Juan Aguirre (Amaral): «Odio el papel de rockero portavoz generacional».

Me gustaría empezar por el principio y, aunque sé que esta es la más tópica de las preguntas, creo que es necesario que te la haga ¿Cómo surgió la idea de convertirte en músico? Desde muy pequeño supe que la música era una cosa muy importante en mi vida. Tenía, además, la suerte de que a muchos de mis amigos les pasaba lo mismo. Más tarde, cuando empecé a tocar la guitarra mis amigos me decían que les gustaban las melodías que se me ocurrían. Era como un ratón en un laberinto, que va eligiendo distintos caminos y todos le llevan a seguir tocando. A medida que avanzas vas descartando itinerarios y tus propios pasos son los que le conducen bien a la salida bien a seguir perdido. De esta forma es como llegas a tocar en un grupo.

Dicho así, pareces otorgarle todo el mérito de tu carrera a la casualidad. Es una mezcla de decisión personal y también casualidad. Mi pandilla de amigos tuvo que ver con ello. Las cosas que hacía con la guitarra eran bien recibidas y sin querer me empujaban a seguir tocando. Y también estaba ese impulso adolescente de rechazar la vida convencional, la vida adulta, todas esas cosas que no me gustaban entonces y siguen sin gustarme hoy. Estar en la música me ha permitido crecer viviendo con muchos de los parámetros que manejaba cuando era adolescente.

¿Ha sido, pues, el coraje el que te ha llevado a apostar por la música como opción vital? Ja ja ja ja. Tampoco creo yo que sea una cuestión de coraje. Más bien ha sido el hedonismo. Las ganas de disfrutar tocando, de viajar y de disfrutar de la vida.

Viniendo de un entorno familiar convencional, sin antecedentes artísticos, con unos padres que, a buen seguro, habrían preferido que su hijo hubiera aprobado una oposición o se hubiera colocado en un banco ¿Cómo llevaron en un principio tu decisión? ¿La calificaron de frívola? ¿Te apoyaron? Mis padres son gente sencilla, de clase obrera. Yo soy un chico de barrio, de las Delicias. Siempre he tenido una conciencia muy clara de donde venía. Hay un momento en mi vida en el que la música deja de ser un juego. Ahora bien, entiendo que, para los adultos, la mía era una decisión muy difícil de entender. A mis padres les costó entenderlo y, a su vez, yo entiendo que esa es una reacción perfectamente natural.

¿Lo entienden hoy? Claro. Hace tiempo que lo entienden. Tus padres siempre te ven como al crío pequeño y deben pensar: “algo tenía en la cabeza”. A mi me mola mucho que sigan viéndome como un niño pequeño.

¿Dirías que encajas en el biotipo del “working class hero” tal y como Lennon lo acuñó? No he pensado nunca en ello, la verdad.

¿A qué tuviste que renunciar para cumplir ese destino que te habías marcado? No fue una cuestión de cumplir aspiraciones concretas ni nada por el estilo ni tampoco de renunciar a nada. Yo creo que lo que vives lo vives y ya está. Tengo claro que si hubiera planificado algo de esto no hubiera salido bien. Yo era un chaval normal, estudiaba Arqueología en la Universidad de Zaragoza y terminé la carrera porque me gustaba mucho lo que estudiaba y todavía me sigue gustando. Lo que pasa es que la música me podía, tocar me producía una sensación difícil de explicar. Ambas cosas, lo que estudiaba y la música, me proporcionaban placer, pero el de la música era mayor.

Una vez conseguido el objetivo, vivir de lo que amas, haber convertido tu pasión en una actividad remunerada que te permite la independencia económica, ¿qué es lo que más valoras de todo aquello que tu profesión te proporciona? Me gusta la vida nómada, el viaje. No sólo me refiero al viaje físico, sino a la sensación de provisionalidad en la que vives. Me gusta despertarme cada día en un sitio nuevo. Es una sensación que te obliga a no dar ninguna meta por cumplida ni ningún lugar como definitivo. Sólo importa al “aquí y el ahora”.

