Caspe1936. Un jardín de senderos que se bifurcan

CASPE 1936. UN JARDIN DE SENDEROS QUE SE BIFURCAN

La memoria pesa tanto que ni siquiera su antídoto natural, el paso del tiempo, consigue convocar el ambiente propicio para el análisis desapasionado, para la reflexión fría. 75 años después de aquel 1936 de cuya carga emocional muchos españoles llevan tantos años intentado desvincularse, seguimos sin ser capaces de sentarnos alrededor de una mesa a intercambiar puntos de vista en torno a lo que verdaderamente significó. Hacerlo significa siempre enfrentarse al que piensa de manera diferente o al que, simplemente, aspira a no pensar. Y así, entre acusaciones reciprocas, autocensuras y miedos afortunadamente ya injustificados se nos ha ido pasando el asado. Lenta, aburrida, inútilmente. La conclusión es clara: seguimos sin saber quienes somos, de donde venimos y, consecuentemente, hacia donde caminamos.

Por otra parte resulta comprensible que esto haya sucedido así. Pensar en 1936 significa centrar la mente casi exclusivamente en la violencia. Y si bien es cierto que las cotas alcanzadas en aquel verano largo y extraño superan en mucho lo que cualquier sociedad es capaz de digerir, no es menos cierto que el eco desaforado de los disparos ha terminado por arrollar aspectos relevantes de nuestra historia, de nuestra vida social, de nuestra cultura, cuya necesaria evocación y estudio nos han llevado a plantear el proyecto que ahora presentamos.

Entre los días 15 y 19 de noviembre se celebrarán en Caspe unas jornadas organizadas por su Excelentísimo Ayuntamiento y con la colaboración de la Asociación de Amigos del Castillo del Compromiso.  Los coordinadores de las mismas, con una descarada pretensión literaria, hemos querido titularlas “Caspe 1936. Un jardín con senderos que se bifurcan”. Ni se nos ocurre pensar que el Caspe de 1936 fuese un plácido y soleado jardín. Pero como los jardines, borgianos o no, aquella ciudad se articulaba en torno a una estructura plenamente funcional en la que puede decirse que no faltaba de nada. Las ricas fontanas convivían con caminos umbríos tapizados de hojarasca. Los cipreses altivos se elevaban elegantemente por encima de los discretos frutales, de las prímulas, de los secretos parterres de hiedra y falso jazmín. Una ciudad que al arrancar 1936 lo tenía casi todo pasó en pocos días a tener poco más que rencor. Una sociedad eficiente y ordenada se convirtió en apenas unas horas tormentosas en una realidad tan compleja y agitada que 75 años después todavía no hemos conseguido digerir.

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Pero no solo de violencia se alimentó aquel año torrencial. Caspe sirvió de escenario para el primer intento serio de fraguar un Estatuto de Autonomía para Aragón. Incluso cuarenta años después las fuerzas aragonesas de izquierda volvieron a encontrar aquí el punto de partida para la reivindicación autonomista en democracia. En Caspe halló el Consejo de Aragón el solar adecuado en el que sembrar propuestas sociales revolucionarias, inéditos puntos de vista, cuyos frutos más o menos legítimos hemos encontrado diseminados en diversas experiencias sociales y políticas posteriores: de Mayo del 68 al 15-M; de la contracultura americana a los movimientos antisistema; de la socialdemocracia hasta, incluso, determinados contenidos programáticos de los partidos de centro-derecha.

Las jornadas se han planteado en forma de mesas redondas y actividades paralelas de manera que sean múltiples las lecturas posibles en torno a los distintos temas. El martes día 15 se presentarán las jornadas y se inaugurará la exposición “La Guerra Civil en la provincia de Zaragoza”. El miércoles 16, el catedrático de la Universidad de Zaragoza, Julián Casanova, desgranará las causas de una guerra civil. El jueves 16, mesa plenamente caspolina, Oscar Adell, Jesús Cirac y Eliseo Bayo elucubrarán acerca del Caspe que pudo haber sido y no fue. El viernes 17 expertos en la autonomía aragonesa como Antonio Peiró y Emilio Gastón debatirán con el caspolino Joaquín Cirac en torno a los motivos de 1936, la euforia de 1976 y el futuro del estado de las autonomías en un contexto de crisis financiera y política como el que padecemos. El sábado 19 por la mañana será el momento de repasar los peores momentos del año. La violencia política que arrasó Caspe será diseccionada por Amadeo Barceló, José María Maldonado, Tony Orensanz y José Luis Ledesma. El sábado por la tarde retrocederemos 75 años en el tiempo para recorrer las calles de un Caspe que ya no existe en una visita física asistida por las explicaciones de quienes todavía recuerdan qué, cómo y donde. Finalizarán las jornadas esa misma tarde con una mesa redonda en el Teatro Cine Goya en torno a la cual se sentarán la investigadora Dolors Marín, el escritor y profesor de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid, Carlos Taibo y el también profesor de la de Zaragoza, José Luis Ledesma, moderados por Jesús Cirac. Se analizarán las apuestas, los logros y los fracasos del Consejo de Defensa de Aragón y su proyección en el tiempo y en el espacio. Ayer, hoy y mañana. Caspe, Aragón y el mundo. Senderos que se bifurcan hasta el infinito. Pasos que atraviesan la espesura sin saber qué espera más allá.

Decir, por último, que la ocasión servirá también para presentar en sociedad a una asociación recién nacida y apenas balbuceante que responde al nombre de Bajoaragonesa de Agitación y Propaganda y cuyo primer cometido ha sido el de coordinar las presentes jornadas. Nuestra aspiración es atraer la atención de caspolinos y visitantes y conseguir que, al término de las sesiones, el número de interrogantes, de preguntas sin respuesta, supere con mucho al de las certezas que traían consigo al entrar a cada uno de los actos.


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