Hoy Pincha José Ignacio Callén. ¿Sexo en New York?

Deambulo por las calles de Nueva York cavilando sobre la posible banda sonora personal de mi curioso exilio. Y de inmediato pienso que, estando las cosas como están, decir que uno vive en Nueva York puede llegar a ser una provocación. Me explicaré: sí, vivo en Nueva York vendiendo mi escasa fuerza de trabajo a una institución española de chiste (de chiste malo) y ajeno totalmente a las prebendas diplomáticas y al oropel. Subsisto en Nueva York representando presuntamente a la cultura hispánica e intentando no compartir con nadie, porque no puedo, lugares de una ciudad que se imita a sí misma y que hace tiempo dejó de ser la cuna mundial de la creatividad y las ideas.

No obstante, a medida que pasan los meses, me encuentro más cómodo en la ciudad y el espíritu inquieto de amigos como los agitadores bajoaragoneses ha removido un tanto mi ánimo apocado y melancólico para proponer una banda sonora de estos dos años largos basada en mis paseos y divagaciones. Banda sonora ecléctica donde las haya, sacada en ocasiones de conciertos a los que he asistido en la ciudad, otras, de evocaciones caprichosas. Hace un año me hice con una cámara de vídeo, quizá para domesticar la mirada, impelido por el ansia turística que inunda al visitante, pues la mirada sola no basta para una ciudad que es experta en posar y cuya esencia parece más presente en el celuloide que en la prosaica realidad. A veces cuelo la cámara en algún que otro concierto y aprovecho para editar esos fragmentos. Algunos de ellos ilustrarán también esta heterodoxa sesión.

1- Uno de mis primeros paseos me llevó al Dakota, edificio donde vivía John Lennon y en cuyo portal encontró su muerte provocada por un loco lector de “El guardián entre el centeno”. Cuando paso por ahí no solo me acuerdo de Lennon al ver el jardín dedicado a Strawberry fields y admirar cómo canta viejas canciones un hippy de la tercera edad mil veces tatuado, sino, curiosamente, de una canción de los ochenta que me despertaba muchas mañanas para ir al colegio y que me transmitía una tristeza sobrehumana; tristeza, que, paradójicamente, me animaba a hacer el recorrido hasta la escuela envuelto en una nube infantil de falsa nostalgia. Se trata de la canción de Los Suaves: Muerte en el Rock and Roll

2- Los primeros dos meses de mi estancia en Nueva York los pasé en Roosevelt Island, una isla-sarcófago paralela a Manhattan a lo largo del East River, en cuyo extremo se hallaba uno de los más temibles psiquiátricos neoyorquinos, abierto en 1839 en un edificio en forma de octágono: The New York City Lunatic Asylum. El octágono parecía un escenario ideal para alguno de los cuentos de Poe. Y –no me pregunten por qué- en mi recorrido arriba y abajo de la isla, durante esos primeros domingos de septiembre de 2010, solo me venían a la cabeza dos canciones: Reel Around the Fountain de The Smiths y The St. James Infirmary, un espléndido blues tradicional, que ahora, el bueno de House, Hugh Laurie, ha actualizado en una brillante versión:

Para mí esta canción de Smiths tiene como un aire enfermizo, a la vez que terapéutico.

http://www.youtube.com/watch?v=O8LnaiiuCtY

3. Brooklyn fue un agradable descubrimiento ya que Manhattan se agota en sí misma. He de decir que mi circunstancia me obliga a vivir en Queens, el barrio más económico, ya que Brooklyn, y en especial Williamsburg, el barrio de los nuevos hipsters, se ha “gentrificado” o dicho más castizamente, “aburguesado”. Ahora lo habitan hipsters de postal y de diseño, la mayoría hijos de papá con el anhelo de convertirse en artistas underground.  (Para quien quiera conocer un poco más de este fenómeno recomiendo el libro ¿Qué fue lo hipster? de Mark Greif, que cita Agustín Fernández Mallo que, a su vez trata el tema en esta historia: http://www.letraslibres.com/revista/convivio/williamsburg-ny y en este artículo: http://www.elpais.com/pam/articulo-pam.html?xref=20070930elpepspag_7&type=Tes Allí describe a los hipster como jóvenes “que escarban en su móvil y visten como si los Ramones hubieran viajado a la India en una excursión organizada por mods”).

No obstante, he de reconocer que en mis visitas a locales de conciertos de Brooklyn descubro atónito, en primer lugar, un nivel sorprendente de profesionalidad (presente en cualquier grupo telonero del montón) y un notable resurgimiento de la creatividad musical, especialmente en el ámbito de la electrónica, dub-step y el variado mundo “indie”. Sin embargo, elegí para mi bautismo de fuego en Brooklyn a todo un clásico de la modernez ruidista: Sonic Youth. Su concierto me permitía varias cosas: zambullirme en el mundo hipster, contemplar en perspectiva varias generaciones brooklynitas y fotografiar la silueta o skyline de Manhattan desde un lugar privilegiado: el Williamsburg Waterfront.

