Joaquín Cirac: “El nivel político y la capacidad personal de la actual vida política caspolina me recuerdan aquellos tristes tiempos del franquismo.”

A estas alturas, cualquiera se atreve a introducir a Joaquín Cirac. Con toda seguridad se quedará corto o se pasará. No seré yo quien lo intente. No sería justo hacerlo. No podría ser objetivo, ni ecuánime, ni honesto. Lo conozco hace demasiado tiempo. He disfrutado tantas veces de su charla como me he cabreado  ante muchos de sus puntos de vista expresados en Facebook u otras redes sociales. He estado de acuerdo con él en tantas ocasiones como he disentido agriamente ante su tono a veces demasiado refunfuñante. Compartimos muchas cosas: gustos literarios, fascinación por determinados personajes históricos, enfoque en relación a nuestro pasado más reciente. Hay otras en las que sé que nunca llegaremos a coincidir. En términos generales puedo decir que somos viejos amigos. 

Joaquín es el sueño de cualquier entrevistador. Suave, locuaz, ameno, divertido, educado, explícito, mordaz. Poseedor de una memoria enciclopédica y de un verbo generoso, a Joaquín apenas hay que sorollarlo un poco para que empiece a largar y largar y largar. Y nada hay que me guste más que eso. Así que, después de casi cuatro horas de gratificante charla bajo los árboles, entre gatos y moscas, junto a la acequia, en su hábitat, todos contentos. Yo, mucho. Y también ustedes. Ya lo verán.

Te gusta mucho decir que vienes de familia de derechas y, como es obvio que tu recorrido vital te ha llevado a tesituras muy alejadas de esos orígenes, lo primero que debo hacer en un caso como el tuyo es preguntar por tus primeros pasos en política, por el momento preciso en el que, en palabras de Vargas Llosa, se empezó a joder el Perú. La primera vez que vi la necesidad de participar en la gestión de la vida social y política de mi comunidad fue durante el bachillerato, con los padres franciscanos, con el padre Gabriel Francés. En aquellos años no eran muchas las formas de participar. Acción Católica, donde estaban los Morales, los Pieras o los Solas, era una y la otra era el Frente de Juventudes de Falange. El padre Gabriel trajo un proyecto nuevo que quería integrar a gente joven con inquietudes pero sin apellidos. Digamos que en los franciscanos estábamos el proletariado. Nos daba clases de religión y con él comenzaron proyectos integradores que sirvieron para abrirnos los ojos a muchos. Hablo de ver películas o del propio nacimiento de la Rondalla San Antonio que se gestó un 18 de Julio de 1959, el día que Bahamontes ganó el Tour de Francia. Otro de sus logros fue integrar a aquellos que llegaron a Caspe en aquellos años procedentes de Andalucía o Extremadura para trabajar en las obras del pantano.  Aquel fue un proceso migratorio, el primero quizás, que trajo a Caspe a casi tres mil personas de corte muy diverso. Los franciscanos consiguieron juntar a aquellos recién llegados con los jóvenes caspolinos que no querían integrarse ni en Acción Católica ni en Falange. Mientras los franciscanos integraban a aquellos nuevos vecinos el representante de la Iglesia oficial, el párroco Mauricio Adán, avisaba desde la predicadera de los peligros que representaban su llegada para las “buenas gentes de Caspe”.

Hablas de ideas aperturistas en el seno de una institución, la Iglesia Católica, poco dada a aperturismos y mucho menos en los tiempos oscuros del nacionalcatolicismo. Pero es que los franciscanos vivían con mucha pobreza y austeridad, nada que ver con cómo vivía el cura del pueblo. Ahí es donde yo empecé a ver que la Iglesia no me gustaba en absoluto. Aquel fraile no se parecía en nada a muchos de los curas famosos que ha tenido Caspe.

