Bajoaragonesa de Agitación y Propaganda. Cien días que conmovieron al mundo

Pues ya llevamos cien días. Quien lo iba a decir. Con el nombre que nos habíamos puesto resultaba difícil pensar que fuéramos gente seria, capaz de comprometerse, de sacar cualquier proyecto adelante. Pero ya llevamos cien días. ¿Y qué ha pasado en ese tiempo? Pues que hemos constituido Bajoaragonesa de Agitación y Propaganda; que hemos captado un número no desdeñable de socios; que hemos celebrado, con gran éxito de crítica y público, las jornadas “Caspe 1936. Un jardín de senderos que se bifurcan”; que hemos colgado más de ciento treinta contenidos en nuestro órgano de expresión, El Agitador; que hemos recibido más de dieciocho mil visitantes de sesenta y nueve países diferentes que, en total, han visto unas cuarenta y cinco mil veces nuestras páginas.

Tampoco es para tanto, se dirán ustedes. Y no les faltará la razón. Lo que sobran son proyectos, asociaciones, jornadas, blogs, webs, podcasts, posts. Si estamos contentos no es por haber hecho algo que no se haya hecho antes. Lo que nos pone de tan buen humor es la forma en que lo hemos hecho. Como su nombre indica, Bajoaragonesa es una asociación ligada al Bajo Aragón. Su centro de operaciones está en Caspe pero el hecho de haber elegido esa denominación indica una clara vocación comarcal que con el tiempo esperamos consolidar y ampliar. Es, pues, una iniciativa surgida del mundo rural pero que aspira a superar, utilizando para ello el descaro y la falta de prejuicios, algunas de las limitaciones que, tristemente, lastran las iniciativas culturales surgidas en el ámbito rural. Dicho de otro modo: aspiramos a construir un proyecto rural pero moderno, local pero muy global, respetuoso pero sincero y claro. Y, además, pretendemos que todo lo que publiquemos tenga un mínimo de calidad. En el fondo y en la forma.

Nos interesan tanto los quehaceres urbanísticos de nuestros municipios como la prehistoria; las manifestaciones más enraizadas de nuestra cultura popular como los libros que se publican, las películas que se estrenan o los discos que nos gustan. Y, por supuesto y por si alguien no lo había percibido todavía, nos interesa muchísimo eso que se ha venido en llamar “memoria histórica” y que, para nosotros, no es otra cosa que respeto hacia nuestros mayores. Lo que no nos interesa es dar pábulo a ese ambiente de crispación cutre e interesada que agita tristemente la vida política de nuestros pueblos. Somos agitadores, no charlatanes de feria. Nos gusta la discusión pero no el ruido por el ruido. Nos hemos propuesto trasladarle al mundo lo mejor de la cultura bajoaragonesa y a los bajoragoneses lo mejor de la cultura del mundo. Y nos hemos propuesto también saber lo que piensa la gente. La que vive en el Bajo Aragón y tiene cosas que contar y la que se ha buscado la vida donde ha podido.

El único reproche que nos hacemos es no haber sido capaces de provocar suficientemente a nuestros lectores. Queremos que atraviesen el espejo, que abandonen el burladero, que salgan del armario y se conviertan, a su vez, en actores de este proyecto. Resulta imprescindible la implicación de la gente para alcanzar el objetivo que nos propusimos el día en que decidimos fundar Bajoaragonesa: agitar la esclerotizada escena local, provocar debates y discusiones, cambiar las cosas a base de ideas. Que ustedes nos envíen sus colaboraciones no tiene como consecuencia que los que habitualmente nos encargamos de dotar de contenidos al Agitador podamos tomarnos las cosas con más calma, no. Lo que queremos no es que ustedes nos liberen de la obligación que gustosamente hemos asumido sino que, al participar, nos hagan ver que, efectivamente, las cosas están empezando a cambiar, que nuestro objetivo real empieza a cumplirse, que ese Bajo Aragón al que tantas cosas solemos reprochar comienza a parecerse a esas sociedades dinámicas y estructuradas con las que tantos soñamos. Solo con la implicación ciudadana pueden cambiarse las cosas. Solo si es de todos, la cultura merece la pena.

En estos cien días hemos hablado de la Huerta de Caspe y de los Smiths; de la fiesta de los quintos de Fabara y de Manuel Chaves Nogales; del Compromiso de Caspe y del arte soviético. Hemos tomado fotografías. Hemos recuperado viejos papeles y banderas olvidadas. Hemos entrevistado a hortelanos y a profesores de universidad, a locos  de los deportes náuticos y a estrellas del hip hop, a caspolinos y a alcañizanos. Después de estos cien días estamos todavía más ilusionados que al principio. Queremos conocer el mundo que nos rodea para poder disfrutarlo como merece pero también para cambiarlo en lo que sea necesario. Es esta una tarea colectiva que requiere voluntarios. Todos ustedes están invitados. Pueden leernos o, mejor todavía, colaborar haciéndonos llegar sus trabajos, impresiones o propuestas. Les invitamos a todos, sin distinción. Han pasado ya cien días pero esos ya no cuentan. Vienen días nuevos repletos de agitación y propaganda.

BAP

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