Pero que también puede resultar atormentadora. Me refiero al hecho de tener que depender de que tu trabajo guste, de que otros sepan, o quieran, valorarlo… Es que, aunque parezca lo contrario, no saber si tu disco le va a gustar o no a la gente es muy chulo.

¿Lo es? Sí.

Supongo que a estás alturas de tu carrera habrás conseguido viajar mucho, en el sentido físico del término. Sí, y esa es una de las cosas mejores que nos han pasado.

Te propongo ahora un viaje de vuelta. Viajemos a la Zaragoza de finales de los ochenta y principios de los noventa, la ciudad en la que empieza a fraguarse vuestro proyecto. Yo viví más la de principios de los noventa. Recuerdo Zaragoza como un lugar fascinante en el que podía dar rienda suelta a una curiosidad enorme, descubrir música nueva en bares o programas de radio. Me acuerdo de la cantidad de bandas que nos descubrió Cachi con su programa de radio. Todos los días aprendías algo, conocías a alguien. Era un periodo de aprendizaje y búsqueda continua.

Sin embargo, estarás conmigo en que hoy la ciudad poco tiene que ver con aquello, ¿Cuál crees que es la razón de ese, al menos para mí, evidente declive? Siempre hay momentos de más efervescencia y otros de estancamiento. Ahora mismo siguen saliendo buenas bandas, hay gente haciendo cine, escribiendo… El sello Grabaciones en el Mar está viviendo un buen momento y hay grupos muy interesantes.

¿Cómo llegó el momento de cambiar de aires? Un día nos dimos cuenta de que nuestro proyecto iba en serio. Queríamos crecer pero sentíamos que habíamos tocado techo. Yo era un chico de las Delicias, en mi casa no había pasta para comprar material, un buen ampli, guitarras, alquilar un local, todo eso que un músico necesita para poder desarrollar su actividad. Eva estaba en mi misma situación. No teníamos pasta para grabar en condiciones pero si un montón de ideas. También sentíamos que no íbamos a contar con el apoyo de un sector de la prensa que controlaba la escena local. Además de estudiar teníamos pequeños trabajillos de subsistencia, pero con eso no podíamos llegar muy lejos. O nos arriesgábamos del todo o sabíamos que acabaríamos quedándonos en el camino.

Comienzos duros. Ja ja ja. Muy duros pero muy divertidos. A Eva nunca le pusieron las cosas fáciles. La primera vez que la escuché cantar fue en un concierto. Ella y su grupo eran los teloneros de los teloneros de los teloneros del grupo principal. Recuerdo que flipé. Era un autentico torbellino y era solo una adolescente sin ninguna experiencia y todo instinto.  Para mi estaba claro que brillaba, tenía un carisma increíble,  parecía tocada con un don extraño. El mismo que yo veía en los videos de Bowie o gente así. Recuerdo que pensé que era excepcional y que no se lo iban a poner nada fácil. Era una chica muy tímida, refugiada en su mundo interior, sin embargo en el escenario su superioridad era insultante y, no nos olvidemos de algo muy importante, el mundo de la música es un mundo de hombres.

Detecto en tus palabras un fuerte componente de reivindicación social, no me atreveré a llamarla política, de queja con cierto regusto de orgullo de clase. Recalcas que eres un chico de las Delicias, ¿Crees que haber nacido en otro barrio de la ciudad te hubiera facilitado las cosas? ¿Crees que haber tenido unos padres diferentes a los que tienes hubiera significado una ayuda? Está claro que no contábamos con el apoyo de cierta parte del stablishment de la ciudad porque no pertenecíamos ni a su clase social ni a su círculo de amigos. No tengo ni idea de que hubiera pasado en otra situación, al final lo que importa es que a la gente le lleguen las canciones que tocas o no.

