Miguel Mena: «No tengo problemas con el cierzo».

 

Miguel Mena tiene 53 años y nació en Madrid. Actualmente es el responsable de “A vivir Aragón” los fines de semana en la Cadena Ser pero, de una forma u otra, lleva un buen puñado de años vinculado a la radio en Aragón y su cálida voz forma parte de la memoria colectiva de miles de aragoneses. Por otra parte, Miguel Mena mantiene una activa dedicación a la literatura y son más de diez las novelas y relatos de viajes que lleva publicados. Yo recuerdo a Miguel Mena de principios de los ochenta. Todas las noches, desde Canal Dos, emitía aquel mítico programa llamado “Parafernalia” que tenía como banda sonora el maravilloso “This is the day” del grupo británico “The The” y que yo procuraba no perderme nunca. Hoy podemos charlar con él de todas estas cosas.

¿Cómo llegaste a Zaragoza? Una hermana pequeña de mi madre vivía en Zaragoza y, siendo niño y adolescente, yo pasaba todos los veranos con mis tíos. Recuerdo perfectamente la ciudad de aquella época. Las piscinas en el Parque Grande junto al Huerva, el cine Torrero, El Barrio de San José, los baños en el Ebro en el barrio de La Almozara… Siempre he tenido una gran vinculación con Zaragoza.

¿Y desde el punto de vista profesional, como te estableces aquí? Yo estudiaba periodismo en Madrid y había hecho ya la mili. Un día me llamó mi prima y me dijo que buscaban gente en Radio Zaragoza FM, en el Canal 2. Estaba arrancando lo que era Radio Aragón, que hoy es Onda Cero, tanto en Zaragoza como en Calatayud y Teruel. Estamos hablando de junio de 1983. Hice unas pruebas de guión y grabación y me fichó Enrique Calvo, sin haber acabado la carrera. Entré como locutor de musicales.

¿Cuál fue tu primera experiencia ya como conductor de un programa? Enseguida, apenas un mes después de fichar, empecé con “Parafernalia”.

Me encantaba ese programa y especialmente la canción con la que empezaba y terminaba. No hace mucho compré el disco “Soul Mining” de The The  solo por “This is the day”. Es una de mis  canciones preferidas de todos los tiempos. Esa es la que más tiempo estuvo pero hubo otras sintonías. La primera de ellas era de Yellow Magic Orchestra, la segunda fue una versión que hacían The Clash del “Time is tight” de Booker T. La versión de “This is the day” que sonaba en “Parafernalia”, me la grabó Cachi empalmando los trozos instrumentales del tema original, que era cantado. 

¿Cuánto tiempo duró Parafernalia?  Cuatro años, hasta julio de 1987. Llegamos a editar hasta un libro con textos del programa.

Yo, que tampoco soy gran consumidor de radio, todo hay que decirlo, sí que echo de menos programas como aquel. Hoy ese tipo de radio parece haber sido confinada casi únicamente a la programación de Radio 3, que me parece demasiado seria y formal. ¿No crees que en aquellos años se perdió la ocasión de haber fraguado experiencias radiofónicas capaces de conjugar lo comercial con lo exquisito, el “mainstream” con lo culto o underground? Bueno, al final las emisoras son empresas y mandan las decisiones empresariales. Yo he estado al frente de los Cuarenta y siempre he intentado meter cosas más personales aparte de la lista de Cuarenta y he intentado seguir con aquel humor que hacía en “Parafernalia”.

¿Pasas de Parafernalia a Cuarenta Principales? Cuando termino “Parafernalia” me tomo una excedencia de seis meses y me voy a Inglaterra. Estoy en Londres y en Sheffield. Tenía en mente la idea de escribir una novela y en ese momento creo que lo mejor que puedo hacer es irme un poco lejos de aquí para ponerme a ello. De hecho, es allí donde escribo el borrador de “Vinagre en las venas”. Después, de vuelta a Zaragoza, empiezo con las mañanas de los Cuarenta Principales.

¿Tenía el mismo formato que ahora? No todo el día era música. Había dos grandes bloques de informativos. Había también otros programas, menos generalistas, como “Sangre Española” de Cachi.

¿Cuándo llega “Estudio de Guardia”? Muchos lectores te recordarán por ello, seguro. Estuve al frente de “Estudio de Guardia” durante diecisiete años y pico. Lo cogí en diciembre del 88. Era, y es, un programa diario y era el que más audiencia tenía de la cadena. Al final, cuando lo dejé, estaba realmente agotado.

