El Cruzado. Stephen J. Rivelle Debolsillo. 1997
Año 1095, Roger, duque de Lunel, se embarca en la Primera Cruzada para conquistar Tierra Santa. Brutal y desgarradora, así es esta novela histórica. Para mí, “la” novela histórica. Ninguna otra ha podido atraparme de la forma que lo hizo esta.
El Cruzado nos habla de cómo matando, saqueando y violando, como una plaga divina, miles de nobles y soldados europeos acudieron a la llamada del papa Urbano
II para expiar sus pecados en la conquista de los Santos Lugares. Pero la novela llega mucho más lejos. Propone un viaje mental que el protagonista relata en primera persona y que abarca desde su salida del pequeño pueblo en la Provenza en el que se encuentra su hogar, hasta su llegada a Jerusalén y aún más lejos, hasta sus posteriores consecuencias. El hombre temeroso de Dios, agobiado por sus pecados, que encontramos al comienzo del libro y el que termina conquistando, desengañado de todo sentimiento religioso, la Ciudad Santa no son el mismo. Entre medias se ha producido una profunda transformación existencial que aporta profundidad y sentido a una trama en la que abundan los lances y las aventuras para satisfacción del lector.
La novela se aproxima a lo que realmente vivieron los hombres que protagonizaron en primera persona aquel complejo proceso histórico que fueron las Cruzadas. Tanto los que formaban parte de ellas, como los habitantes de los lugares por los que aquellos pasaban, involuntarios protagonistas de una historia que no habían elegido vivir, en cuyas existencias quedó marcada una huella imborrable para su desgracia. Es cierto que la novela patina levemente en su último cuarto, donde al escritor parece que le entran las prisas por terminar, y fantasea demasiado simplificando ciertos pasajes. Pero esto se compensa con un final que deja al lector varios días con las tripas revueltas. Si aún no lo han hecho y son aficionados al género, léanla.
Carlos Garcés