¿Tuviste contacto con la generación de la guerra? ¿Sirvió el contacto con los viejos republicanos como un acicate para tu proceso de concienciación política? Por supuesto. Recuerdo mi primer, y traumático, contacto. En Caspe, antes del golpe de Estado de Franco, había un siniestro personaje, Sixto Marín se llamaba, que era el Jefe de Falange. Cuando las tropas republicanas entran en Caspe se va a Zaragoza y deja a sus hijos al cuidado de mi abuela paterna con quien mantenían una muy buena relación. Vuelve a Caspe con las tropas golpistas el 17 de marzo de 1938. Cuando yo tenía siete años un lamentable accidente me obliga a pasar una temporada en Zaragoza y nos alojamos en casa de su hijo mayor. Un día fuimos a su casa a comer. Y después de la comida sacó unas fotos para enseñárselas a mi madre. Eran fotos de los días posteriores a la ocupación de Caspe por las tropas de Franco. Entre ellas había tres que mostraban a un grupo de mujeres, esposas de republicanos que habían huido de Caspe, de rodillas en la plaza con las cabezas rapadas y que eran insultadas por otras mujeres. Yo conocía a muchas de las mujeres que eran humilladas en la plaza, algunas eran amigas de mi madre, y también a muchas de las que insultaban. Estas últimas solían ser habituales acompañantes del Santísimo en las procesiones. Aquellas fotos y los comentarios de aquel personaje me marcaron mucho, por eso me cabreo tanto cuando la Asociación de Amigos del Castillo del Compromiso organizó una exposición sobre la “liberación” de Caspe y la inauguró precisamente otro 17 de Marzo. Y sin incluir las que yo había visto en casa de Sixto. Más tarde tuve contacto con comunistas como Rafael Piazuelo, Ángel Blasco “Bartolo”, al que curiosamente conocí en los Franciscanos donde enseñaba a tocar la guitarra y la bandurria. Y sobre todo con un personaje muy entrañable para mí, José Gargallo, el cojo Gargallo por tener una pierna de madera, del que algún día hablaré, y que a mis 10 años me puso en contacto con la literatura anarquista y especialmente  con un libro que, años más tarde, casi fue de cabecera y que citaré cuando me preguntes por un libro je,je,je. Todo aquello contribuyó a que mi conciencia social se fuera desarrollando.

franciscanos 

Supongo que salir fuera también ayudó. Claro. Primero estudié y trabajé en Zaragoza y después en Barcelona. Allí, en 1973, establecí vínculos con gente de la CNT y de otros movimientos anarquistas. Eso terminó de abrirme los ojos por completo.

Aquella Barcelona de los setenta tiende a ser mitificada, ¿Cómo la recuerdas? Era divertida y variopinta. Era el contacto con Europa, otro mundo. Eran tiempos difíciles, aún vivía Franco, acababan de ejecutar a Puig Antich, pero era todo muy libre, muy espontaneo y abierto, el panorama era plural, había de todo y todo se movía

¿También alternabais con la Gauche Divine? No, no. También entre los izquierdosos había clases. Nosotros éramos de los que nos manifestábamos en la puerta de Bocaccio en contra de toda aquella gente… los Bofill, Rosa Regás…

Y muy pronto vuelves a Caspe. Sí, justo después del asesinato de Carrero Blanco, en diciembre de 1973. Íbamos a casarnos y a quedarnos a vivir en Barcelona. Bueno casi, en Badalona. Ya habíamos mirado un piso allí, pero tuve ocasión de volver a Caspe y la aproveché. Me tiraban el huerto, las gallinas, Rimer, los tomates… vivir donde había nacido.

¿Cómo continuar la militancia en un lugar como el Caspe de la Transición? El diez de julio de 1976 se constituyó en el cine Goya DEIBA (Defensa de los Intereses del Bajo Aragón) al calor del movimiento antinuclear, muy fuerte por aquel entonces en todo el mundo, y ante la amenaza de construcción de una central nuclear en Escatrón. En DEIBA convivían los agricultores de derechas con algunos  jóvenes ácratas, y muchos viejos republicanos y pequeños comerciantes y empresarios más bien conservadores. Era una cosa muy peculiar. Me uní al colectivo El Guadalope con Vicente Lorén, Luis Albiac, Ramiro Moreno, Alicia Rufau y otros muchos e intentamos crear dentro de DEIBA un pequeño grupo que, partiendo de lo antinuclear, fuera capaz de generar otras dinámicas más sociales o políticas: sanidad, vivienda, sindicalismo… Se trataba de transversalizar un poco aquel movimiento tan heterogéneo.