Pasaste del lado más ligero de la radio al más denso, del mundo de John Peel al de, por ejemplo, Encarna Sánchez ¿Cómo encajaste ese cambio de registro? De una forma totalmente natural. No soy una persona con una especial inclinación hacia la bohemia o la diversión. De hecho soy lo contrario, soy muy disciplinado y cuadriculado. Por otro lado yo nunca fui un John Peel, para eso ya estaba Cachi. Nunca he tenido vocación minoritaria. “Estudio de Guardia” era un programa importante y yo me hice cargo de él con toda mi profesionalidad y todas mis ganas. Puedo adaptarme a casi todo dentro de la ética. 

Podría resumirse tu carrera en la radio como de una extraordinaria variedad. He trabajado mucho y he hecho casi de todo. He pasado mucho tiempo incluso simultaneando programas. Entre 1993 y 1997 hacía en Cadena Dial «El Desván», con conexión nacional, que era un programa en el que pinchábamos música de los sesenta. Ese mismo programa pasamos luego a emitirlo en catorce paises de Latinoamérica. Fue un progama diario de cincuenta minutos, de lunes a viernes, durante una temporada completa. Entre 1997 y 2001 hice “La Calle del dinero”, un programa de economía diario, de lunes a viernes. Y entre 2001 y 2008, “La Fonoteca”, un programa de resumen semanal que emitíamos los domingos…

Pero hoy estás centrado en “A vivir Aragón”. Sí, principalmente.

Un programa de fin de semana, ¿vives ahora un poco mejor? No, no, hay meses en los que trabajo todos los días. El programa se emite los sábados y los domingos en la Cadena Ser como una continuación regional del “A vivir” nacional. Sí que es verdad que eso me permite organizarme mejor de lunes a viernes, pero ten en cuenta que hay que llenar muchos minutos y hay que preparar bien el programa. A veces eso es difícil.

Pero, en cualquier caso, el programa, por su propia naturaleza, te resultará más fácil de digerir que programas como, por ejemplo, “Estudio de Guardia” y, al mismo tiempo, te permitirá conocer a fondo la Comunidad. Eso está claro, conozco muy bien Aragón porque he tenido que patearmelo mucho. También lo he pateado por ocio. El programa es de fin de semana e incorpora contenidos de buen rollo, cosas divertidas, costumbristas, amables.

Lo cierto es que, después de tantos años, te has convertido en una persona muy conocida para miles de aragoneses. Yo tengo una teoría al respecto: me he convertido en una persona familiar. Dentro del periodismo, la prensa da prestigio, la televisión fama y la radio familiaridad. En la radio necesitas muchos años para ser alguien, pero luego quedas en la memoria de la gente. A base de estar ahí todos los días acabas creando un vínculo afectivo con el oyente, formas parte de su rutina diaria. Hace unos días, habíamos emitido el programa desde Paniza y, esa misma tarde mientras esperaba en un semáforo, la señora que había a mi lado me preguntó: ¿ya has vuelto de Paniza? Ese sería el resumen.

¿Cómo articulas esa doble condición de periodista radiofónico y escritor? ¿Se producen interferencias entre ambos? ¿Te beneficia a la hora de llegar a más gente con tus novelas? Está claro que existe capilaridad entre ambas dedicaciones. Es un poco aquello de “te oigo y te leo”. Creo que, como escritor, me viene bien el hecho de estar en la radio.

mena

Hablemos de esa segunda condición. Publico mi primera novela en diciembre de 1992 y seis meses después mi primer libro de viajes, “Paisaje del ciclista”. Llevo ya veinte años con ello. He adquirido la rutina de escribir y llevo trece libros publicados.

¿Tienes algún nuevo proyecto en marcha? Precisamente en enero de 2013 sale mi decimocuarto libro, una novela que se va a llamar “Todas las miradas del mundo” y que retoma al protagonista de “Días sin tregua”. La edita “Suma de Letras”.

“Días sin tregua” es la novela en la que trataste el secuestro del delantero del F.C. Barcelona, Quini. Sí, se publicó en 2006 y trataba del secuestro de Quini. ¿Sabías que Quini fue secuestrado apenas seis días después del intento de golpe de estado del 23-F?

No. Pues sí. Es una coincidencia que indica lo revueltos que fueron aquellos tiempos.

¿Vuelves a aquellos primeros ochenta en tu nueva novela? Sí. Esta en concreto arranca el mismo día en que comienza el mundial de fútbol de 1982. Ese día asesinan a un guardia civil en Pasajes… Mi intención es escribir una tercera novela ambientada en 1983 con la que cerraría la trilogía dedicada a aquellos años tan tremendos que fueron los primeros ochenta. Si “Días sin tregua” está ambientada en Barcelona, esta segunda lo está en Málaga y la tercera en Madrid.