Tuviste que buscar un camino aparte. No exactamente. Teníamos muchos amigos entre los músicos de la ciudad que estaban tan perdidos como nosotros. Era más un sentimiento o la certeza de que teníamos que poner toda la carne en el asador porque nadie nos iba a ayudar. Vivíamos a “nuestra bola”, llevándonos bien con toda la gente pero sin militar en ninguna escena concreta. De hecho, a pesar de estar en Zaragoza siempre admiré más a la escena de Huesca. Tal vez teníamos idealizados a algunos grupos de  esa ciudad.

El estandarte de la Zaragoza de aquellos años son, indiscutiblemente, los Héroes del Silencio. ¿Teníais relación con ellos? ¿Pertenecíais a su extenso grupo de acólitos? Siempre he respetado mucho a los Héroes. Además tenían a una persona con un extraordinario talento para la música que era Juan Valdivia. Todos tenían talento pero Juan era especial.  Las melodías que se inventaba con la guitarra eran realmente buenas. Sin embargo yo me sentía mas influido por la escena independiente inglesa, esa música fue durante aquel tiempo la banda sonora de mi vida. Luego me abrí a muchas mas cosas. Creo que Eva no llegó a ver a Héroes nunca en directo. Ella era más fan de El Niño Gusano. Los dos éramos muy fans del sello de Pedro Vizcaíno (Grabaciones en el Mar). Pedro ha sido una persona muy importante para la música de la ciudad.

¿Cuáles eran por aquel entonces tus preferencias musicales? ¿Cuáles fueron los grupos, los discos o las canciones que te hicieron decidirte por esta vida? En general me gustaba todo lo que editaba el sello Creation (My Bloody Valentine, Oasis, Primal Scream, The Jesus and Mary Chain, Saint Etienne, Teenage Fanclub, entre otros) The Stone Roses, Leonard Cohen. El rock clásico americano, The Band, The Byrds, Love. El rock alternativo, Pixies. También Nick Drake y Jeff Buckley y también su padre Tim Buckley. Me gustaban muchas cosas. Todo el sonido Manchester y el hip hop, De la Soul. También, más en plan vanguardia, me molaban Brian Eno y Bill Frisell. En general tenía un gusto muy abierto. A veces ligaba esas influencias musicales con cierta conciencia de clase. Me encantaba Billy Bragg, me flipaba la idea de que un miembro de The Smiths grabase junto a una especie de Dylan moderno y rebelde.

¿No fuiste uno más de los miles de chavales de aquella generación que nos iniciamos en esto de la música a través del heavy metal? ¿Te atreves a afirmar que no fuiste heavy antes que fraile? Muchos de mis amigos lo eran pero a mí nunca me interesó el rock, digamos, más básico. La caña siempre se me ha quedado en la epidermis, no ha conseguido traspasarla y llegar a lo más hondo.

¿Ni siquiera AC/DC? AC/DC me interesaron mucho después, cuando ya me metí a fondo con la guitarra. Sí que me gustaban grupos de garaje, muy de la época. The Fleshtones, The Fuzztones…

Grupos que tocaban frecuentemente en Zaragoza. Supongo que serías un habitual de la sala En Bruto. A veces no tenía dinero para pagar la entrada.  Recuerdo haber ahorrado para comprar la entrada de Primal Scream.

Y de los grupos de ahora… Me gustan mucho The National. Su último trabajo, High Violet, me parece una obra maestra. Me gusta el último de Destroyer y también el primer y el tercer disco de Arcade Fire. En la electrónica, Burial, está muy bien. En general vuelvo a escuchar discos viejos. Cada vez me interesa más la música negra que es un vacío que arrastro desde la adolescencia.

¿Eres tan buen lector como degustador de discos? Leo pero tengo más vacíos y lagunas que otra cosa. En relación a la lectura me mueve mucho más la diversión y la curiosidad que la voluntad de aprender. Eva suele leerme cosas que ha escrito o ha leído. Me interesa la política en un sentido amplio, pero no desde el punto de vista de los partidos políticos.

