El cierzo es un viento de componente NO, que comienza a percibirse en nuestra Península a través de las tierras de Navarra y la Rioja, como resultado de la combinación de una diferencia de presión entre el mar Cantábrico y el Mediterráneo, motivo por el que el Valle del Ebro se transforma en su principal zona de tránsito, lo que le permite recorrer varias provincias y comunidades de nuestra geografía hasta que finalmente llega a nuestro municipio.
El amplio territorio de influencia que abarca, le han valido diferentes designaciones (dependiendo de allá por donde circule).
De modo que el nombre de cierzo es uno más, a parte de otros como el de cerç o mestral, este último, popular en nuestra localidad.
Parece ser que la designación de mestral deriva del latín magistrale (magistral), mientras que la de cierzo del latín cercius.
Este viento sopla con mayor abundancia a lo largo de la estación de invierno, soliendo comenzar a finales de enero, y siguiendo en febrero-marzo. Durante el presente 2013 las festividades de San Antonio (16 de enero) y San Sebastián (20 de enero), se vieron marcadas por su influencia, de ahí que no suele ser necesario tener que esperarse hasta San Valero para ver el potencial que puede llegar a alcanzar.
Dentro de nuestro refranero popular tenemos bastantes expresiones, entre las que destaca la de “cuando llueve de cierzo, llueve de cierto”.
En Zaragoza por ejemplo también es muy conocida aquella frase que dice “San Valero, ventolero y rosconero”, pues en el día de esta onomástica de finales de enero, el viento suele soplar con intensidad desde el noroeste, algo que este año hemos visto como sucedía de nuevo.
En el caso de Vinaròs, los carnavales han estado marcados por el fuerte cierzo o mestral, el cual llegó a dejar rachas máximas de hasta 105 km/h., una cifra modesta si la comparamos con registros del interior, en donde éste sopló con más energía.
Existen otros dichos populares de la zona catalano parlante como el de “llàmpecs a la marina, cerç a la matinà”. En este sentido, Artur Bladé nos dice lo siguiente: “Una cerçada puede durar una semana y mucho más. Es un viento indeseable, que lo seca todo y produce daño de cabeza. Suelen anunciarlo las puestas de Sol rojizas o, tal y como dice la gente -Cel rogenc, pluja o vent-”.
Todavía se recuerdan fuertes rachas de viento que en sus registros de máximas superaron los 100 km/h en Vinaròs. Es el caso de mediados de diciembre de 2007, en el que éstas fueron muy destacadas. No obstante, suele ser entre febrero y marzo cuando el cierzo presenta una mayor asiduidad.
Por ahora no sabemos como se comportará para el mes venidero, aunque ya durante el pasado año, en nuestra localidad dejó rachas de más de 80 km/h., concretamente durante la madrugada del 5 de marzo.
Resulta curioso ver la influencia que ha ejercido la arquitectura rural de Vinaròs como otros entornos de nuestra geografía, ya que en una cifra considerable de las casetas de volta, refugios o barracas que hay a lo largo del territorio, y en las cuales (no por casualidad), la mayoría de sus entradas de acceso se encuentran siguiendo la dirección sureste, protegiéndose así para estar de espaldas al mestral o viento del noroeste.
Construcción de piedra en seco de Vinaròs. La entrada de acceso de la gran mayoría suelen encontrarse de espaldas al noroeste, evitando así las rachas del mestral o cierzo.
David Gómez de Mora
Bibliografía:
– Bladé i Desumvila, Artur (1982). “El clima, el menjar, la gent, el llenguatge”, dins Guía de Benissanet, Ribera d’Ebre. Tarragona, Diputació provincial.
– Gómez de Mora, David (2012). La influencia del cerç en Vinaròs. Columna geográfica, Vinarosnews, edición 384, del 12 al 25 de marzo.
