Matemos a los pobres. Jello Biafra en Zaragoza.

El próximo día cinco de octubre Jello Biafra visitará la Sala López de Zaragoza junto a su nueva banda “The Guantánamo School of Medicine” para presentar su inminente nuevo trabajo “White people and the damage done” e interpretar algunas de sus clásicas, y míticas, composiciones al frente de los Dead Kennedys. Para una ciudad tradicionalmente alejada de los circuitos musicales como Zaragoza la visita de una figura como Biafra constituye una ocasión especial que ningún amante de la música debería perderse. Nos consta que, a pesar de sus cincuenta y tantos años y de décadas en la carretera, una actuación de Biafra sigue siendo un derroche de energía, buena música, intensidad y cachondeo.

Nadie como Jello Biafra encarna la desfachatez y la lúcida crudeza con la que el punk impactó en la cultura popular a finales de los turbios setentas. Aunque nacido y crecido en Colorado, Jello Biafra pertenece a San Francisco y a la larga tradición alternativa y contestataria de la ciudad más libre de América en la misma medida que Harvey Milk, la librería City Lights o el propio barrio de Castro. Él mismo explica el origen de su vocación: “Ningún cuidado psiquiátrico podría haber hecho por mí lo que me provocó asistir a un concierto de The Ramones en un roñoso bar de Denver”. Entre 1978, año en el que funda Dead Kennedys en San Francisco junto con el guitarrista East Bay Ray, y 1986, año en el que se disuelve la banda entre problemas con la justicia y enfrentamientos entre sus miembros, Biafra lidera el proyecto musical e ideológico más consistente de la escena punk mundial dejando nueve discos, entre oficiales y recopilatorios, y un puñado de canciones para la historia. Alejado tanto del punk británico post-Pistols, tan condicionado por la estética y las rígidas premisas del genero, como del punk-new wave neoyorkino, demasiado heterogéneo y acomodaticio con los intereses de la industria, los Dead Kennedys, al igual que otras muchas bandas de la Costa Oeste como Black Flag, optaron por un sonido mucho más complejo, duro y agresivo, alejado de los esquemas básicos del punk-rock y abierto a muchas otras influencias como el rockabilly, el garaje, el surf o el hard-rock.

Pero si su propuesta musical suponía abrir la senda que habría de seguir el punk-rock en los siguientes años poniéndolo a salvo de los clichés que él mismo había acuñado, ideológicamente los Dead Kennedys iban aún más allá planteando una verdadera enmienda a la totalidad al “american way of life” que partía del propio, y controvertido, nombre elegido para denominar a la banda y seguía con el primero de sus singles, “California Über Alles”, tema con el que arremetían contra el ultraconservador gobernador de California, Jerry Brown, estableciendo un paralelismo entre su gestión y la Alemania nazi.

El proyecto de abierta confrontación ideológica con la América de Reagan y los valores que la sustentaban incluía, además de una colección de temas musicalmente apabullantes y una irreverencia escénica e icónica nunca antes vista, la creación de un sello discográfico con el que garantizarse la necesaria independencia que exigía la aventura así como poder incorporar a nuevos compañeros de viaje. “Alternative Tentacles” nació como el vehículo en el que facturar los primeros trabajos de Dead Kennedys, bajo el amparo del ideólogo Biafra, pero lleva más de treinta años editando discos de varias de las bandas más esforzadas del underground americano. Todas ellas se ubican más allá de los límites del mercado y se caracterizan por su rabiosa independencia y su sonido muchas veces desquiciante. Algunas, como Alice Donut, Nomeansno o Victim´s Family, se encuentran entre mis favoritas.

Portada del disco «Plastic surgery disasters» de Dead Kennedys

 

Si tuviera que destacar una cualidad de Jello Biafra, sería su capacidad de resistir al paso del tiempo manteniendo frescas las ideas y las ganas de embarcarse en distintos proyectos con la misma energía de siempre. Lejos de languidecer como un dinosaurio encajonado en los estantes polvorientos de una escena que, al cabo de los años, ha acabado por perder toda la amenazante energía de que gozaba a principios de los años ochenta, lejos de pasar el sombrero para recoger los réditos de su larga carrera, Jello Biafra ha logrado trascender la condición de punk-star para convertirse en una figura imprescindible en la narración de la historia de la contracultura norteamericana, a la misma altura que Robert Crumb, la Beat Generation o Frank Zappa por poner algunos ejemplos. Míticas son muchas de sus canciones (“Kill the Poor”,”Police Truck”,“Chemical Warfare”,“Too drunk to fuck” o la gloriosa e inmortal “Holiday in Cambodia”) pero no menos que sus públicas salidas de tono (en 1979 se presentó a la elección a la alcaldía de San Francisco con un programa electoral delirante) su actitud intransigente ante la industria (el mayor de sus enfrentamientos con el resto de los Dead Kennedys fue su innegociable negativa a que Holiday in Cambodia fuera utilizada en un anuncio de Levi`s a cambio de un pastón) su defensa irreductible de un proyecto ideológico marcado por la crítica feroz a América y su legado político y espiritual o sus enfrentamientos con el FBI, el Ku Kux Klan o la Parents Music Resource Center (liga de padres empeñados en velar por la moralidad de los contenidos musicales, que lideraba la esposa de Al Gore y que consiguió propulsar la famosa etiqueta  “parental advisory” en las portadas de los discos).

Dotado de una extraordinaria capacidad para la parodia y el histrionismo, Biafra literalmente se comía los escenarios gesticulando como un demente al tiempo que expresaba su furia contra el sistema en términos inequívocamente claros y precisos. Jello Biafra es un genio, de eso no hay duda. Si no ha llegado a alcanzar una popularidad mayor es debido a que es un punk tozudo y obstinado. De haberse decantado por cualquier otro vehículo de expresión, de haber propiciado algún que otro guiño al mainstream, sin duda, sería una figura citada, respetada y adulada. Tendría también un montón de pasta en royalties y disfrutaría de una incuestionable presencia en medios que ahora ni siquiera lo tienen en consideración. Claro que, si todo eso hubiera ocurrido, el día cinco de octubre no estaría en Zaragoza con su nuevo proyecto y sus viejas canciones y eso sería una putada enorme para los muchos que le admiramos y le queremos como a un viejo amigo de la infancia.

Jesús Cirac

P.S: A mediados de los ochenta los Toreros Muertos se inspiraron descaradamente en Dead Kennedys aunque ni se acercaron a su música ni, por supuesto, a su actitud. Su herencia española la encontramos de forma clara en aquel maravilloso «Cuando se come aquí» de unos, por aquel entonces, bisoños Siniestro Total así como en el single «Me pica un huevo/Sexo chungo» y en la totalidad de la discografía de los Lendakaris Muertos. Supongo que estos últimos también se han inspirado en los Dead Kennedys para ponerle nombre a su grupo, aunque no podría afirmarlo con seguridad.

Probable niño camboyano corrompido por la música y las letras de Jello Biafra

 

 

Holiday in Cambodia:

Police Truck:

 

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