¿Lo conseguisteis? No. DEIBA no permitió ese proceso y decidimos constituir la CNT en Caspe empezando una actividad política verdadera.

Sesenta años después de que Braulio Serrano fundara la CNT en Caspe durante la Segunda República. Sí. Y fuimos muy activos. Te pongo ejemplos. Hablamos de la última corporación municipal constituida en el franquismo. Conseguimos evitar que parte de los terrenos del Polígono Industrial El Castillo pasaran a ser propiedad de Perdiguero, que en aquel entonces era concejal. Allí él tenía una pista de prácticas para su autoescuela y el Ayuntamiento quiso enajenar varias parcelas del polígono, una de las cuales era precisamente la de la pista de prácticas. Claudio Perdiguero pretendía comprarlas por persona interpuesta, siendo concejal, y nosotros lo evitamos. De la misma forma que evitamos el mismo proceso de venta de parcelas municipales en el Pallaruelo que iba a comprar Cándido Piazuelo, también por persona interpuesta, y también siendo un cargo público, en este caso alcalde. Forzamos que el PSOE se opusiera y conseguimos que se retirara el proyecto y que ese patrimonio siguiese siendo municipal. Impugnamos la subasta basándonos en la vinculación personal de los cargos.

¿No crees hoy, casi cuarenta años después que DEIBA era una iniciativa equivocada? ¿No crees que el impacto económico y social de la nuclear hubiera conseguido llevarse por delante muchas de esas cosas malas de Caspe que todavía no han conseguido cambiarse? Muchas veces me lo he preguntado. Pero sinceramente creo que no. Hay que situarse en el momento. Acaba de morir Franco y cualquier excusa es buena para luchar contra un régimen que se agota. El río Ebro va a convertirse en un parque nuclear. Tudela, Sástago con dos grupos, Escatrón, Chalamera, Ascó… y todas impuestas por encima de la voluntad popular. El movimiento comienza en Tudela y en Chalamera. Precisamente nuestra asistencia a una Asamblea de la recién creada COACINCA nos lleva a constituir DEIBA y poco después por razones de operatividad DEIBATE. Y, sin ninguna duda, fue una magnifica experiencia. No creo que el impacto económico nos hubiera liberado de nuestros viejos fantasmas. El impacto económico es para los municipios en que se instala. Y no era el caso. Aquí se instalaba mucho más cerca de Caspe y de Chiprana que de Escatrón pero en término municipal de Escatrón con lo que una vez construida los beneficios económicos hubieran sido para ellos. Para nosotros solo era la posible contaminación a través del cierzo y del Ebro.

¿Por qué afirmas tan rotundamente que aquella experiencia fue tan magnífica? Porque fue una escuela de democracia y asamblearismo. Dos años con una reunión semanal en un lugar donde en verano te cocías y en invierno te helabas y con una asistencia media de 100 a 120 personas tuvo mucho mérito. 1.175 persona asociadas y dando dinero cuando se le pedía todavía era más meritorio. Y la publicación de “El Bajo Aragón expoliado”, las manifestaciones y concentraciones realizadas, las conferencias con magníficos ponentes en todos los cines de nuestro entorno…en aquellos años tuvo mucho pero mucho mérito. Eso sí, que nadie pretenda ver en aquel movimiento social los restos del anarquismo de los años 30. DEIBA era más bien un movimiento de gente conservadora que temía mas por sus negocios y fincas que por el medio ambiente o la sociedad. La prueba está en que una vez aprobada la moratoria nuclear se “esbafó” como la gaseosa. Y acabó muy mal. Como suelen acabar las cosas en Caspe. Como dato de lo que supuso DEIBA diré que en las elecciones de 1979 el 80 % de los candidatos habían pasado por DEIBA. 

