Hace días que en El Agitador teníamos pendiente una charla con el deportista caspolino con el palmarés más amplio de la historia. Sin ir más lejos, el año pasado se convirtió en campeón del mundo y hace escasos días que ha regresado de Polonia con el título de campeón de Europa bajo el brazo. Abel Mustieles no descansa, no deja de entrenar y sus nuevas metas son revalidar los títulos más importantes de Bike Trial a nivel internacional. Sus jornadas son ajetreadas, así que he quedado con él temprano para que me cuente todo lo que pasa estos días por su cabeza.
Vienes de ganar hace escasos días el Campeonato de Europa en Polonia. ¿Cómo fue esa competición? ¿Conseguiste la victoria fácilmente?
La verdad es que sí. Estoy manteniendo el nivel un poco más alto que mis rivales. Sobre todo hay uno con el que siempre peleo, Benito Ros, que también es español. Con él llevo toda la vida peleándome. Luego hay holandeses, alemanes, pero ninguno tan peligroso como él. La cuestión es que parece que ahora mismo en zonas técnicas y de potencia estoy un punto por encima de él y eso me ha beneficiado en esta ocasión. Aunque quizá dentro de dos meses sea al revés y el esté por encima de mí.
Aunque está claro que un campeonato de Europa es un enorme logro, se puede decir que lo mejor de tu carrera tuvo lugar el año pasado cuando ganaste el campeonato del mundo en categoría absoluta, incluyendo el recibimiento posterior de los caspolinos. ¿Cómo viviste aquello?
Sin duda fue lo mejor de mi carrera. Aquello fue brutal. Creo que fue la mejor carrera de mi vida, aunque era bajo la lluvia, en Sudáfrica. Y el recibimiento de Caspe fue mejor aún. Ganar te produce alegría e ilusión, pero eso dura diez minutos. Lo mejor vino después.
¿Cuándo venías hacia aquí ya te imaginabas lo que te esperaba?
Algo sabía porque iba mirando en Facebook y la gente iba comentando y felicitándome. Pero no me esperaba algo así. Me esperaba a mi familia, a mis colegas y poco más, no a todo el pueblo allí. Se me pone la piel de gallina cada vez que lo pienso.
Hablemos un poco del pasado. Aunque seguro que estás harto de explicarlo… ¿Cómo fueron tus comienzos en el trial?
A través de mi padre, claro. Él hacía trial en moto y se juntaba con un grupo de Alcañiz. Yo iba con él y los hijos de aquellos tenían bicis, así que mi padre me regaló una a mí también y con cinco años empecé a aprender. Luego vinieron las competiciones y los entrenamientos, y hasta ahora.
Aunque ha habido muchas etapas. Desde la época en la que solo era un hobby y entrenaba una vez a la semana, hasta cuando me empezó a gustar y comencé a entrenar dos veces por semana. En realidad, pasaron unos años en los que a mí no me gustaba el trial. Le gustaba a mi padre pero a mí no, lo que pasa es que no podía reconocérselo. Aunque ahora agradezco no haberle dicho nada (risas).
¿Y hubo algún momento clave en el que te plantearas el trial como una forma de vida?
Bueno, durante esos años ya había comenzado a despuntar, aunque sabíamos que el trial no iba a ser mi forma de ganarme la vida. Sí que es verdad que en 2005 me fichó una marca de bicis y comenzamos a tomarnos todo un poco más en serio.
La verdad es que toda la vida he hecho trial por deporte, porque disfrutaba. Para ganarme la vida lo hago ahora, desde hace un par de años, con la tienda online y demás.
¿Y tu padre sigue representando todavía esa figura de referencia como cuando empezaste?
Sí, por supuesto. Es verdad que ha llegado un punto en el que ahora soy yo el que tira del carro, pero mi padre es la persona por la que he llegado hasta donde estoy. Yo soy consciente de eso y sé que no habría hecho nada sin él. Y sigue ahí, al pie del cañón, ayudándome en todo lo que puede. Formamos un tándem en el que yo le necesito a él y él me necesita a mí. Así llevamos toda la vida y creo que vamos a seguir mucho tiempo.
¿Cómo es un día normal en la vida de Abel cuando estás preparando una competición?
Bueno, como te decía antes, desgraciadamente el trial por sí solo no da para vivir y tenemos que compensarlo con otras cosas, como la tienda.
Lo que suelo hacer es levantarme no muy temprano, a las 8:30 o las 9:00, y desayunar como un jabalí. Luego suelo ponerme con los emails y los pedidos de la tienda. Al ser todo online, puedo estar varias horas respondiendo correos o al teléfono.
Generalmente me planteo dos entrenamientos diarios. Raro es el día que hago uno solo. En torno a las 11:30 o las 12 voy a entrenar, ya sea al gimnasio, en mountain bike, a correr, a nadar… Y después de comer, un café con los colegas o si tengo que atender algo en la tienda y a las 16:00 más o menos vuelvo a entrenar.
O sea que no llevas la disciplina del entrenamiento a casa y de casa al entrenamiento.
No. Llevo una disciplina, claro, pero tengo tiempo para todo lo demás. Como el que trabaja ocho horas al día y después tiene tiempo para la familia, los amigos o el ocio. Haciendo cuentas, quizá el día que más entreno estoy cinco horas.
