Andanzas Caspenses de la Fiera Corrupia (II)

(Segunda entrega de la versión expandida y local de una trilogía de artículos publicados por Alberto Serrano Dolader en ‘Heraldo de Aragón’: 23.06.2013, 30.06.2013 y 07.07.2013)

¿Daba miedo la Corrupia? Que nadie dude que así fue durante mucho tiempo. Un miedo que debe inscribirse en el contexto elucubrado por los profesores Gerardo Fernández y José Manuel Pedrosa:

«El miedo es, seguramente, inseparable de la experiencia de lo desconocido y por tanto, de la necesidad de conocer, del ansia de adquirir cultura. (…) Pero también adquiere, entre los seres humanos, dimensiones y matices mucho más amplios, intensos y dramáticos que los del simple miedo animal: porque los miedos humanos echan fuertes raíces en la memoria, se expanden y ramifican al ritmo exuberante de la voz que crea y transmite el rumor, se tiñen de los estrafalarios colores del arte; hasta se mezclan, en ocasiones, con el extraño caudal del amor». (‘Antropologías del miedo’, 2008).

El diccionario de la Real Academia Española certifica que el enunciado ‘fierra corrupia’ se utiliza “para designar ciertas figuras animales que se presentan en fiestas populares y son famosas por su deformidad o aspecto espantable”. El significado actual -que entronca con los monstruos manufacturados de los desfiles procesionales bajomedievales- enseguida trae a la memoria de cualquier curioso caspolino la portada del programa de fiestas, publicado en agosto de 1943 por el ayuntamiento (y que se repitió en la de 1953): una cabeza de fiera de mirada penetrante arroja una llamarada de fuego por la boca, al lado una rueda decorada con motivos vegetales, como de carroza festiva. El erudito local Indalecio Baneba -con el que converso- no tiene dudas:

“Fue un acertado diseño pictórico del artista Amadeo Paltor Voltra, que había nacido en Olesa de Montserrat en 1911, pero que en los años cuarenta se afincó en Caspe, donde abrió taller especializado en creaciones escultóricas. Aquella portada del programa, a la par alegre e inquietante, enseguida fue identificada por muchos como una representación alegórica de la fierra Corrupia”.

La fiera en un dibujo de Paltor

Alterado un poco su significado, la expresión ‘fiera Corrupia’ continúa viva en la Ciudad del Compromiso. Rafael Barceló en su ‘Vocabulario caspolino’ (que en el año 2011 mereció ser publicado por la Institución Fernando el Católico), indica: «Animal que tiene gran ferocidad o instintos astutos y hasta sanguinarios. (‘Este toro es una fiera Corrupia, si t’acercas a él t’embestirá con intención de matate’). Mujer pleitista, chismosa, batalladora con las vecinas, que no cede nunca a los razonamientos. (‘Nuestra vecina es una fiera Corrupia, tozuda y siempre regolviendo y ocasionando contiendas y pleitos’)».

Que conste que en mi pueblo también conocemos a fieros Corrupios… En todo caso, y como se ha podido comprobar, el concepto que late bajo el término “corrupia” es despectivo. No solo en Caspe, sino en todo el mundo (según el DRAE ‘surrupio, pia’ es una forma coloquial que los cubanos tienen para expresar «persona insignificante»), y no exclusivamente aplicable a los seres animados (según el Espasa ‘zurrupios’ es una metáfora familiar equivalente a «sobras y cosas despreciables»).

El profesor Guillermo Fatás me obsequia con informaciones que no debo desperdiciar para perfilar el contexto:

En Portugal, corrupiar es dar vueltas sin parar, como un trompo, o como el borrico de noria, y tanto el verbo como el sustantivo están en uso, con significados varios, incluidos algunos juegos infantiles en los que hay que correr dando vueltas. Como en español suena un poco risible, no sé yo si no tendrá en eso su origen la palabra: la fiera corrupia, especie de monstruo ridículo, grande, pero de mentira, usada en fiestas, del tipo de la patum de Berga, que encorre a la gente y solo da miedo a los chiquillos.

En todo lo que antecede he ido reflexionando a las orillas del Mar de Aragón. Con la paciencia que necesita quien pretende pescar un siluro, invasor habitante de las profundidades que hace unas décadas se convirtió en algo así como el trasunto actual de las Corrupias de antaño.

Hoy ya nadie cree en monstruos legendarios. Por eso, mientras las olas del pantano golpean la orilla, espero calmado a que se mueva el corcho, disfrutando con un par de libros que tengo entre las manos de uno de mis autores favoritos… El genial Pío Baroja rimó algunos hábitos de comportamiento de la bestia Corrupia:

Tan pronto llora en silencio

como se ríe o rebuzna

 y desgarra a quien se acerca

mientras quejándose aúlla.

 (En un poema publicado en sus ‘Canciones del suburbio’, 1944).

Don Pío también aludió en prosa al monstruo: «La fiera Corrupia, en forma de dragón rojo, con siete cabezas, diez cuernos y unos candeleros con velas en cada cabeza, era evidentemente la Bestia del Apocalipsis”. (En su artículo de prensa “Los horrores de las antiguas ferias”, que más tarde se volvió a publicar en la antología ‘Vitrina pintoresca’, 1935).

Alberto Serrano Dolader

Monstruo tricéfalo decimonónico
Monstruo tricéfalo decimonónico

Entradas relacionadas

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies