Qué difícil debe ser ser rey. Esta tarde lo estábamos comentando durante la sobremesa. Planteábamos cuales eran las profesiones mas complicadas a las que dedicarse en estos tiempos de crisis y, bueno, al final hemos llegado a la conclusión de que ser Rey de España es lo peor, sin duda, en estos momentos. En otros no. Antes era un chollo. En Nochebuena bastaba con leer el discurso en el telepromter y, durante el resto del año, hacer cuatro viajes para cumplir con el puesto, pero cuando la cosa se complica… Este año, si la familia real hubiese sido una familia normal, apellidada Giménez, por ejemplo, hubiera tenido muchas papeletas para salir en un capitulo de Callejeros. Que si el yerno del patriarca está siendo investigado por corrupción. Que si el nieto mayor, siendo menor de edad, coge una escopeta de su padre (ex-yerno del patriarca) y se pega un tiro en el pie… Para un capitulo de Callejeros no, ahí hay carnaza para toda una serie.
Y lo peor no es eso. Lo peor es que cada movimiento de esta familia aparece en la tele o en internet. No hay dinero en el mundo para compensar esa presión mediática. Parece como si se hubiera esfumado ese statu quo de superprotección del que siempre ha gozado la nobleza española por parte de los medios de comunicación. Antes solo sabías de ellos lo que te contaban en el Hola o lo que leían los cirujanos del hospital de turno en el parte oficial, pero últimamente se sabe todo de esta pobre gente… y la verdad es que de bueno tiene bien poco Lo último, lo de Botswana, es impresionante. Como en un episodio de Black Mirror, la plebe creó un gran debate en torno a la decisión real de irse de safari y, al final, el monarca tuvo que salir a pedir disculpas… Un rey puesto en jaque. Jaques continuados, uno detrás de otro. Sin querer llegar al Mate. De momento la satisfacción de verlo puteado parece ser suficiente. Lo que ocurra más adelante es algo que no se sabe. Yo lo tengo claro. Hoy, no sería rey. Y príncipe en un Barça- Atlethic mucho menos.
Néstor Pascual