4 de

Lo siguiente es presentar una candidatura a las elecciones municipales. En 1979 creamos una candidatura, Autogestión Municipal. Tenemos que elegir entre ir a las elecciones, y romper con los principios confederales, o ser fieles a esos principios  y quedar fuera de la política municipal. Entendemos que nuestro lugar está en la política municipal y que siempre se nos podría achacar la inactividad, el hecho de quedarnos fuera del juego democrático. A causa de esa decisión, nos fuimos de CNT antes de que nos echaran.

Erais casi un “Podemos” avant la lettre. Bueno, en el 79 decíamos cosas que ahora dice Podemos. Nuestro lema de campaña era “Por un Ayuntamiento sin secretos”.

Pero no obtuvisteis representación. No. Podíamos haber ido con el PCE y el PTA, cuyo líder era entonces el famoso Perico Arrojo, pero fuimos por separado y eso nos penalizó a todos. Obtuvimos ciento ochenta y seis votos pero no fue suficiente. Al repartirla, se malbarató la fuerza de los tres y todos quedamos fuera.

Típico de la izquierda. Sí. Nosotros seguimos trabajando desde fuera del Ayuntamiento, presentando propuestas, trabajando por lo que creíamos. Entre tanto, Florencio Repollés, con el que tenía buena relación desde lo de DEIBA, había empezado a tirarme los tejos  para que me acercara al PSOE utilizando para ello argumentos muy prácticos. Y al final me convenció. Me integré en la Agrupación local y en junio de 1981 me di de alta como afiliado. Ya en 1983 fui en la lista al ayuntamiento.

Y sales elegido. Sí. Iba el sexto de la lista. Aquel año el PSOE obtuvo sus mejores resultados históricos. Tres mil doscientos sesenta y tres votos. Una barbaridad. Sacó nueve concejales. Estuve al frente de la concejalía de Cultura y Sanidad y Bienestar Social y fui también Portavoz del grupo. Hay que decir que en esas elecciones aparece por primera vez Javier Sagarra de Moor en la política local. Un personaje absolutamente nefasto para Caspe junto con Mariano Gómez. Javier Sagarra montó el CDS aunque él no se presentó a las elecciones. Como tanta veces, no dio la cara, puso a otros. Y aprovecho la operación urbanística conocida como Operación Rosales, aprobada por el Ayuntamiento un mes antes de agotar la legislatura, para iniciar su particular campaña contra Florencio Repollés y el PSOE local. Campaña que aún sigue. La gente de Caspe oyó por primera vez los términos “corrupción urbanística”, “prevaricación”, “tráfico de influencias”, etc. En Caspe había comenzado la judicialización de la política.

El cabeza de lista del CDS era Isidoro Ricart. Sí. Pero detrás estaba Sagarra. Aquella campaña fue muy agresiva, con ataques muy fuertes. Ya se empezaba a notar el toque Sagarra. Hasta tal punto puedo decirlo que el propio Isidoro vino a disculparse al PSOE por los ataques tan duros vertidos contra Florencio en el mitin del CDS. Y en el mitin que el PSOE dio en el Instituto estaba el notario José Luis de Miguel, enviado por Sagarra, para levantar acta de cualquier insulto que se pudiera proferir contra Isidoro o el CDS después de los duros ataques del mitin previo del CDS. El debut de Sagarra en la política local fue la presentación de lo que luego ha sido su día a día: crispación, judicialización y amenazas.

Y en ese momento glorioso para el PSOE caspolino, con la buena relación que mantienes con el hombre fuerte del socialismo local, Florencio Repollés, y con una buena proyección dentro del partido, te vas… Dos años después decidí que lo mejor era marcharme. Había tenido problemas personales y laborales  que me habían influido anímicamente y que hacía más difícil los  fuertes desencuentros  que mantenía con Mariano Gómez y esa confrontación permanente dentro del propio grupo municipal me impedía trabajar tranquilo. En noviembre del 84 causé baja como concejal. Como militante seguí hasta el 95 aunque casi sin participación.

