Misfits. ¿Intervenidos? ¿Rescatados? No, tan solo ligeramente desubicados.

Zapeando con urgencia hasta llegar a mi canal de dibujos animados favorito, pasé brevemente por unas imágenes que me produjeron una extraña descarga sináptica de inmediato. ¡Coño! pero si suenan The Rapture en la cabecera de una serie. Y esto… ¿de qué va?

Demasiado tarde. Había seguido con el botón apretado y me había pasado de canal. Pulsé la tecla de retroceso compulsivamente y me encontré con: ¿Misfits? Desde ese día creo que he visto casi todos los episodios de sus tres temporadas. La serie británica comenzó en 2009 y va por su tercera temporada. Haciendo caso omiso de los sabios consejos de Intereconomía, y como un mal patriota, acudo raudo a contemplar las creaciones de la Pérfida Albión.

Sin ánimo de hacer aquí un “espóiler” daré simplemente algunas claves de por qué me gusta tanto. Lo primero es que los jóvenes protagonistas son misfits, o sea  inadaptados, manguis, drogatas, piltrafas de barrio, pero sin ningún matiz de eufemismo empalagoso. No son «jóvenes con problemática social», son pura y simplemente gente chunga, perfectos candidatos a participar en Gran Hermano 14. Pero quede claro que ser pobre y de barrio no es ni significa ser malvado patológico. Además ni ellos, ni la serie pretender abrasarnos con mucha moralina. Los cinco protagonistas, tras cometer algunas fechorías, han acabado castigados por la Justicia de su Graciosa Majestad en uno de esos programas de trabajo al servicio de la comunidad a los que son tan aficionados los países anglos. Y ahí es donde comienza todo.

Los diálogos, guión, montaje y manejo de la cámara son frescos, atrevidos, fuera de los clichés a los que nos acostumbran la mayoría de las series de televisión mundializada. El fino humor británico da paso a golpes propios del más duro Buñuel. Pongamos como ejemplo del uso de esos recursos la experiencia vital de una de sus protagonistas,  Aisha, y los pequeños motivos por lo que se encuentra en tan triste situación. La escena se entremezcla literalmente con otra de la persecución de Tony a Kelly para asesinarla, en un montaje de cámara delirante:

-Aisha: Volvemos de la fiesta y Cloe empieza como: ¡Aaayy qué mala estoy! y yo como: eeejeeejjee, ¡no potes en mi coche! ¡No se te ocurra potar en mi coche! Y entonces nos para la policía. Yo ya tenía prohibido conducir, así que pienso para mí: ¡joder! Y el poli… ¿vale?… me pasa el aparatito, y yo como… ¿tengo que soplar?… ¿o?… ¿chupar? (mama una botella de refresco mientras ejemplifica la acción) De verdad hice una auténtica mamada…ejejeje. Bueno, no sé si ese poli era gay o qué, pero me dice que estoy cuatro veces por encima del límite. ¡Y una mierda, si yo no quería ir a la fiesta!

Que los programas de reinserción social pueden o no resultar adecuados, plantea serias dudas entre los propios implicados. Un diálogo al principio del primer episodio es aclarador:

– Tony (primer monitor): Ha llegado la hora. Esta es vuestra oportunidad de hacer algo positivo, de devolver algo a la sociedad. Podéis ayudar a los demás. Cambiar de verdad la vida de los demás. De eso se tratan los servicios comunitarios. Hay gente por ahí que piensa que sois escoria y tenéis la oportunidad de demostrar que se equivocan…

– Nathan Young:  Ya pero ¿y si tienen razón? No os ofendáis pero yo creo que algunas personas nacen siendo criminales.

– Chico al lado de Nathan: ¿A qué te mato aquí mismo?

Hasta aquí, podría haber comenzado una serie de «jóvenes problemáticos más», pijos o no. Pero un acontecimiento se aproxima, y va a cambiar las vidas de todos. Una extraña tormenta descarga sobre la tropa de manguis que está pintando bancos, con rayos y granizo a toneladas. Al recuperarse tras la descarga eléctrica algunos de ellos comienzan a notar que pasa algo raro. Poco a poco se dan cuenta de que tienen superpoderes, aunque les cueste creerlo:

– Nathan Young: ¿Vosotros superhéroes? No os ofendáis, ¿pero en qué puta mierda de mundo puede pasar eso?

