Hace tiempo que tenía ganas de leer De Calaceite a Mauthausen, las memorias de Raimundo Suñer. Tras haberlo leído podría decir que este libro narra la historia de una persona cualquiera. O que Suñer fue solo uno más de aquella generación a la que le tocó enfrentarse a la tragedia en forma de guerra. Pero mentiría. Lo cierto es que Raimundo Suñer era de esa clase de gente poco corriente; un tipo dispuesto a todo para defender aquello en lo que creía: la justicia, la honestidad, el respeto, la democracia, la paz.

Las páginas cuentan la historia del alcalde de una apacible localidad del Bajo Aragón de mediados de los 30. Y casi sin darnos cuenta, se sucederán unos hechos que a los caspolinos nos resultan familiares: la batalla contra los sublevados, la nueva situación bajo el control de los anarquistas y la difícil convivencia posterior entre miembros de izquierda republicana y fuerzas ácratas.

Llama la atención leer a Raimundo cuando cuenta, con la mayor naturalidad del mundo, todo lo que va viviendo. Sin grandes aspavientos, nos traslada a varias de las páginas más destacadas en la crónica del bando republicano. Un mitin del Frente Popular con Federica Montseny, Indalecio Prieto y la Pasionaria o su relación con Enrique Líster y otros jefes comunistas durante la batalla del Ebro.

Tras el desastre de la República, con Raimundo en Francia, sus memorias confirman viejas sospechas y nos acerca a la situación que sufrieron los españoles en el país galo inmediatamente después de perder la guerra. Y lo peor estaba todavía por llegar para todos aquellos que fueron hechos prisioneros por los nazis.

Se agradece que los análisis de la situación nacional e internacional no inunden en demasía las páginas de las memorias de Suñer. Cuando lo hace, no pierde el Norte y siempre aborda los temas con brevedad. En cuanto a la crónica de su propia existencia, no podemos obviar que el destino sonrió al autor durante varias ocasiones durante los largos 9 años entre guerra y prisión. Solo así se explica que uno de los primeros españoles recluidos en el campo de exterminio de Mauthausen, sobreviviera hasta el final de la guerra. Raimundo, por fortuna, pudo y supo contarlo.

En definitiva, los textos que componen este libro son, a simple vista, una crónica sencilla. Sin embargo dice mucho más de lo que se lee. Es el relato de una generación de luchadores que mantuvieron siempre la fe en ellos mismos y en su manera de entender el mundo. La historia de los que perdieron la guerra pero nunca fueron derrotados.

 Amadeo Barceló

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