¿Cuál era la causa de esos desencuentros? Muchas. Por ejemplo, la política de contratación municipal. Concretamente se produjo una contratación a dedo en el Ayuntamiento que me hizo cabrear mucho, a pesar de que la persona contratada era buena amiga mía. Convoqué a la ejecutiva y se decidió que ese contrato se iba a rescindir tras el periodo de prueba. A mí me tocó comunicarle a aquella persona que no seguía. Creo que nunca me lo perdonó. El problema es que, aunque luego lo arregláramos rescindiendo el contrato, el mal ya estaba hecho y yo, como portavoz, no podía defender aquel acto. Se creó mucha crispación dentro del propio grupo y, como consecuencia de ello, José Callao que había propiciado la contratación irregular dimitió como concejal del Ayuntamiento. La crispación aumentó y por las razones que ya te he comentado yo me sentí incapaz de continuar así que detrás fui yo.

¿Cómo viviste ese alejamiento de los cargos aunque no de la militancia? En el 87 Miguel Ángel Aranda Bes, hijo de los de Flores Aranda, había terminado la carrera con un expediente brillante, había abierto despacho profesional como abogado y se había incorporado al PSOE local. Luego la cosa terminó muy mal para él, pero entonces parecía que se iba a comer el mundo. Salió elegido concejal y me dijo que quería hablar conmigo. Buscaba apoyos dentro del partido para sacar adelante cambios. Accedí y convocamos a un sector crítico en torno a varios militantes históricos del PSOE local, entre ellos Pepe Sanz o Asunción Bru. Yo propuse que dicho sector crítico, apelando a los estatutos del partido, se constituyera como corriente dentro del propio partido para así presentar una candidatura, dentro de los cauces normales de funcionamiento. Se tuvo que renovar la ejecutiva y decidimos presentar gente nuestra a algunos puestos. Para evitar condicionamiento en el voto lo pedimos secreto. Y ganamos los tres puestos que presentamos: Organización, Economía y Relaciones sindicales, frente a las propuestas del aparato. La salida traumática de Miguel Ángel, por problemas que no vienen al caso, terminó con todo aquello. Y quizá con la posibilidad de un cambio en la línea casi caudillista del PSOE de aquellos años sin Florencio y sin Besteiro. Y así se acabó mi participación activa en política dentro del PSOE local aunque, posteriormente, en 1995, volví a echar una mano.

¿Cómo? En 1995 los resultados electorales fueron muy adversos. Se perdieron las elecciones. En el Ayuntamiento, además del PSOE, estaban también PAR, PP y AVEZAMI, una nueva fuerza con un concejal. La misma noche de las elecciones, en el POSE caspolino se analizaron los resultados. Parecía que lo lógico era intentar un pacto con AVEZAMI, pero Mariano se negó. Para pactar AVEZAMI exigía que Mariano dejase de ser Diputado Provincial. La negativa de Mariano le dio la alcaldía a Javier Sagarra, que vio claro el pacto contra el PSOE y de esta manera consiguió entrar con fuerza en la política municipal, hasta ahora. Estoy casi seguro que si hubiera tenido que pegarse otros cuatro años como concejal hubiera desistido de seguir en política y se hubiera acabado marchando. Y quiero pensar que otro gallo nos hubiera cantado..

Tal como cuentas las cosas, casi estás diciendo que Javier Sagarra es una criatura de Mariano Gómez. Muy truculento todo. De alguna manera sí, creo que el PSOE siempre le ha dado aire a Javier Sagarra, esa vez fue Mariano y en 2008 fue Teresa Francín y su pacto con el CPC la que volvió a impulsarlo. Y Javier Sagarra supo aprovechar la ocasión y vio que comprar a Prado Murillo con un sueldo de doscientas mil pesetas mensuales era una buena manera de consolidar su poder en aquella legislatura. Pero continúo con mi relación con el PSOE. Desde el partido, en el que aún militaba, se me pide que escriba un editorial para la revista de la agrupación, Nosotros, valorando los resultados. Lo hice y fui muy crítico con las políticas desarrolladas. Entregué el artículo a quien me lo había pedido y le dije que podían retocarlo antes de publicarlo porque ya era consciente de lo fuerte que era mi crítica. La Asamblea aprobó mi versión y así se decidió que se publicase. Mi sorpresa fue grande al recibir la revista y ver que alguien, en contra de lo aprobado por todos, había censurado y expurgado totalmente mi escrito. Ese fue momento en el que decidí darme de baja también como militante. Entre 1995 Y 1998 mi vida fue la de un ciudadano ejemplar y no la de un político.

