Pere Pubill Calaf no es un tipo cualquiera ni es su muerte la de otro artista más. Peret se sacó de la manga uno de nuestros más genuinos géneros populares y durante seis décadas lo defendió con éxito por los escenarios de medio mundo. Su música forma parte de la banda sonora de nuestra infancia y muchas de sus canciones burbujean todavía en el inconsciente colectivo de millones de españoles. Si hubiera nacido en Memphis o en los pantanos de Louisiana, sería un mito planetario ante el que todos inclinarían la rodilla con humildad. Pero nació en Barcelona, en el Raval y, además, era gitano, vendedor ambulante de trajes y paños… poco cool. O quizá mucho.
Aun así, nadie puede negar la importancia de su legado y el camino que él abrió para que tantos y tantos artistas pudieran transitarlo cómodamente años después.
Hoy queremos recordarle con cariño y gratitud. Y con mucho respeto y admiración. Para ello nos hemos imaginado una sesión suya a los platos. Imaginemos que el mismísimo Peret nos enviara una lista con diez temazos para todos los lectores de EL AGITADOR con la condición de que la publicáramos solamente cuando él hubiera muerto. Una verdadera primicia ¿Y por qué no?
- Gato Pérez. La Rumba de Barcelona. Otro grande muerto. Este demasiado prematuramente. Lo dice el Gato: La rumba nace en la calle hija de Cuba y de un gitanillo.
- Los Amaya. Caramelos. Temazo de los príncipes de la Rumba catalana. No es suyo, pero ellos nos lo trajeron en esta versión y nos gustó oírlo y cantarlo y bailarlo. Llevo caramelos, oiga.
- Las Grecas. Te estoy amando locamente. Brutal ese gipsy-pop setentero casi hendrixiano. ¿Bebe? ¿Chambao? ¿La Mala Rodriguez? Vamos, hombre, no me jodas.
Con apenas dieciséis años, Los Mestizos se atrevieron con este mítico temazo en su primer disco. Con un par.
- Rumba tres. Perdido Amor. La rumba meets lo pachanguero. Quizá desmerecieran un poco el género pero no hay que negarles lo populares que llegaron a hacerse con este y con otros temas.
5. Rubén Blades. Pedro Navaja. Si el Caribe inspiró el nacimiento de la rumba en una humilde calle del Raval barcelonés, qué mejor que recordarlo con este tema inmortal. Rubén Blades es el Marcel Proust de la música latina. ¿Se imaginan a Peret y Rubén Blades juntos sobre un escenario?
No nos olvidemos de la versión de este temazo inmortal a cargo de la Orquesta Platería allá por los primeros ochentas. España era por entonces un país canalla y divertido.
- Antonio González, “El Pescaílla”. Sarandonga.
Peret era del Raval y El Pescaílla de Gracia. Ambos barrios barceloneses se disputan la paternidad de la rumba catalana y de su gran aportación musical: el ventilador. Lo decía muy claro Peret: La rumba soy yo. Estamos de acuerdo.
- Ojos de Brujo. Ventilador R-80. Ninguno de los discípulos modernuquis de Peret se le acerca ni de lejos. La mayoría repite sin apenas gracia lo que otros hicieron hace ya mucho. Ojos de Brujo, Muchachito, Estopa, los Delinqüentes… De todos, los que más nos inspiran son los chicos de Dusminguet y sus diversas ramificaciones. Aun así, admitamos que esta canción de Ojos de Brujo hace honor al padre.
- Camarón de la Isla. Volando Voy. Hasta el Camarón le pegó a la rumba. ¿La mejor canción de la historia del pop español? Cosas de Kiko Veneno.
- Los Manolos. All my loving. Aquel verano llegaron a hacerse un poco pelmas pero hay que reconocer que Los manolos son unos fieras y le sacaron la cara a un género que, con Peret en los púlpitos, había empezado a decaer. Con los Beatles fueron un poco oportunistas pero le plantaron cara a aquellos jetas de los Gipsy Kings. La rumba es española, coño.
10. Kiko Veneno. En un Mercedes Blanco. Qué canción elegir del gran Kiko. Kiko es uno de los más grandes. El terreno ideal para que la semilla de la rumba popular, peretiana, catalana y española echase raíces y diera frutos universales. Si la rumba es hija de Cuba y el gitanerio barcelonés, Kiko Veneno amplio su árbol genealógico con la bossa, el pop, el blues, el reggae y el rock. Un genio. A sus pies.
Bonus Track. Peret. Yo soy la Rumba. Claro que sí. Y así te recordaremos. Gracias por todo. Que la tierra te sea leve, amigo.
Jesús Cirac
