Análisis de los derechos de los pretendientes al trono de la Corona de Aragón (II)

 El primero de los candidatos que vamos a referir es Alfonso de Aragón y Jiménez el Joven, duque de Gandia y conde de Denia.  Hijo de  Violante Jiménez y de Alfonso IV de Aragón y Foix, y nieto de Jaime II.  Casado con María de Navarra, y en segundas nupcias con Violante de Villafeliche.

No tuvo en ningún voto a favor en la elección.

El proceso a seguir para dejar su propuesta ante los compromisarios era para todos los pretendientes el mismo. Una representación del candidato debía presentarse en Caspe para dejar el escrito de su representado.

Martes, 29 de marzo, de 1412.

“En el castillo de la Villa de Caspe, se hallan reunidos los diputados compromisarios siguientes: los reverendísimos arzobispo de Tarragona don Pedro Sagarriga, y don Domingo Ram, obispo de Huesca; don Francisco de Aranda, donado de Porta-Coeli; Berenguer de Bardaxí y Bernardo de Gualbes, doctores en ambos derechos.

Todos ellos, por voz del arzobispo de Tarragona, se manifiestan presentes ante los notarios-secretarios del proceso Pablo Nicolau y Ramón Bayle y demás testigos.

Incoada la exploración el primero en comparecer ante dichos compromisarios fue el notario Bernardo Costeya como procurador del duque de Gandía don Alfonso, el cual hizo entrega de un escrito en el que en nombre del mencionado duque y de los embajadores por éste designados, denunciaba que, dispuestos dichos embajadores a trasladarse al lugar de Caspe, habían surgido impedimentos en el camino por el que necesariamente veíanse obligados a transitar; y que estos impedimentos eran hombres armados que ocupaban los caminos, por lo que tomaron la decisión de que les precediera uno de los mismos embajadores, que fue el maestro en Teología Juan de Montesa junto con el procurador notificante; y que para llegar a Caspe, habíanse visto obligados a hacer la travesía por mar hasta Tortosa, y notificaba que el antedicho embajador y el doctor en Leyes Juan Navarro, estaban dispuestos a dar las oportunas informaciones sobre los pretendidos derechos a la Corona de Aragón del mencionado duque de Gandía.

Terminada la lectura del escrito antecedente, pidió el citado procurador se hiciese y se le entregase por los notarios escritura pública.

Momentos después, considerando los dichos compromisarios que no era procedente resolvieran ellos solos asuntos de tanta trascendencia, acordaron enviar una carta a cada uno de los demás compromisarios que aún no habían acudido. Estos compromisarios eran: El valenciano Giner Rabasa, el reverendo Bonifacio Ferrer, prior de la Gran Cartuja; Fray Vicente Ferrer, maestro en Teología y religioso de la orden de predicadores y Don Guillermo de Vallseca, doctor en Leyes.”

El siguiente candidato que vamos a conocer es Fadrique, D. Federico de Luna, hijo ilegítimo de Martín el Joven, fallecido en Sicilia en 1409 y por consiguiente nieto de Martín I el Humano. Meses antes de su muerte el rey pidió al Benedicto XIII que redactara un documento para legitimizar a su nieto y darle los derechos de sucesión al trono, el documento no llegó a terminarse  a tiempo. En el momento  que nos ocupa Fadrique es menor de edad y sufre una grave situación de indefensión.

Su propuesta no fue aceptada por los compromisarios debido a su ilegitimidad a pesar que se conocía la voluntad de Martín I de que su nieto pudiera acceder al trono.

Jueves, 31 de Marzo de 1412

“….preséntase ante los diputados el notario Romeo Palacio, el cual, en nombre del egregio don Federico de Aragón conde de Luna, hace presentación de una carta cerrada, para que sea incluida en el proceso.  Asimismo hacía entrega de otra carta-misiva del Parlamento de Aragón, a la que acompañaba un escrito dirigido por don Federico de Luna a dicho Parlamento.

Incluimos un fragmento de dicha carta:

«Que creo firmemente ser verdad y cierto que la sucesión en dichos reinos y tierras me pertenece a mí y a ningún otro, puesto que soy nieto del excelentísimo don Martín, rey de Aragón, Valencia, Mallorca, Cerdeña y Córcega, conde de Barcelona, Rosellón, e hijo del ilustrísimo y victorioso don Martín, rey de Sicilia, duque de Atenas y Neopatria e hijo primogénito de dicho rey de Aragón; y por tanto, que según Dios y la verdadera justicia, debo ser su universal sucesor en todos sus reinos y tierras»·

Sabiendo como sabéis reverendos padres, egregios noble y amigos procuradores, cómo después de la muerte del mencionado mi abuelo he quedado y soy un pequeño pupilo y huérfano, perseguido en mi persona y bienes y muy perjudicado en los derechos de dicha real Corona, puesto que es cosa notoria que hube de salir del principado de Cataluña y que contra mi inocente persona se han tramado muchas cosas; por lo que me he visto en la necesidad de recluirme en cierto castillo….; y quedándome únicamente el consuelo del auxilio divino que se ha dignado protegerme de tantos peligros….

A continuación cuenta como D. Juan de Aguilar, procurador enviado a las Cortes celebradas en Calatayud, fue acusado y condenado de falsos crímenes por el gobernador del Reino de Valencia.

 «(…) encomiendo mi persona y mi herencia y mis derechos perseguidos y perjudicados, principalmente al omnipotente Dios, suplicando devotísimamente a su infinita clemencia se digne hacer que mis derechos sean totalmente reconocidos (…) el hijo de vuestro señor y el nieto de vuestro Rey no tengo ni puedo encontrar quien se atreva o quiera procurar ni defender mi justicia (…)»

A esta emotiva carta del infante Federico contestaron por escrito los compromisarios del mismo día 31 de Marzo, doliéndose grandemente de las persecuciones, pobreza y adversidades expuestas; y seguidamente, notificarle que días antes habían escrito los Parlamentos una carta el obispo de Segorbe, a su tutor, y demás personas interesadas, rogándoles se preocupasen en buscar abogados y procuradores, dábanle absoluta garantía de que urgirían a los gobernadores y oficiales para que diesen toda clase de facilidades a los procuradores.

Esta carta fue entregada a Bernardo Sancho, vecino de la villa de Caspe, el cual prestó juramento por los santos Evangelios de ponerla en manos del propio don Federico.”

Estos dos pretendientes no recibieron ningún voto a favor.

Mari Carmen Abadía

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