¿Y en 1998? Surge la opción Izquierda Unida. Y decido estar allí. Aunque también detrás de esto estuvo Javier Sagarra.

¿También? Si. Ya en 1991 se quiso montar IU en Caspe. Tuvimos una reunión en El Cartujo a la que vino Javier Sagarra. Él se comprometió a estar en el proyecto. Pero a los quince días nos enteramos de que su mujer, Cristina Tapia, iba a encabezar la lista del PAR al ayuntamiento en la que él iba de tercero. Una lista de IU como contrapeso al voto socialista era algo demasiado obvio para la mente de Sagarra y en 1998 también Javier Sagarra estaba detrás.

Perdona, pero me sigue pareciendo demasiado rocambolesco todo. Me llamó Patxi Layel para decirme que había que montar la candidatura de IU e impulsarla para entrar en el Ayuntamiento. Era un primero de mayo. Yo le dije que estaba de acuerdo en trabajar para apoyarlo. Lo curioso es que cuando se convoca la reunión para constituirla a mí no se me avisa. Mi amigo Guillermo Castelló, que sí había sido convocado, me lo comentó y me presenté a aquella reunión sin invitación. Patxi asumía el papel de cabeza de lista. Yo, enseguida empecé a ver cosas un poco raras. Un día, en la radio, Javier Sagarra habló de una reunión que había mantenido con Patxi en la que se habían tratado temas que afectaban a la agrupación. Aquello no tenía ningún sentido.

¿Por qué? Porque Patxi no podía dejar de contarnos a los demás miembros de la agrupación que estaba estableciendo contactos con otra fuerza política local. Podía hacerlo, pero tenía que comentárnoslo a nosotros. No podía ser que nos enterásemos de algo así por la radio, y en boca de Javier Sagarra. El día quince de marzo de 1999 hubo un pleno muy conflictivo. Javier Sagarra había tenido comida e iba “contento”, que además es algo que se le nota mucho. Ese día, antes del Pleno, coincidí con Sagarra en el España. Se me acercó y me dijo, en un arranque, que había montado IU para arrinconar al PSOE y que yo le estaba fastidiando el asunto.

Según tus palabras, IU en aquel momento era un lugar hostil para alguien como tú, estaba llena de submarinos y minas, aun así entras en la formación y acabas liderando el proyecto, ¿por qué? En 1999, Patxi Layel fue como cabeza de lista de IU pero no consiguió salir elegido. Cuando dos días después de aquellas elecciones nos juntamos para valorar los resultados dimitió como coordinador local y se dio de baja en IU. Decidimos seguir y cogí el timón y hasta 2007 milité y participé con mucha actividad.

¿A qué achacas la tradicional falta de éxito de IU en las elecciones municipales caspolinas? Recordemos que no ha conseguido nunca obtener siquiera un concejal. No lo sé muy bien. Se trabajó mucho, también desde el Consejo de Salud, teníamos la sede abierta para todo el mundo, creamos un aula de repasos para chavales con problemas en la escuela y sin recursos suficientes… En 2003 la lista la encabezó mi hijo y yo fui en el número 13 como un símbolo de mi despedida. Pero en 2007 me tocó a mí porque él trabajaba desde hacía pocos meses en Galerias Primero, que era propiedad de CAI, y había cierto reparo en compaginarlo con la actividad política y más en IU. Me tocó asumir un protagonismo que para entonces ya no quería. Después de aquellas elecciones, me retiré a mi huerta, mi torre y mis nietos.