Esto me lleva a preguntarte por tu vida cotidiana, ¿como es? Caótica, desordenada, sin un patrón que la guíe. En general duermo poco. Me levanto pronto, me acuesto tarde. Me gusta hacer deporte. Montar en bici, correr. Correr te hace pensar muy rápido. Tus pensamientos llegan veloces, como el oxigeno que necesitas para mantener la carrera. Llevo haciéndolo desde los quince años. El deporte es otra de las cosas que me mantuvieron alejado de los tópicos del rock.

Leí una entrevista en la que Nick Cave, antigua bestia parda del rock, afirmaba que últimamente llevaba vida de oficinista. Se levantaba temprano, desayunaba con sus niños, se vestía adecuadamente y se marchaba al estudio que tenía en la otra punta de la ciudad para cumplir con su jornada laboral como si fuera un interventor de Ibercaja y no el compositor de todas esas canciones atrozmente maravillosas. No es ese mi caso. Ni siquiera toco la guitarra todos los días. Otras veces, en cambio, puedo entrar en bucle y no dejar de hacerlo durante un número exagerado de horas.  Casi todos los días son diferentes.  El hecho de vivir en el centro de una ciudad tan grande como Madrid ayuda mucho a eso.

Tenéis un sexto disco publicado hace apenas unos meses. Supongo que ahora toca defenderlo en directo. Hemos acabado la primera parte de la gira de “Hacia lo salvaje”. Unos treinta y tantos conciertos. Empezamos a tocar a la semana siguiente de publicarlo. Haremos también una gira por Europa y Estados Unidos. Tocaremos en París, Holanda, Dinamarca. A la vuelta haremos también un par de festivales. En mayo el Territorios en Sevilla y en julio el Contempopranea en Alburquerque. Luego haremos unas quince fechas más en sitios grandes. 

¿Cuál está siendo la reacción del público? Muy buena, llenos, entradas agotadas con antelación. Estamos muy contentos. Pero de lo que tenemos ganas es de volver a grabar. Tenemos canciones nuevas y queremos grabarlas cuanto antes.

Después del tiempo que lleváis juntos y de los excelentes resultados que, como banda, habéis cosechado, parece haberos llegado ese momento en el que las grandes bandas deciden tomarse un largo respiro para cargar las baterías (aunque ya nos acabas de decir que no es esa vuestra intención) o bien acometen proyectos paralelos para desentumecerse, para hacer lo que realmente les apetece más allá de la inercia que les marcan sus carreras. La verdad es que nos gustaría grabar un disco no estrictamente pop o rock,  diferente a lo que venimos haciendo. Hay algunas ideas “flotando” que nos gustaría convertir en un disco. 

¿A qué te refieres cuando dices “no estrictamente pop”? Música más de ambiente, en la que no cuenta tanto la melodía. Música que nos mola y que quizá resulte más complicada de llevar al directo.

Me ha llamado mucho la atención el título de vuestro último disco. Las referencias son claras. Por una lado el magnífico relato  “La llamada de lo salvaje” de Jack London. Por otro, más explícito aún, la novela de Jon Krakauer “Hacia rutas salvajes” llevada luego al cine por Sean Penn. En ambos casos, historias relacionadas con el norte, con los grandes espacios y con la vuelta a la naturaleza ¿Ha sido algo deliberado? ¿Debemos buscar algún mensaje oculto en ello? En realidad tendrías que preguntarle a Eva. Un día me mostró la canción. La tocó con una guitarra acústica y enseguida pensé que aquella era una “runaway song” muy clara. Una canción que hablaba de escapar, de pillar la carretera y perderse. No solemos analizar demasiado lo que hacemos y te diré que me consta que Eva no había visto la película de Sean Penn cuando la escribió.

