Desde Sarabastall, respondemos a la invitación de “El agitador”, y nos asomamos a sus páginas para compartir con los lectores la alegría que nos produce cumplir 30 años de trabajo en el Bajo Aragón. Agradecemos la propuesta, y también la presencia de esta publicación que supone un punto de encuentro para muchos bajoaragoneses.

Es importante mover, agitar los colectivos sociales, porque siempre que algo se mueve cambia, piensa, avanza…Y de alguna manera, también Sarabastall ha intentado siempre estar en movimiento.

 

                                                                                       “que treinta años no es nada…”

 

Han pasado treinta años desde aquella primera vez en la que un grupo de niños y niñas de Maella, y algunos de los pueblos cercanos, pusieron rumbo al Valle de Pineta para participar en un campamento de verano. Hasta entonces, y si pensamos en el medio rural de aquellos años, principio de los ochenta, pocos chicos y chicas, podían acceder a este tipo de experiencias.

Para que ellos pudiesen cargar con sus mochilas, meses antes, Emiliano, párroco de Maella, había convencido a un grupo de jóvenes para colaborar como monitores, y había motivado a padres y madres para ayudar con diverso material y provisiones.

Los primeros campamentos de verano fueron rudimentarios, con lonas de camión, con tiendas ligeras y de segunda mano, con ollas de prestado… pero con muchas ganas y muchas energías.

Han pasado treinta años y Sarabastall, a fuerza de ilusión y compromiso, se ha abierto camino en toda la Comarca. Con dudas y certezas se elaboraron estatutos y nació la asociación. Era el año 86. A partir de ese momento se  ampliaron actividades y al campamento se fueron sumando colaboraciones con otras entidades, días comarcales, carreras, salidas medioambientales, viajes, recorridos cicloturistas, fiestas infantiles, talleres, publicaciones, cabalgatas…Y el campamento, cada año era más esperado y más valorado. De grupos de 30 ó 40 participantes llegamos a juntarnos en Pineta más de 150, entre niños, jóvenes y monitores. Y así, durante estos treinta años no hemos faltado ni siquiera uno, a la cita de verano en el Pirineo aragonés.

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Han pasado treinta años y han pasado por Sarabastall un número importante de voluntarios y colaboradores. La voluntad de todos ellos se ha reflejado en las actividades, cada vez más y mejores. Pudimos sentir miedo en algunos momentos y ante algunos retos, que se nos antojaban lejanos y complicados. Sentimos inquietud cuando los recursos económicos fallaban y cuando las subvenciones no llegaban, cuando iniciamos proyectos nuevos, cuando entramos en contacto con culturas y realidades diferentes… Pero las ganas y la ilusión de las personas ha arrasado con los temores y las dudas, el compromiso de la gente de la zona, nos ha llevado a soñar y a conseguir grandes proyectos.

Han pasado treinta años y en ellos hemos crecido, hemos viajado y hemos cambiado. Desde aquel primer campamento, aquella primera asociación juvenil, pasamos a ser asociación con sección de montaña, sección juvenil… Hoy somos Asociación Sarabastall y Fundación Sarabatall. Dos entidades con un mismo corazón, pero con miembros y objetivos diferentes. La Asociación que continúa con las actividades culturales, campamento y de animación; y por otro lado, la Fundación que se dedica al cumplimiento de los objetivos en materia de cooperación internacional al desarrollo.

Y así nos hemos movido, desde el Pirineo aragonés, hasta Albania, Ecuador o Pakistán. Hemos viajado para conocer y para dar sentido y realidad al compromiso con los territorios desfavorecidos.

También hemos cambiado y revisado nuestros objetivos para adaptarnos, sabiendo que la sociedad, que los jóvenes y los niños, no quieren hoy lo mismo, no les divierte ni les atrae lo mismo que hace años. Nos hemos dado cuenta que nuestros pueblos también necesitan ayuda y atención.

Han pasado treinta años, y no podemos olvidar que para llegar aquí, en este camino ha habido muchas personas que han colaborado y trabajado, en y para Sarabastall, Que hay personas que se ha dejado mucho. Que ha habido muchos fallos también, que habremos generado desencanto y decepción, esa, seguro, no era la intención. No debemos olvidar que cada una de las actividades y de los proyectos, se han llevado a cabo por personas, y para personas. Y que hemos contado con la colaboración y el apoyo de las parroquias, de los ayuntamientos, del gobierno de Aragón, de la Diputación de Zaragoza, de asociaciones y entidades de la zona, con los colegios, las asociaciones de padres, las empresas y muchos, muchos particulares, personas con nombre y apellido que han estado a nuestro lado… y algunos ya no están.

Sarabastall

Han pasado treinta años, y ahora nos damos cuenta de que algunos niños y niñas del campamento, algunos monitores de la actualidad, son hijos de aquellos primeros acampados, de los primeros monitores. Así que, aunque treinta años no es nada, titular que podríamos poner a cualquier bolero, en la vida de una asociación y en concreto en la vida de Sarabastall treinta años es mucho. Como es mucho lo dado y lo recibido.

Es mucho cariño, mucho compromiso, mucho apoyo, mucho respeto, muchas sonrisas y algunas lágrimas, muchos amigos, mucha voluntad, mucho esfuerzo…MUCHA VIDA.

Sarabastall

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