Las Aventuras de Blake y Mortimer. ¿El mejor tebeo de todos los tiempos?

LAS AVENTURAS DE BLAKE Y MORTIMER, ¿el mejor tebeo de todos los tiempos?

Vaya por delante mi repulsión hacia categorizaciones tan palmarias, pero en este caso no tengo ningún inconveniente en mojarme en cuestión tan peliaguda. El mejor tebeo (lo de cómic como denominación, no me gusta demasiado, aunque los expertos digan que es la correcta) de todos los tiempos, desde mi óptica de aficionado, son Las aventuras de Blake y Mortimer, la imperecedera aportación de Edgar Pierre Jacobs al tebeo entendido como obra de arte, tanto en su aspecto literario como en el del dibujo. Desde muy joven E. P. Jacobs se interesó por el dibujo y por la música. Tras haber ejercido varios oficios, se dedicó a la publicidad, ilustrando catálogos de grandes almacenes. Desarrolló una incipiente carrera como cantante de ópera, actuando, entre otros lugares, en París y en Lille, pero en 1940 decidió abandonar la música y dedicarse por entero al dibujo. Al año siguiente entró como dibujante en la revista Bravo ! que había empezado a publicarse en 1936. Dado que los fotolitos del cómic estadounidense Flash Gordon, una de las series estrella de la revista, dejaron de llegar a la Bélgica ocupada por los alemanes cuando Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial, se confió a Jacobs la continuación de la serie, mimetizando el estilo de Alex Raymond. Jacobs llevó a cabo este encargo a la perfección, de tal forma que el público no se dio cuenta del engaño, a pesar de que el autor belga insertaba su firma en las páginas. La censura alemana, sin embargo, prohibió la serie unas semanas después. En 1943 Jacobs comenzó a publicar en Bravo ! una serie de ciencia ficción de creación propia, El rayo U (Le Rayon U), muy similar en forma y contenidos a Flash Gordon. El autor continuó colaborando con Bravo! hasta 1946. En 1944 conoció a Hergé, quien lo contrató como asistente para realizar los decorados de algunos de sus álbumes (especialmente en El tesoro de Rackham el Rojo, Las siete bolas de cristal y El templo del Sol), así como para corregir, dar nuevo formato y colorear algunos de sus viejos álbumes en blanco y negro (Tintín en el Congo, Tintín en América, El Loto Azul y El cetro de Ottokar). Un autorretrato de Jabobs, con uniforme sildavo, aparece a la izquierda en la última viñeta de la página 38 de El cetro de Ottokar. Hergé, por su parte, le gastó una pequeña broma al retratarle dentro de un sarcófago en la portada de Los cigarros del faraón. El personaje de Bianca Castafiore es probablemente también un guiño de Hergé, que detestaba la ópera, a su melómano amigo Jacobs. En El asunto Tornasol hay también una referencia a un cantante de ópera llamado Jacobini.La obra posterior de Jacobs muestra una clara influencia de la narrativa visual de Hergé. En septiembre de 1946, Jacobs formaba parte del primer equipo de colaboradores de la revista Tintin, para la que comenzó a dibujar El secreto del Espadón (Le Secret de l’Espadon), primera aventura de los personajes Blake y Mortimer, al tiempo que ilustraba, para la misma publicación, la novela de Wells La guerra de los mundos. El trabajo con su propia serie absorbió por completo a Jacobs, que en 1947 abandonó sus colaboraciones con Hergé. Durante el resto de su carrera, Jacobs se consagró por entero a su serie, de la que publicó varias entregas. La última, Las tres fórmulas del profesor Sato (Les trois Formules du Professeur Sato: Mortimer à Tokyo), proyectada en dos volúmenes, el primero de los cuales se publicó en 1970, quedó inconclusa, y fue terminada, en 1990 por Bob de Moor, quien siguió el guion que Jacobs había dejado escrito. En 1973 publicó una edición «modernizada» de El rayo U. En 1971, recibio el Premio Saint-Michel, siendo esta la primera vez que se entregaba, en su categoría Gran Premio. En 1981, publicó sus memorias, con el título de Un opéra de papier: Les mémoires de Blake et Mortimer.

Todos estos datos biográficos (mea culpa) los he sacado de la Wikipedia. Espero que no falten a la verdad. En cambio, la valoración de su importancia es mía y sólo mía. En el mundo del tebeo, cómic, novela gráfica o como lo queramos llamar, siempre ha habido dos líneas, sobre todo diferenciadas en su aspecto gráfico, o sea, en sus dibujos: la línea clara, y la sucia. Su diferencia es la manera de dibujar: en la línea clara, es un dibujo limpio y preciso, con pocas concesiones a la imaginación y a la psicodelia, los fondos son minuciosos y precisos, lo que quiere decir que cuando los personajes van en coche, el coche en cuestión es perfecta representación de la época (chevrolets, lincolns, mercedes, bentleys…¡menudos coches, oiga¡), cuando los fondos son naturales, sean paisajes o edificios, son como fotografías. Cuando son interiores, no falta ningún detalle: esos batines de cuadros con bolsillo de plastron, de donde Mortimer saca su eterna pipa, la decoración de los clubes de gentlemen tan perfectos, tan ingleses. Ese mundo de hombres zarandeados por villanos extraordinarios. Qué estupendo el personaje del malo malísimo, sin remisión, encarnación de lo peor, y sin embargo elegante en su maldad, malo de los que ya no se usan, (quizás solo en la serie de James Bond) Un malo como el Coronel Olrik es indisoluble de los héroes, estos no serían tan perfectos si enfrente no tuviesen  un negativo tan perfecto. Y científicos enloquecidos, esos laboratorios donde balbucean los inicios de la era atómica, viajes en el tiempo, dictadores asiáticos…. Todo el sabor de la aventura con mayúsculas, espejo de unos años de guerra fría, miedo y ciencia-ficción, cuando nace la serie B, que gracias al paso del tiempo y los gustos del aficionado, ha devenido en arte, y uno de sus mejores exponentes es, y será, por siempre, Las aventuras de Blake y Mortimer.

Gloria eterna. Lágrimas por un mundo que ya no es lo que era…De entre los restos del naufragio de un mundo tan rico y variado lo que permanece es lo clásico: Hergé y Tintín (recientemente prostituido por ese personaje extraño, reencarnación de lo peor de Walt Disney, Spielberg) y sobre todo, Edgar Pierre Jacobs y sus inmortales Blake y Mortimer. Tras la muerte de Jacobs, las aventuras de Blake y Mortimer han sido continuadas, con el permiso de sus herederos, por otros autores, y continúan publicándose en la actualidad. Pueden comprarlos en Norma Editorial.com, donde se siguen publicando grandes obras de la línea clara, a un precio casi irrisorio. Háganlo, no se arrepentirán. Palabra…

Manuel Bordallo.

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