Desde hace varios meses en la pared de la vertiente este del interior de la Capilla de la Vera Cruz de Caspe pueden apreciarse signos que evidencian la presencia de agua.
Al parecer, las obras en el Castillo del Compromiso pudieron desencadenar el flujo de aguas hacia la capilla del Lignum Crucis (tampoco debemos obviar que el año 2013 está siendo inusualmente lluvioso en el Bajo Aragón). 
En estos momentos el Ayuntamiento de Caspe se encuentra trabajando en el pasillo que comunica el llamado «Patio de Armas» con los jardines de la vertiente Norte de la Colegiata (espacio es el que comunica exteriormente con la capilla). También el arquitecto del arzobispado de Zaragoza va a personarse en el lugar para valorar los daños que está sufriendo esa zona de la iglesia de Santa María la Mayor.
Desde que el párroco de Caspe dio la voz de alarma, varios medios -el blog de Amigos del Castillo, la cadena Ser en Caspe, el periódico La Comarca e incluso Aragón TV- se han hecho eco de un asunto que podría tener una solución complicada. Al afectar a un espacio recientemente restaurado -la capilla se renovó en el año 2011-, el asunto de las humedades ha saltado a los medios de comunicación. Sin embargo, desde hace años se vienen detectando humedades en varias zonas de la acrópolis caspolina. La cueva llamada «de los zafraneros», en el muro este del castillo, es un punto donde todo el año hay presencia de agua estancada. También la calle Revuelta Gayán, bajo al excolegiata, puede observarse cómo un muro de piedra avisa de la presencia inequívoca de líquido.
Detectar de dónde proceden las humedades de la acrópolis puede resultar complejo; mas, la importancia del patrimonio de la zona con más historia de Caspe es un motivo de peso para solicitar a la administración que actúe en consecuencia.