Nadie parecía sospechar que entre las explosiones de furiosos guitarrazos que “despertarían a la serpiente del río que iba a devorar Manhattan” como dijo Thurston Moore, se estaba consumando, tras 27 años, la ruptura matrimonial de éste con Kim Gordon, la única chica del grupo que con un sensual vestidito naranja parecía desafiar al paso del tiempo.

En el tembloroso vídeo, toda una prueba para mi escaso pulso, quedan recogidas más por extenso, en primer lugar Death Valley ´69, un pequeño intermedio de Kim Gordon cantando Sacred Trickster, y el final de Sugar Cane.

Sonic Youth en Williamsburg

4- Siendo músico frustrado como soy, teclista para más señas, uno de mis proyectos neoyorquinos ha sido y sigue siendo aprender a improvisar un buen blues. La cosa parece sencilla, pero no lo es tanto, especialmente si pretendes compararte con la astronómica cantidad de músicos geniales (especialmente intérpretes) que pululan por esta ciudad. A pesar de la banalización turística, el carácter de feria permanente con olor a fritanga de Times Square (cuyos neones me recuerdan las fiestas laurentinas y el sistemático engaño al turista desprevenido) sigue siendo verdad que en esa parte de la ciudad y en los antros más añejos de jazz en Chelsea y SoHo brilla todavía una llama de excelencia que no parece extinguida del todo. Además, con los precios aplicados a las entradas y a las consumiciones, destinados al turista de temporada, hay algunos músicos locales reconocidos que pueden aproximarse a una vida medianamente decente.

Tras ver en el Festival de Cine Español de Nueva York la magnífica “Chico y Rita” comenzó a interesarme de verdad el mundo del jazz latino, y, en general, el magnífico encuentro de músicos latinos con los negros de Nueva York. Una cosa llevó a la otra y descubrí en el umbral del Harlem hispano “el Barrio” el Harbor Boys and Girls School donde admiten a adultos para clases de todo tipo. Allí comencé una serie de clases de piano-blues que pronto tuve que abandonar por mis horarios incompatibles. Durante una de esas clases, un grupo ensayaba en la sala contigua un tema de Ray Barreto, New York Soul que nunca había oído y que, desde aquel día, lo llevo como favorito en el iPod:

5- Alterno también en mis escuchas en el metro (paso una porción del día importante metido en las entrañas de Nueva York) otros temas descubiertos recientemente como este de Danger Mouse y Danielle Luppi para el disco Roma (en homenaje a la música de los spaguetti western), interpretado por Jack White: Two Against One.

6- Picoteando aquí y allá: algo de Pichtfork, y alguna emisora perdida (especialmente el mundo bloguero: he descubierto Hypem.com donde rastrean la música más indómita que se recomienda en los blogs más frikis) intento estar al día, siendo fiel a una tradición de escucha que me lleva a los lirismos folkies e indies de algunos artistas. De entre mis escuchas recientes, voy a recomendar algunos.

Lambchop, Gone Tomorrow, de su disco Mr. M., dedicado a Vic Chesnut, recientemente desaparecido.

7- No puedo evitar recomendar, en la etérea línea dream pop (reconozco que escuché en mi adolescencia a los Cocteau Twins) a Beach House, que han culminado un disco redondo, Teen Dream. A pesar de ser de Baltimore tienen legiones de seguidores en Nueva York, especialmente entre los más recalcitrantes hipsters de Brooklyn. Lover of mine.

8- Y pasando al capítulo de dulces damas, más o menos indies, he podido hacer, también en Brooklyn, algún descubrimiento, como este de Poliça, de quien Bon Iver dijo maravillas. Desde la primera escucha llamó la atención ese contraste entre la fragilidad de la voz levemente distorsionada y los desfiladeros de tambores y furiosos estallidos de ritmo. Algunos hablan de cierta monotonía, pero he de reconocer mi debilidad por estas efusiones líricas femeninas.

Poliça

9- Como las de otras compañeras de fatigas, algunas recogidas en este otro vídeo, especialmente Austra, en la línea etérea y élfica de Antony and The Johnsons o elucubraciones a lo Bjork. O Laetitia Sadier, más veterana, a la que pude ver en el Mercury Lounge y que tocó casi en un concierto doméstico.

No obstante, recojo también en este vídeo la potencia y el ritmo soul de Janelle Monae, a la que tuve oportunidad de ver en el pasado Afro-punk festival, también en Brooklyn. Adjunto una versión estándar de youtube, ya que mi grabación deja un poco que desear.

Damas indies

El último fragmento muestra a una espontánea en la parada de metro de Bedford Avenue.

10- Finalizaré esta atípica sesión que, insisto, sigue siendo parte de la banda sonora que acompaña últimamente mis vivencias neoyorquinas (iPod en ristre) con otra punzada de nostalgia. En mis clases de jazz pude acceder a ciertas partituras que no conocía y entre ellas a algunas de Horace Silver. Curiosamente estuve practicando Song For My Father, un atípico blues infectado de dulce bossa. Un homenaje al padre de Horace Silver, de origen brasileño.

Este tema adquirió un nuevo significado para mí tras la muerte de mi padre el pasado mes de junio. Creo que él hubiera entendido este blues juguetón a pesar de la cósmica distancia cultural. A él se lo dedico, con permiso de Horace Silver.

Muchas gracias.

Entradas relacionadas

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies