Me encanta como la escritora Belén Gopegui describe la canción Live Wire del grupo australiano AC/DC. En su novela, Deseo de Ser Punk (Anagrama, 2009) nos presenta a una adolescente, Martina, que está inmersa en un proceso de búsqueda. A sus dieciséis años la música no había tenido un papel destacado en su vida y, por diversos motivos que no voy a desvelar aquí, comienza un trepidante viaje que le lleva a descubrir “su” música. En ese apasionante proceso vital, Martina conoce a unos chicos que tienen una tienda de discos y, en ese mausoleo dedicado a la música, escucha por primera vez la canción Live Wire.
“El LP empezó a dar vueltas, la aguja lo tocó y oí esa guitarra[…] Era mi electricidad, lo que me estaba pasando hecho sonido y atravesando las paredes y kilómetros de carreteras mojadas por la lluvia, era como ser libre en esos sonidos, nadie podría sujetarlos, igual que los caballos que en las películas parece que nadie pueda domar pero al final los doman; en cambio lo que salía de esa guitarra era capaz de sacudirse de cualquiera que fuese a domarlo, y seguiría a su aire y no sería un caballo de montar ni ninguna otra clase de animal, sería electricidad, y me llevaría con él y yo la llevaría conmigo”
Al leer estas frases recordé la primera vez que escuché High Voltage, el disco de AC/DC del que forma parte la canción. Habían pasado casi veinte años desde que fue publicado, pero descubrirlo fue para mi fue una sacudida de rock, electricidad y 
energía tan grande que no pude evitar escucharlo una y otra vez. Mi inglés por aquel entonces era limitado, pero mi habitual curiosidad por entender qué se dice en las canciones, me llevó a tomar el diccionario y traducir sus letras. Y fue entonces cuando me di cuenta de que la electricidad del disco no sólo estaba en su bajo, en sus potentes guitarras o en la voz agresiva de Bon Scott, la electricidad también emanaba de sus letras. Me encanta cuando el bajo anuncia el inicio de Live Wire. Me emociono cuando suenan las primeras descargas de la guitarra eléctrica y el ambiente se carga de energía. Cuando Scott dice “si buscas problemas/soy la persona indicada/si estás buscando satisfacción/ yo la garantizo” A partir de la primera estrofa, como narra Gopegui, un caballo sin domar se desata y nos conduce durante poco más de cinco minutos a un tipo de éxtasis que solo el rock puede provocar.
http://www.youtube.com/watch?v=6XvZ2UB4f-g&feature=related
Y esta es sólo una de las canciones que forman parte del que, a mi modo de ver, es el mejor disco que ha publicado el grupo AC/DC. La electricidad fluye a lo largo del disco y desde que suena “It´s a Long Way to the Top If You Wanna Rock And Roll” el poder del rock te atraviesa y te hace sentir tan vivo que tienes ganas de saltar, de gritar y de subir el volumen. La catarsis es completa y durante cuarenta minutos solo estás tú, Bon Scott y los hermanos Young.
Lo mejor del disco es su sonido. Es rock auténtico. Sin medias tintas. Las guitarras arrojan un sonido puro, eléctrico y vibrante desde la primera canción hasta la última y emocionante High Voltage. Nada que ver con los últimos y repetitivos trabajos de esta banda, que parece haberse estancado en un sonido concreto del que no ha sabido o no ha querido salir. Desde el Live, que publicaron en 1992 y que es otro de sus grandes trabajos, AC/DC ha editado tan solo tres discos y, a excepción de algunos temas sueltos, la calidad de los mismos no alcanza, ni de lejos, la creatividad, la energía y el buen hacer de los primeros (al que habría que sumar el buenísimo The Razor´s Edge) Si te gusta el rock, si eres un apasionado de AC/DC y no conocías este disco o si sólo eres un buen amante de la música, escucha mi consejo: conecta los altavoces, dale al play y ¡SUBE EL VOLUMEN!.
http://www.youtube.com/watch?v=6XvZ2UB4f-g
Iván Heredia