– Aisha: Yo no me he apuntado a esto.

– Nathan Young: Superhéroes, este tío me encanta, ¿serás gilipollas?

– Kelly: ¿Y si hay más gente como nosotros en la ciudad?

– Nathan Young: No, esas cosas sólo pasan en América, esto se nos pasará, de verdad, dentro de una semana volveremos al mismo rollo de mierda.

Y he aquí otro de los puntos a favor de la serie. La tradición de superhéroes norteamericana hace que un individuo reciba por arte de birlibirloque un don especial. En el caso de que sea un tipo legal dedicará su poder al bien de la comunidad y de la humanidad, aunque se joda su vida y si es un malvado hará lo mismo, pero dedicándose en exclusiva a las maldades. Aquí no. La tormenta descarga sobre una ciudad cualquiera. Completamente al azar afecta a un montón de población, de todo tipo, edad y condición social y cada uno de ellos usará sus superpoderes en la solución o complicación de sus problemas directos y cotidianos (en la mayoría de las ocasiones sin poder controlarlos) de manera que realmente en todo este relato televisivo y a pesar de esos «poderes», no existe ni veremos ningún héroe tradicional. La trama se enriquece con otros muy buenos recursos: la historia se distorsiona en el espacio-tiempo. Se generan multitud de universos paralelos en los que la acción discurre por múltiples caminos, sobre los que algunos de sus protagonistas pueden tener capacidad de elección, o no. Cuando se llegan a estos puntos de ruptura entre las diferentes realidades, el argumento que vemos, los sigue, pero se trata sólo de una rama de un árbol inmenso.  En el fondo de las tres temporadas, además, subyace  un hilo principal que se convertirá en un eterno bucle temporal motivado por el amor.

Como uno es ya algo viejuno no estuve al corriente de sus comienzos. La serie la ha producido Clerkenwell Films, para la cadena británica E4. Desde su inicio, y dado su evidente destino hacia el público juvenil, se acompañó de un eficaz y potente despliegue de medios publicitarios del siglo XXI. El boca a boca funciona mejor que cualquier campaña tradicional, y por ello el recurso a las redes sociales fue masivo. Los actores se conectaban a algunas de ellas para comentar en directo con su público lo que había ocurrido en cada uno de los episodios. Se han creado desde su página web comics online, juegos… Además de la frescura de la narración, argumentos y su puesta en imágenes, se ha rematado la guinda introduciendo en cada uno de los capítulos un demoledor repertorio musical, de nuevo enfocado al público juvenil, pero que recupera canciones inolvidables. Sólo por citar algunas: House of Jealous Lovers de The Rapture, Hotel California de los Gipsy Kings, Orinoco Flow de Enya, Sunday Morning de The Velvet Underground, Low C  de Supergrass, Special Cases de Massive Attack, Cannonball de The Breeders, Switchblade Smiles de Kasabian, Leave Home de Chemical Brothers, Dare de Gorillaz, Only You de Portishead, Girls de Beastie Boys, etc. etc.

En fin, que hacía tiempo que no encontraba una producción televisiva tan redonda y con la que realmente lo estoy pasando bien y esperando la cuarta temporada. De ahí esta pequeña reseña que espero que os anime a ver alguno de sus capítulos. Aquí, en junio de 2012, y que yo sepa, la emiten MTV y Animax, pero como sois gente de recursos y la Red un universo insondable, pues algún apaño encontraréis para verla.

En estas búsquedas cuidado con los troyanos, virus y agencias de seguridad mundiales, y como comenta Nathan Young a Simon en el primer episodio de la primera temporada:

– Has dicho (referido a Alisha) que querías mearle en las tetas. Es mejor que eso quede entre tú y tu proveedor de internet.

Enlace página oficial de la serie: http://www.e4.com/misfits/

Salvador Melguizo

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