¡Aux armes, citoyens…!

El grito de guerra, (GUERRA con mayúscula) del himno nacional francés ha calado hondo, por lo que se ve, en las terminales mediáticas de la izquierda española en estos tiempos convulsos: el periódico El País, la cadena de radio Ser y las televisiones La Cuatro, La Sexta también, entre otros medios, (curiosamente, los medios derechistas y algunos mediopensionistas, son mucho más reticentes) están llenos, casi se podría decir ahítos, de especialistas que con razones espesas y especiosas nos llaman a rebato (oiga, el mundo al revés)… Incluso el PSOE, si, aquel que por boca de su ministro de Defensa, Bono, castellano manchego insigne (el hijo del falangista, como le gusta ser nombrado) clamaba y proclamaba el lema de “más vale morir que matar”, el PSOE del simpático Zapatero, el de “las ansias infinitas de Paz”, canta a voz en cuello las estrofas de La Marsellesa, como si fuesen franceses de pura cepa.

¡Formez vos bataillons!

Al actual secretario general, señor Snchz, (no se crean que de repente han desaparecido de mi teclado las vocales, es que de tal guisa se comunicaba por las redes el susodicho secretario) parece que le hubiese mordido la cabra de la Legión, transmitiéndole los anticuerpos del ardor guerrero, de tan beligerante que se nos ha puesto el buen señor. La postura de la izquierda extrema, (léase Podemos) negando que estemos en guerra se parece a esos niños pequeños que cuando juegan al escondite, no sólo no se esconden, sino que tapándose los ojos creen que están a resguardo de la mirada paterna: Postura que en un niño pequeño llama a la ternura, en un señor partido político es de una simpleza tan enorme como suicida.

Que el partido que hace unos años ganó las elecciones al grito de “no a la guerra” se haya vuelto tan proclive a los tiros y las acciones conjuntas y la defensa con todo frente al terror yihadista, de repente nos ha devenido tan guerrero, tan de repente, que todo empieza a oler a chamusquina:

Si en la France en vez de gobernar el partido socialista de Monsieur Hollande, gobernase, por un casual, el señor Sarkozy, o, peor todavía, la señora o señorita Le Pen, ¿se hubiese alineado tan presto y marcial el señor Snchz, y todo el resto de su partido?

Ahora resulta que para la mitad, aproximadamente, del país, el presidente Rajoy es un manso y un flojo de cuidado que no quiere alistarse al bombardeo de los malvados energúmenos que cortan cabezas en Siria. Rajoy, al que en el 2004 estuvieron a punto de linchar, literalmente, en una de las manifestaciones por la Paz que se convocaron después de los sangrientos atentados de Madrid, se le pide hoy un ardor guerrero digno de mejor causa. Rajoy, sin embargo, por una vez, y sin que sirva de precedente, acierta al decir que una cuestión tan peliaguda como participar en una guerra con todas sus consecuencias (Francia ya llevaba tiempo bombardeando en Siria, nadie sabe muy bien por qué ni para qué) es algo que deberá decidir el gobierno que salga de las urnas después del 20 de Diciembre.

Y aun así, la cuestión sigue sin estar nada clara: a fin de qué nos vamos a arrogar el derecho a tirar bombas en un país que ni nos va ni nos viene. Y no me vale lo de los acuerdos internacionales, ni el sufrimiento del pueblo sirio, ni cualquier otro argumento sospechosamente parecido a los que invocaba el señor Aznar para participar (si bien es cierto que de una manera casi testimonial, pero muy bien explotada por el No a La Guerra) en aquellas tierras iraquíes que tanto mal nos dieron (sobre todo al PP, que perdió unas elecciones que quizás hubiese ganado desde el autobús, como decía Helenio Herrera que se ganaban algunos partidos de fútbol).

Así que desde la perplejidad más absoluta, (los que ya tenemos una edad no estamos para flexiones ni para reflexiones…) ya no sé si comprarme ropa de camuflaje, esconderme en el monte, o romperme una pierna, porque yo, para pegar tiros, como que no estoy. Y el ver de repente a tanta gente, encantada y presurosa de que entremos en guerra, me produce algo parecido a un eczema. No sé a ustedes…

Quizás si cantamos todos juntos el himno…

¡Marchons,marchons!

¡Que una sangre impura abreve nuestros sembrados! (Ya me perdonaran, pero es que mi francés es muy precario y no tengo ganas de buscar  el original).


Manuel Bordallo

Bandera de Francia

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