A pesar de que el título, deliberadamente pero engañosamente, ofrece pocas dudas, no me refiero a las entidades bancarias (aunque también).  Buscando un banco para sentarnos en la glorieta el pasado domingo, descartamos éste por motivos que saltan a la vista.  Que los pájaros caguen no se puede evitar, pero si les ponemos la monstruosidad que afea la glorieta (mostrada en la galería de El Agitador hace no mucho), les dan ganas de diarrear.

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