Ésta es la pregunta que todos nos hemos hecho en algún momento de nuestra vida.

Pero no me refiero a la primera línea del soliloquio de Shakespeare; sino a nuestra relación con esa especie de secta que constituye el Círculo de Lectores.

Este club, sigue celebrando este año el 50º aniversario de su creación.

Sus dos fundadores que fueron Reinhard Mohny y José Esteve Quintana, fundador de la editorial Vergara, iniciaron su andanza en la ciudad Condal, allá por el 1962.

La motivación principal de esta agrupación, era impulsar la lectura entre la sociedad, pero en menos de 10 años, unificaron la oferta del Círculo de Lectores con el Club Internacional del Libro y el Disco en una misma publicación.

Por aquel entonces, llegaron a ser un millón de socios. Ahí es nada.

Pasados unos años, y llegando a la década de los 80, también aparecería una de mis revistas musicales más añoradas: la Discoplay.

El BID (Boletín Informativo Discoplay) recopilaba todo tipo de vinilos, casettes y cd´s, que previa suscripción, recibías cómodamente en casa.

Mi andanza personal como miembro del Círculo, se remonta casi 20 años atrás.

Era una época en la que los testigos de Jehová,  los vendedores de enciclopedias y “los del Círculo de Lectores” tocaban nuestros timbres y era fácil caer en la tentación.

No sólo era una venta de puerta en puerta, sino que los mismos agentes, salían a la calle, sonrisa al frente, a enredar amablemente a cualquiera que prestase su atención un minuto.

Y yo, como tantos otros, acepté, y a día de hoy, todavía me encuentro entre sus filas.

Su oferta de enganche, en antaño, era la misma que ofrecen ahora: 2 libros a un precio irrisorio (actualmente, los 2 ejemplares de rabiosa actualidad te los ofrecen a 3€/ud.) y algún obsequio añadido para terminar de decidirte… y ¡voilà! Ya perteneces al club.

A partir de ese momento, puedes buscar en ese maremágnum de volúmenes y de historias que esperan ser leídas a un precio razonable, y siempre en encuadernaciones vistosas y cuidadas.

Sólo tienes que comprar de la revista, como mínimo, un artículo cada 2 meses por un período no inferior a 2 años, y pasado ese tiempo, ya puedes darte de baja cuando quieras…. O no.

Con el transcurso del tiempo, han ido ampliando perspectivas y ya no es una revista especializada únicamente en música y libros; sino que han alojado también entre sus páginas,  complementos, regalos, ofertas de viajes, colecciones y una variopinta amalgama de artículos que mejora y amplía su vasto catálogo. Incluso tienes la ocasión de leer fragmentos de algunos jugosos títulos.

Renovarse o morir.

En plena era digital, y con una web a pleno rendimiento, ya resulta casi obsoleta la figura del agente, ese personaje anónimo, que sigue haciendo horas extras después de su trabajo para traerte la revista que has estado esperando.

Con estas necesidades de mercado, nace en 2012, Booquo, una nueva iniciativa de Círculo, con la que se introducen plenamente en el mundillo tecnológico.

Se nos presenta una nueva plataforma digital en la que comprar tus libros y  en donde puedes acceder a una biblioteca virtual donde leerlos. Desde el momento en el que te registras, ya formas parte de una comunidad de lectores mucho más extensa, desde donde puedes acceder a otros contenidos y comentar en foros las opiniones que te merecen los títulos ofrecidos. Implementan su oferta, no ya haciendo concursos de relatos, o sorteos donde ganar primeras ediciones firmadas por los autores, sino ofreciéndonos la posibilidad de ver películas, previo pago, en nuestros ordenadores. ¡Toma ya!

A lo largo de los años he ido acumulando libros de todo tipo: literatura juvenil, historias de ciencia ficción, de terror, autobiografías, novela histórica, guiones de películas, cuentos infantiles, recetarios de cocina, literatura erótica, de aventuras, de suspense… algunos de ellos, esperando ser leídos y siendo destronados de la mesilla por otro ejemplar más apetecible.

Un cajón de sastre donde todo tiene cabida, o al menos, casi todo.

La lectura nunca desaparecerá, a Dios gracias, pero como cruzada en una misión imposible, retardo el momento de pasarme a los e-books o libros digitales de una manera contundente.

¿Dónde quedará esa ansia y esos nervios esperando el último libro que deseamos con todas nuestras fuerzas? ¿Y la curiosa observación de la recién estrenada portada como preludio de lo que vamos a encontrar dentro?

Siempre me ha complacido ese olor de las páginas recién estrenadas, pidiendo que prestes atención a sus líneas.

El tacto del papel impoluto, rugoso a veces, notando como se desliza entre tus dedos evocando misterios velados que quedan por descubrir.

El peso rígido en tu regazo mientras te paseas por sus páginas imaginando aventuras y desventuras que otros han vivido por tí.

Esas sensaciones, terminarán por desaparecer, aunque, nostálgica como soy, perdurarán en el recuerdo.

¿Acaso vamos dejando de ser individuos para ser únicamente direcciones IP con una cuenta bancaria asociada?

 Esto no es una apología contra la lectura virtual, ya que he de reconocer, que sólo es cuestión de tiempo que vayamos sucumbiendo, y aunque desde el Círculo de Lectores, nos empujen al uso y disfrute de los textos creados por otros, se han tenido que ir adecuando en función de la evolución social.

Es sólo una reflexión de una impulsora a todas luces de cuasi cualquier texto.

Así que, en formato digital, o en papel…puesto que al cielo vamos, LEAMOS.

Verónica Guardia

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