.  Se atrevieron con algo tan callejero como las violaciones. Y hace ya muchos años nos hablaron de la ruina económica personal, de los desahucios, de los negocios cerrados en una de sus cuatro o cinco mejores canciones

Aunque claro, no fueron los únicos que nos hablaban de ello en aquellos años: ahí vimos a Los Suaves con Tomás el Tendero o Sin Empleo.

E incluso se atrevieron con temas tan dispares como la ruleta rusa.  ¿que no conocen el juego?  Pues échenle un vistazo a Intacto, la película

Y claro, dentro de tantos temas, siempre hubo sitio para la sinvergüencería o llámenle ustedes como quieran:

Aunque puestos a hablar de lo que le intriga a la gente, la joya de la corona de los sentimientos, os guste o no, es…

Aún así admito que en letras sociales siempre me quedaré con el homónimo y excelentísimo segundo disco de S. A.

El caso es que uno se siente orgulloso de los Tako, porque ¿quién no siente simpatía por ellos?

Petu

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