Atendiendo a todo lo que me has contado llego a la conclusión de que siempre has estado ahí, en mil frentes, de mil maneras, pero que nunca has conseguido materializar nada. Es lógico que me asalte una duda fundamental ¿El problema son los demás o eres tú? ¿No tienes al menos la sensación de haber jugado mal tus cartas? Soy muy mal militante. Puedes llamarlo inadaptación si quieres. Nunca me he encontrado a gusto en las estructuras cerradas. No acepto la disciplina férrea. Como la de Mariano o como la que hubiera querido Izquierda Unida. Yo me siento muy satisfecho de mi trayectoria. En lo político volvería a repetir los mismos pasos sin duda alguna. Podría haber tenido recorrido en política pero nunca me lo planteé así. En 1983 Florencio insistió para que yo fuera como candidato autonómico con un número que me hubiera permitido salir elegido. El 12. Pero se produjo la integración del Partido de Acción Democrática de Francisco Fernández Ordoñez dentro del PSOE y hubo que correr las listas para integrar a dos de sus miembros, concretamente Carmen Solano y Antonio Sierra. Aun así pude haber jugado mis cartas para salir diputado pero no lo hice. No ha sido eso lo que me ha movido.

Te refieres al 2007 como el año de tu salida definitiva de la política pero eso no es del todo cierto. Sigues ahí, de otra forma, pero muy activo. En los últimos años he participado en muchas actividades ciudadanas. La Plataforma del No a la Guerra de Irak, la Plataforma ciudadana por el Centro de Salud y por la Nacional 211. En todas esas historias he estado yo, tirando del carro. He sido siete años presidente del Consejo de Salud, donde tengo que decir que nos ganamos el respeto de la Administración y conseguimos muchas cosas, se resolvieron problemas concretos de muchas personas. Fue algo muy satisfactorio.

Además, sigues yendo a todos, o casi todos, los plenos. Pienso que debes de ser el caspolino que ha asistido a mayor número de plenos de la historia. Habré asistido a un ochenta por ciento de los plenos, y participado. Presumo de ser el mejor conocedor de la vida municipal caspolina en los últimos cuarenta años. Una época en la que ha habido zonas oscuras, luminosas, de todo.

Con esa perspectiva ¿Cómo ves la evolución de la vida política caspolina? Muy mal. Vamos para abajo. Ahora mismo llevo cuatro o cinco plenos sin asistir y uno de los motivos es que al sentarme y mirar a los asistentes se me aparecían los Celmas, Perdigueros, Rondines…, con todos mis respetos como personas, y demás concejales de los plenos franquistas. El nivel político y la capacidad personal me recordaban aquellos tristes tiempos.

Sin embargo, no todo el mundo piensa como tú. Abundan los foros y los grupos de Facebook en los que, de forma quizá un poco naif pero no sé si del todo desinteresada, se vienen a reivindicar a aquellas personas, aquellos tiempos en los que, yo desde luego, pienso que la vida era mucho peor que ahora. ¿Qué opinión te merece ese revival? Los que vivimos aquellos tiempos sabemos bien lo que había detrás de esas fotos, la miseria en que vivía la gente, la desigualdad. Detrás de esas fotos están los tres o cuatro comunistas notorios que cada 20-N “desfilaban” escoltados por los municipales hasta la Iglesia, donde les obligaban a sacar brillo a las placas de los caídos por Dios y Por España. O estaban las familias que servían a los amos, a los Miravetes o los Pellones, en unas condiciones de vida que me recuerdan a la famosa película “Los Santos Inocentes”. Se da una imagen de falsa felicidad sin hablarse del contexto en el que ocurrían las cosas. La pobreza, los apaños en la ropa, los niños que iban detrás de las caballerías recogiendo las boñigas., los 20-N con su Cara el Sol en la colegiata, la iglesia reprimiendo…. Da la sensación de que si volviera aquel Régimen recuperaríamos la “utopía” de aquel pueblo que sale en las fotos. Por ejemplo, aquel Mosén del Cacho y Tiestos que era un delator de las miserias del pueblo a Sebastián Cirac Estopañán. Había un Régimen horrible, una represión que no aparece reflejada en las fotos publicadas en “Con los pies en el suelo…” ni en otros grupos… fíjate que en 1974 todavía se le denegó a un caspolino celebrar sus boda en el casino por ser hijo de republicano… de un “rojo”… y que, en 1979, a una maestra de Santa Ana le impidieron formar parte de nuestra candidatura al Ayuntamiento… no, de ninguna manera… había demasiadas miserias detrás de las fotos de aquellos años.