Y también haces cursillos con niños que quieren aprender bike-trial…
Y si pudiera hacer más cosas las haría también… (risas). Ahora por ejemplo estoy yendo varios días a la semana a Andorra a dar clases con los chavales. Allí hay bastante afición a las bicis y a mí también me viene bien.
Háblame un poco de la tienda. ¿Cómo arrancaste con el negocio?
Bueno, con la tienda empecé en 2011. Yo estaba en Zaragoza, estudiando un Grado Superior de deporte, pero me di cuenta de que aquel no era mi sitio. Yo estaba allí sin poder entrenar como quería, y además entré a formar parte de una marca. En realidad, a mi no me gustaba estar en Zaragoza estudiando algo que yo veía que no me iba a servir de mucho. Hubo un tiempo de duda, porque me estaba planteando dejarlo para dedicarme plenamente al trial. Pero mis padres me lo permitieron porque la idea era montar la tienda.
Arrancamos como una tienda física aquí en Caspe, pero enseguida nos dimos cuenta que de lo que nosotros entendemos es de trial, y el negocio estaba ahí, no en lo que puedes vender a nivel local. Así que nos lanzamos con la venta online a nivel nacional e incluso internacional.
¿Y funciona?
Sí, trabajando salimos adelante. Nos fuimos haciendo hueco y comenzamos a distribuir exclusivamente varias marcas a nivel nacional. Luego las cosas van cambiando. Las marcas van y vienen.
El año pasado las cosas iban bien con la distribución de una marca francesa por la que yo había fichado. La venta iba bien pero mis condiciones como piloto eran cada vez peores… Así que nos lanzamos con una marca propia. Tenemos gente en Taiwan, en Francia, contamos con dos ingenieros… La verdad es que nos hemos metido hasta adentro y tenemos distribuidores en más de quince países.
Quizá sea un poco inocente, pero yo siempre había pensado que siendo un deportista de élite, campeón de España, de Europa y del Mundo no tendrías necesidad de buscarte otras fuentes de ingresos más allá de los premios o de lo que te proporcionaran las marcas con las que ficharas…
Pues nada más lejos de la realidad. Los viajes y los alojamientos para las competiciones corren siempre de nuestra cuenta. Por ejemplo, en este último Europeo de Polonia, después de recibir el trofeo de campeón lo único que me dieron fue un sobre con 700 euros. Dije bueno, al menos me sirve para cubrir casi todos los gastos y por participar en el campeonato solo he tenido que pagar 200 euros. Y viajando de vuelta a España, uno de mis colegas me contaba que, a pesar de haber quedado entre los cinco mejores, el campeonato le había costado unos 1000 euros.
O sea, que más o menos lleváis el nivel de La Roja en cuanto a ingresos…
Ojalá. Pero esto es lo que hay…
Volviendo al tema de la marca, ¿con esos ingenieros de los que me hablabas trabajáis para mejorar cuadros, para hacer mejores diseños, etc.?
Si, no queremos descuidar eso. Muchas marcas se han olvidado de la innovación. Nosotros de momento hemos “inventado” pocas cosas pero queremos hacer cosas nuevas. Tenemos en proyecto dos cuadros y dos horquillas bastante interesantes con diferentes sistemas. Habrá que hacer los prototipos y las pruebas…
Ayer, buscando información sobre ti, me sorprendió la cantidad de fotos, videos y noticias que aparecen en Internet solo con poner tu nombre. Supongo que en el mundo del trial eres casi un héroe. ¿Cómo gestionas eso? ¿Sientes esa presión de que todo el mundo esté pendiente de ti?
Bueno, no me gusta reconocerlo. La verdad es que dentro del mundo del trial me conoce muchísima gente. Normalmente voy únicamente a los grandes campeonatos, el Mundial, el Europeo, el de España y las Copas del Mundo. Pero sí que es cierto que cuando te dejas caer por alguna competición menos importante a la que no suelen ir los grandes la gente flipa bastante. Sobre todo los niños, que te conocen porque han visto vídeos tuyos en Internet y han leído noticias sobre ti.
Lo que pasa es que, a veces, la gente espera encontrarse con alguien de otro planeta y cuando se dan cuenta de que somos gente humilde, de andar por casa, pues todavía te quieren más.
¿Te persiguen también las marcas de patrocinadores?
No. Desde el año pasado, tras ganar el mundial, salí de Wild Wolf y busqué en otras marcas. En Red Bull, en Ambar… Pero me di cuenta de que era el momento de buscarme la vida por mi cuenta con mi marca. Hubo un momento de bajón en el que me planteé qué estoy haciendo aquí y no quise saber nada de marcas ni de patrocinadores.
A nivel deportivo, ¿cuáles son los próximos retos que te planteas?
En principio repetir todo lo que he conseguido. Lo más importante no es llegar a la élite sino mantenerse ahí. De momento no pinta mal el año, me veo que puedo llegar a repetir los cuatro campeonatos del año pasado, aunque puede haber un desliz en cualquier momento.
Por último, la pregunta clásica de El Agitador. Recomiéndanos una película, un libro y un grupo de música.
En música AC/DC. Una película: Gladiator. Me ha gustado toda la vida. Y libro puedo recomendarte el que me estoy leyendo ahora mismo que es “Lo mejor que le puede pasar a un cruasán”. Me muero de risa con ese libro.
David Bonastre