Un trabajo parecido a lo que anda haciendo Javier Cercas con sus dos últimos trabajos, “Anatomía de un instante” y “Las leyes de la Frontera”. ¿Dirías que hay un cierto empacho en el panorama literario en relación a periodos como la Guerra Civil y la posguerra y que ahora toca meterle mano a la transición y los ochenta? ¿Formáis algo así como una generación literaria los que os dedicáis a ello? Sí que hay una nueva hornada de escritores que aborda nuevos temas y propone nuevas aproximaciones y creo que ello es consecuencia generacional. Creo, además, que ya tocaba hacerlo. A mí me gusta leer libros que me expliquen el mundo que me ha tocado vivir. Me gustan escritores como Cercas y Martinez de Pisón o Muñoz Molina que me hablan de esos años. Me interesa la narración de los años que he vivido y de los inmediatamente anteriores a que yo naciera. De los años cuarenta hasta ahora. Modestamente, yo intento aportar lo que he visto al respecto sin mayores pretensiones. Me encanta repasar hemerotecas y recuperar detalles perdidos. En la última novela no solo hablo del Mundial de fútbol, también introduzco un personaje que es un afectado por el síndrome tóxico, que fue un asunto tremendo y que no sé si ha sido trasladado antes a la literatura. 

Hablas de otros escritores a los que lees, ¿Cuáles son tus preferencias literarias? Me gustan los escritores españoles de mi edad. A los anteriores añadiría a David Trueba o a Fernando Aramburu. 

¿Qué opinión te merece ese pretendido boom de escritores aragoneses? ¿Es real? No sé qué decirte. La verdad es que hay buenos autores y que se está publicando mucho pero yo no sé si eso también pasa en otras comunidades. Es muy difícil comparar. Lo que también es cierto es que hay autores aragoneses que tienen repercusión fuera de Aragón. 

¿Dónde quedarías tú dentro de esa escena?, ¿entre los que tienen repercusión? Yo tengo los pies en el suelo. No soy del todo desconocido pero tampoco me conoce mucha mucha gente. Tengo fans bastante activos repartidos por toda España, en Madrid, Sevilla. Me suelen invitar a charlas en librerías o institutos por todo el país. Tengo lectores por toda España pero no multitudes de ellos.

¿Ambicionas esas multitudes? Soy ambicioso. Ya sé qué es eso de que te lean y, honestamente, aspiro a que me lean todavía más. Aunque también sé que es muy difícil trascender.

Sé que es meterme en donde no me llaman pero tengo una profunda curiosidad por ello: ¿Representa un aporte importante en tu economía familiar lo que obtienes de la literatura? En general en España se gana poco con la literatura. Se gana más a veces dando conferencias o charlas que en derechos de autor. Además, la crisis ha hecho que ni siquiera haya dinero para eso. Digamos que lo que gano con la literatura es algo que me permite comprar tiempo, tiempo para poder escribir o para poder estar aquí ahora contigo. Tengo un hijo dependiente y ahora mismo está con una canguro.

Volvamos a algo de lo que hablábamos al principio: la música. Yo siempre te recordaré por “Parafernalia”, por The The y por otras muchas canciones y bandas que descubrí en tu programa. No te diré que tú fuiste el que me abrió los ojos y los oídos al mundo pero sí que formas parte de una época de mi vida en la que yo definí mis gustos y que eso ha condicionado extraordinariamente mi vida posterior. Solo por eso ya me siento en deuda contigo. ¿Sigues escuchando música? La música es superimportante para mí. En mi Ipod llevo más de siete mil canciones. Elaboro listados que voy escuchando. Sí. Sí. Lo que ocurre es que hoy te diría que, sin estar fuera de lo que se cuece en el mundo, tampoco conozco todo lo que sale. Leo, por ejemplo, el Mondosonoro y no conozco a nadie.

Tampoco yo. Sí, bueno, pero es que, además, tampoco muchos de esos grupos y solistas me parecen tremendos. Digamos que ya no estoy tan al día como estaba.

¿Cuáles son tus preferencias musicales? A mí lo que más me gusta es el pop de los ochenta. Tanto el británico como el español. Smiths, Radio Futura. Sin desdeñar ninguna otra época, esa es la época en la que yo empecé a trabajar en la radio. Últimamente me ha gustado un grupo de Zaragoza que está muy bien, Limnopolar. 

¿Mereció la pena atender la llamada de tu prima y haberlo intentado en Zaragoza? Por supuesto que sí. Es el tamaño perfecto de ciudad. Madrid o Barcelona están bien pero son demasiado grandes. Siempre vengo a trabajar caminando y eso es un privilegio. No tengo problemas con el cierzo.

Terminaremos con las tres clásicas recomendaciones para los lectores de El Agitador. Peli, libro y disco. Qué difícil. Recurriré a cosas que me hayan gustado recientemente. Peli: he visto en DVD “El Intercambio”, y es muy buena. Libro: “Años lentos” de Fernando Aramburu. Disco: Soy muy fan de Quique González, me encanta su música para conducir. Me quedo con su último disco, “Daiquiri blues”.

Jesús Cirac

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