Como viejo militante de izquierdas, ¿Qué opinas del fenómeno Podemos? Me parece positivo el revulsivo que ha supuesto pero creo que no soporta un análisis político riguroso. Conozco bien a Juan Carlos Monedero de haberlo leído muchas veces en “El Viejo Topo”. Te diré lo que dice mucha gente: ¿por qué no lo montaron en las pasadas generales para intentar frenar lo que ya se avecinaba? Por aquel entonces ya funcionaba la famosa “casta” y había necesidad de cambios. Lo más cómodo para ellos ha sido esperar, montarte un movimiento mediático y arriesgar en las europeas, donde no te juegas nada. Si sale bien, adelante y si sale mal, no pierdes nada.

Es una estrategia tan válida como otra cualquiera y en política lo que vale  es ganar. De acuerdo, pero yo soy mayor, me queda poco tiempo y necesito más concreción a la hora de sacar conclusiones. No solo sirve la estrategia. Falta contenido y no sé si lo hay.

En tu calidad de testigo privilegiado de la escena política caspolina, me gustaría que valorases a sus principales actores. Muy bien.

Empezamos por Javier Sagarra. Para Caspe ha sido una enfermedad degenerativa. No sé decir qué será de él porque suele cambiar fácilmente…decir digo donde había dicho diego. Me refiero, por supuesto, a la política. Lo ha hecho siempre en su trayectoria política.

Pilar Herrero. Intenta ejercer de alcaldesa. Cuando la definieron como “reina de las fiestas” no me pareció correcto pero sí acertado.

Carlos Alastuey. Es como un pavo real que ahueca las alas y luego se queda en nada, sobre todo intelectualmente.

Como no tiene todavía candidato, hablemos del PSOE local en su conjunto. Nunca pensé que pudiera llegar tan abajo como ha llegado y no me refiero solo a los resultados electorales que, a veces, es lo que menos cuenta.

Rafael Lumbreras. Difícil opinar de Chunta con todos sus altibajos, dimisiones y tal. No lo conozco personalmente.

Coalición CPC-PP en una única candidatura. No me atrevo a asegurarlo y sé que a muchos votantes tradicionales del PP esa opción no conseguiría movilizarles. Es una posibilidad lógica. Sería conseguir lo que en 1999 se planteó  Sagarra y no consiguió fructificar y, al no poder ser, creó la Asociación Cultural Compromiso que se convirtió aquel año ya en la Agrupación Electoral CPC.

Resultados de las próximas elecciones. Si el PSOE no despabila puede que el tripartito se refuerce porque, salvo sorpresa, no hay otro Florencio Repollés en la recámara que actúe como revulsivo.

¿Qué opinión te merecen algunas de las firmas que más abundan en la blogosfera caspolina y las polémicas que en ella se generan? El tripartito tiene bien atado el tema, con la Verdad de Caspe, la Comarca y el Blog del CPC dedicados a repetir la misma versión interesada de las cosas. Aunque sea mentira lo que dicen, a fuerza de repetirlo acaba por parecer verdad. Si el PSOE fuera lo que hay que ser ya habría recurrido al juzgado. Pero no sé muy bien a qué se dedican y mientras tanto…

¿Escribirás algún día tus memorias pensando en los que vienen detrás o permitirás que lo mucho que has visto y oído se pierda en el hiperespacio como lágrimas en la lluvia? Tengo mucho escrito… igual me decido a ponerlo en orden y dentro de unos años, cuando tu ya estés jubilado, se te presenta una de mis nietas con un manojo de folios, como hiciera Luz Serrano aquel Agosto de 2007 con las memorias de Braulio Serrano, para ver si El Agitador, que entonces ya estará haciéndole sombra a las grandes editoriales, las quiere publicar….je,je,je.

Cuenta con ello. Te tomo la palabra.

 

Terminamos con la recomendación de peli, libro y disco. Peli: Senderos de Gloria. Libro. Me resulta muy difícil, quizá me quede con el ciclo “El laberinto mágico” de Max Aub y con “Apoyo mutuo” de Kropotkin por razones sentimentales que ya he apuntado al principio de la entrevist.. Disco. El de Serrat cantando a Machado.

Jesús Cirac

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