Llama poderosamente la atención que en estos tiempos tan difíciles laboralmente hablando, existan personas que renuncien voluntariamente a un puesto de trabajo, máxime si el tipo de trabajo lo han elegido ellas mismas.

Parece imposible, pero en los últimos años en el CRA de Fabara-Nonaspe ha sucedido un par de veces.  No este curso escolar, pero si alguno anterior.  Y es que aunque no nos lo parezca porque las distancias son subjetivas, Fabara se encuentra en el culo de la provincia.  Tan solo Nonaspe y Fayón se encuentran un poquito mas lejos.  Y digo que las distancias son subjetivas porque no cuesta lo mismo subir a Zaragoza que bajar a Fabara.  Y como supongo que la posibilidad de que usted, amable lector, sea caspolino, es alta, reflexione.  Y ponga Caspe donde pone Fabara y verá que la frase sigue teniendo el mismo sentido.  Coja el concepto, no los nombres.

Dicho esto, y sin salir de mi asombro por el hecho de que profesores renuncien a su plaza en septiembre, asumimos que el CRA Dos Aguas es un colegio de paso.  Al menos yo así lo veo desde fuera.  Y eso crea una situación cuando menos complicada en la continuidad de la educación de nuestros hijos.

A la continua rotación de profesores, unimos un par de detalles mas: el recorte de alguna plaza por parte de nuestros maravillosos gobernantes y el hecho de encontrarnos en dos poblaciones que incrementan muy notablemente sus alumnos a final de curso con el inicio de la campaña de fruta.  No es un tema baladí que en colegios de 80 alumnos entren 15 nuevos.

Pero ni estos dos temas son exclusivos ni son motivo de queja en este momento por mi parte.  Es más, hoy me he levantado con el pie bueno y me he dejado la mala sangre bajo llave y no llevo idea de quejarme por nada.

Y es que si yo pudiera pedir un deseo, o varios, ya sé cual sería: desearía, basicamente, que los profesores que nos han tocado este año en Dos Aguas continuasen.  Y bueno, puedo pedirlo sabiendo que no se va a cumplir, entre otras cosas, porque del grupo de docentes de Fabara, solamente hay una plaza fija.  Los demás son todo interinos.  Y quizá ahí radica parte de mi deseo, en el hecho de que el grupo humano que se ha formado este año, sin menospreciar ni mucho menos a grupos precedentes, futuros o ajenos al actual, considero que han llevado a cabo su cometido con una voluntad notable y han sabido transmitir a sus alumnos, nuestros hijos, una ilusión digna.  Y por encima de los conocimientos, desde mi punto de vista, han intentado integrar a todo lo que ahora se llama comunidad escolar e interactuar con ella, con la villa y con su entorno.  Incluso nos han dicho lo que no nos gustaba oír, pensando siempre que eso era lo mejor para nuestros hijos.  Implicación creo que se llama la palabra que estoy buscando.

Reconozco que esta opinión pueda venir condicionada por el hecho de un mayor acercamiento al colegio al formar parte del Consejo Escolar desde ese año.  Pero con sinceridad no lo creo.

Y opino todo esto porque es muy fácil ser crítico y a mí no me faltan precedentes para considerarmelo.  Y por ello he creído necesario explicar/escribir que a veces también sé reconocer los buenos trabajos.  Y para mí, lo de los profesores de Dos Aguas de este año, lo ha sido.

Daniel Baquer

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