Tanto tú como Eva residís en Madrid, ¿Qué os llevó a cambiar Zaragoza por la capital? Es un tema que ni siquiera he llegado a plantearme. Podría decirse que fue la casualidad. Decidimos probar suerte hace años tocando en garitos y nos gustó porque es una ciudad abierta. Teníamos claro que en Madrid tendríamos más posibilidades que en Zaragoza. Vinimos por un tiempo y aquí estamos.

Fue, entonces, una mera cuestión logística. Sí. Seguimos sintiendo que nuestro hogar está en Zaragoza.

¿Y como veis la ciudad desde la distancia y, por extensión, a todo Aragón? La vemos como siempre la hemos visto. En realidad lo que vemos de Aragón no es muy diferente de lo que vemos en el resto del País. Un país de gente que intenta vivir y una clase política muy alejada de ese país.

Nombras a los políticos. La última vez que hablaste de política fuiste noticia, seguramente muy a tu pesar  (en referencia a sus declaraciones a propósito del uso que Rubalcaba hizo en el Congreso del famoso “sin ti no soy nada”) Aquello fue responsabilidad de una periodista concreta de Europa Press que sacó una de mis frases de contexto y me hizo entrar en un lugar al que no me apetecía. 

¿Te sentiste incomodo por ocupar un espacio que habitualmente no es el tuyo? Es que odio el papel de rockero portavoz generacional. Yo no soy líder de nada, no soy un bocazas. En general tengo más dudas que certezas. Como ser humano tengo una idea más o menos precisa de aquello en lo que creo y también de lo que espero de la política pero no intento convencer a nadie de nada. Más que incomodo, me sentí muy molesto por como se puede deformar la realidad.

¿Cuál es, en general, tu opinión acerca de la situación política nacional y, ya que los has nombrado, de los políticos españoles? Opino lo mismo que millones de personas: que ya basta. Creo que la gente va a poner a los políticos en su sitio y que este es el fin de un ciclo histórico.

En la historia de muchos países occidentales es habitual encontrar una estrecha relación entre situaciones de crisis económicas o institucionales y potentes reacciones sociales, ideológicas y estéticas que, a la postre, han servido para regenerar de manera brillante su tejido cultural y social. Se me ocurre el estallido del punk en Gran Bretaña, la Gran Depresión y los conflictivos años sesenta en Estados Unidos, la República de Weimar en Alemania, la Movida madrileña tras la muerte de Franco o los años de la Revolución rusa. ¿Percibes hoy en España signos de esa reacción que sería lógica en un contexto como el que deberemos afrontar en los próximos años? ¿Eres optimista en cuanto a la capacidad que los elementos más creativos de la sociedad española puedan tener a la hora de plantear alternativas y llegar a liderarlas? ¿Crees que los artistas españoles serán capaces de supurar ideas transformadoras sin el apoyo económico institucional? Es que yo creo que eso que tú apuntas ya está pasando. La gente ya se está organizando al margen de las instituciones. Nosotros mismos hemos estado siempre al margen. Nunca nos  hemos dejado  abducir por el poder. Nosotros  hemos defendido siempre nuestra independencia y nuestra libertad de pensamiento. Me imagino los remolinos que se forman en el Ebro bajo el Puente de Piedra. El remolino gira en círculos concéntricos en torno a un punto central que es el abismo. Lo único que puedes hacer es mantenerte todo lo alejado que puedas de ese centro, cuanto más afuera mejor. Tienes que impedir que su fuerza te atrape y te lleve al interior. Respecto al futuro no soy nada escéptico.

Terminaremos esta entrevista solo si antes me recomiendas una peli y un libro y un disco. Me pareció brutal “La vida de los otros”, creo que esa película se recordará durante muchos años. Leí con mucho placer “Anatomía de un Instante” de Javier Cercas. Y disco, voy a recomendar dos recientes y relacionados entre sí. El de “The Last shadow puppets” y el de Miles Kane. Ambos están muy bien. 

Pues, nada, lo prometido es deuda. Terminado. Finished. Finito. End.

 Jesús Cirac

Entradas relacionadas

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies