La administración y la empatía

Desde mi ignorancia                                                                                                                    Daniel Baquer

Como si de los olvidados ciclos económicos se tratase, este país se divide cada cierto tiempo en dos bandos: los funcionarios y el resto de las personas.  El debate entre las condiciones de trabajo de la Administración contra la cuenta ajena es perpetuo en las mesas de los cafés.  Ahora bien, cuando dicha discusión se hace pública, habitualmente por modificación de las condiciones de los funcionarios por parte del gobierno, los enemigos parecen tornarse irreconciliables.  Dura poco tiempo, pues en el fondo, por mucho que lo intenten, yo no tengo necesidad de pelear con mis amigos.  Pero, ¡ay, amigos! Cuando se agita el debate desde el gobierno, todos tenemos licencia para echarnos en cara nuestros trabajos.  Y en el ataque a los funcionarios no hay compasión alguna.  Como si ellos fuesen los culpables de nuestros males.

Yo, por mi parte, pienso que el debate se calmaría si todos tuviésemos la mente un poco mas abierta y conociésemos la empatía.  Supongo que todos conocen ambos conceptos.  Aún así, como quiero que se me entienda, explicaré que la empatía es “ponerse en el lugar de otro”.  Solamente eso.  En cuanto a las mentes abiertas o cerradas, será fácil de entender su significado si visualizamos un orejero.  Y no me es necesario entrar en mas explicaciones.  Uno puede aprender poco a poco a tener mas empatía, pero no a tener la mente mas abierta.  Creo que eso, o se tiene o no se tiene.  No se puede aprender.

Para hablar del debate quisiera decir, aunque yo lo creía obvio, que a nivel de calle, la palabra funcionario no engloba a todo aquel que cobra de la administración.  Sé que negro sobre blanco es un sinsentido, pero yo entendía que la mayoría entendíamos como funcionarios lo mismo que yo: básicamente aquellas personas que se encuentran en organismos oficiales con trabajos burocráticos.  Pueden pedirme que matice mejor mis palabras, pero creo que me he explicado.  En todo caso, esto no lo sé decir mejor.  Haré un último intento por exclusión: a nivel de calle, la mala imagen de la palabra funcionario no es consecuencia de los policías, los bomberos, los maestros, los médicos…  Este párrafo farragoso es culpa de la pancarta sobre la funcionariofobia que colgaron los Bomberos de Caspe en su parque.  Yo fui el primer sorprendido.

Así que creo que a las discusiones en este país les haría mucho bien un poco mas de empatía.  Por ambas parte, por supuesto.

El debate lo resumiré en dos conceptos, ya que ya me he extendido por encima lo que me está permitido:

–         Debería entender el funcionario a la administración pública como una empresa privada.  Si dicha empresa no genera beneficios, será necesario reformar todo lo posible y recortar, congelar sueldos, echar trabajadores.  Hacer entre ocho lo que antes se hacía entre diez.  Ser eficiente, en una palabra.  Ser viable económicamente en dos.  Cuando yo veo a mis empresas que venden menos, veo peligrar seriamente mi puesto de trabajo.  Y me esfuerzo por hacerla mas rentable.  Cuando una empresa genera pérdidas, los trabajadores cobran con retraso.  Luego dejan de cobrar y al final se van a la calle.  Y de ahí, con suerte al SAMA.  La actual administración genera pérdidas.  La empresa de los funcionarios genera pérdidas.

–         Debería el trabajador de una empresa privada saber que sus posibilidades reales de promoción son mucho mayores que en la administración pública.  Y que en tiempos de bonanza, sus nóminas pueden verse más recompensadas.  Y que la opción de mejorar el contrato cambiando de compañía es real.  Mientras que los sueldos en la administración están perfectamente estipulados.  Nadie hablaba de los pobres funcionarios cuando el dinero “fluía a espuertas”

Por último, un par de detalles:

Si alguien en este país paga los títulos universitarios, ese alguien es la administración.

¿Sabe algún funcionario lo que es el SAMA?  Prefiero no definirlo metafóricamente, que hoy está siendo un buen día.

Aunque no pasa nada.  Todos desconocemos conceptos del otro mundo.  Yo mismo, sin ir más lejos, no sé lo que es un moscoso.

Empatía, por favor, empatía.

productividad

 

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