La batalla de la ciudad de Caspe

Casi se respira la primavera, una tensa calma se palpa en el frente de Zaragoza. Tras la derrota de Teruel y Alfambra, muchos son los que intuyen que la próxima ofensiva la recibirán también las tierras aragonesas, y puede ser, la que cambie el rumbo definitivo de la guerra si es que todavía no está decidido.

En una pequeña ciudad de Aragón, durante unas horas, las tropas de élite del ejército de Franco pensaron que el paseo militar que había sido hasta ese momento la ofensiva de Aragón en su flanco izquierdo se podía ralentizar y por qué no, parar. Esta ciudad, pequeña por el número de habitantes, pero grande en historia, y que durante unos meses  se había convertido en el símbolo de la utopía anarquista, era Caspe.

El bombardeo de su  aeródromo y el trasiego de vehículos con heridos y de grupos de combatientes con harapos, malnutridos y hambrientos, no hacía más que adelantar lo que en pocos días iba a ser una realidad. Las tropas de Franco habían roto el Frente y se dirigían hacia la ciudad.

En lo que todavía no era una línea continua del frente, las primeras avanzadillas de la  V División de Navarra mandada por el General Yagüe, se asomaban al paraje conocido como “La Plana del Pilón”. Aquí se encontraba la primera línea defensiva del Ejercito Popular, conformada por una amalgama de unidades con escasa moral y mal equipadas. La defensa estaba formada por una “S” invertida con inicio en las cotas 182 y 183 enfrente del “Palacio de Chacón” con inflexión en el vértice Rigüela y terminando en el paraje denominado “Los capellanes”. La cota 217 era la posición donde pivotaba toda la defensa. Ante las defensas de hormigón que defendían el flanco derecho de la carretera Chiprana – Caspe,  las tropas de Yagüe inician una maniobra de flanco que les permite en pocas horas posicionarse al norte de la cota 217 y apoderarse de ella, una vez perdida ésta, la carretera de Selgua estaba cortada y Caspe a la vista. Como la base de partida era muy estrecha se decidió avanzar hacia el Vértice Rigüela, lo que permitiría, en caso de no poder avanzar a la ciudad, su envolvimiento por el Sur.

Vencida esta primera resistencia, el ataque se reanudó de nuevo en dirección Este para conquistar la cota de La Alberca y el Convento de Sto. Domingo; estas dos posiciones estaban defendidas por restos de las Brigadas XI – XIII y XV pertenecientes a la 35 división del Ejército Popular, aunque el peso de la defensa recayó principalmente en los batallones Lincoln y Mackenzie–Papineau, más conocido como Mac Paps, ambos de la XV BB.II.

En estos dos puntos la lucha fue encarnizada y cada palmo de terreno cedido era a costa de un número desproporcionado de bajas por ambos bandos, el empuje era tan brutal que la noche del día 15 la situación en la Cota de la Alberca se hizo tan insostenible que se dio orden de retirada, pero un nuevo contrataque con granadas de mano por parte de los Internacionales hizo recuperar la posición, al mismo tiempo, la lucha en el Convento de Sto. domingo era a bayoneta calada. Durante unas horas, una Compañía de la Lincoln es copada, un contrataque consigue liberarla y permite copar a sus atacantes Carlistas que a su vez volverán a ser liberados por tropas Rifeñas. Los comunicados se suceden, el parte Nacional habla de que se ha conquistado el Cementerio, el Convento y varias casas de la Ciudad, la realidad es que tras el contraataque de las BBII, las defensas de la Ciudad pueden respirar unas horas, pues están a punto de la asfixia.

Plano de la Batalla de Caspe 1938

Líneas rojas continuas: posiciones defensivas republicanas

Líneas finas rojas discontinuas: retirada republicana

Líneas continuas azules: avance nacional

Línea gruesa roja: contraataque republicano

Círculos  verdes: bases de partida del ejército nacional.

El día 16, Yagüe cambia de estrategia, sigue atacando los lugares anteriores, pero decide una operación de envolvimiento de la Ciudad por el sur; el cordal que conforman las cotas 170 – 157 – 188 – 185 y 169  va cayendo como si de fichas de dominó se tratasen. Este movimiento tiene como objetivo final la conquista de Cementerio y el envolvimiento de la Ciudad. La Cota de la Alberca se vuelve a perder y los combates al finalizar el día ya están en las calles de la Ciudad.  La resistencia de Caspe ha sido vencida.

El día 17 las tropas de Yagüe entran en Caspe. Durante la noche y la madrugada, se ha dado orden de retirada a las Unidades que la defendían. El quebranto es tal, que tanto la V División de Navarra como la 35 División salen del escenario del conflicto para reorganizarse, otras continuarán con la pesadilla.

La primera batalla de Caspe había terminado, pero la escena volverá a repetirse antes de terminar el mes con diferentes actores. El avance hacia el mar, debe continuar.

Durante unas horas el milagro pareció posible y permitió vislumbrar luces en una noche oscura y dramática como fue la retirada de Aragón, sirva la frase de Milton Wolf para resumir el sentimiento de esos días.

Brunete fue la batalla más dura, y Caspe la más satisfactoria: hicimos mucho daño al enemigo antes de tener que huir. Milton Wolf, comandante del Batallón Lincoln.

 

Manuel García Barceló

 

 

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