Pepe Rodríguez. «Mentiras fundamentales de la Iglesia Católica»

Mentiras fundamentales de la Iglesia Católica.                                                                      Pepe Rodríguez.                                                                                                                    Ediciones B. 2011

Pepe Rodríguez es un veterano periodista de investigación cuyo rostro les sonará porque ha salido muchas veces en la tele. Casi siempre hablando de religión. Y, bueno, en general, haciéndolo bastante mal. La mayoría de sus títulos son, cuando menos, polémicos. “La vida sexual del clero”, “Pederastia en la Iglesia Católica”, “Dios nació mujer”, “Mitos y tradiciones de la Navidad”. “Mentiras fundamentales de la Iglesia Católica” fue publicado por primera vez en 1997 y ya en su momento vendió miles de ejemplares. Catorce años después ve de nuevo la luz en una edición ampliada y corregida que va ya por su cuarta reimpresión.

Un libro con semejante título no engaña a nadie. El juicio a que somete a la milenaria institución es sumarísimo y las conclusiones a que llega desalentadoras para todo aquel que se muestre crítico con su fe. En poco más de quinientas páginas analiza con el bisturí de su potente erudición todos y cada uno de los dogmas y fundamentos del catolicismo. La virginidad de María, la infalibilidad papal, la Santísima Trinidad, el celibato, la creencia en el infierno, la Resurrección de Cristo y su Ascensión a los cielos… Su principal metodología de trabajo consiste en confrontar lo que la Iglesia Católica afirma y lo que la Biblia predica. Lo que el catolicismo prescribe y lo que los autores bíblicos plasmaron en sus textos. En numerosas ocasiones llega a acompañar sus argumentaciones con cuadros comparativos que ayudan a comprender mejor la enorme distancia que separa al catolicismo actual del espíritu original del cristianismo.

Así, Jesús es visto no como Mesías bíblico sino como reformador del judaísmo, más interesado en consolidar la fe de sus mayores con nuevos votos que en traer a los hombres un mensaje universal. Su figura es analizada a la luz de las escasas y difusas fuentes históricas existentes poniendo de manifiesto las diversas y flagrantes contradicciones en que incurren los evangelistas a la hora de narrar su vida, su muerte y su legado. De su lectura se extrae que el cristianismo tal y como lo conocemos debe más a la construcción intelectual de San Pablo, a las enconadas disputas doctrinales de los Padres de la Iglesia, a las aportaciones estéticas, éticas y teológicas del paganismo, al maquiavelismo político del emperador Constantino y a los tejemanejes interesados y muchas veces corruptos de la curia papal que al mensaje del Nazareno. Nada nuevo, en realidad. O sí, a la vista de cómo se sigue aferrando la jerarquía eclesial a determinados dogmas cuya justificación no se sostiene en la letra de las Escrituras sino en oscuros planteamientos de mera oportunidad política.

A todas estas conclusiones llega Pepe Rodríguez con un trabajo ameno y asequible a cualquier lector interesado en la historia del cristianismo tanto si es para reafirmarse en la fe como en la ausencia de ella.

Jesús Cirac

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