Caspe: crónica de la visita a una ciudad de ¿gran afluencia turística?

Pongámonos en antecedentes. Mayo de este año. Accediendo a la petición de la empresa Adidas, el Ayuntamiento de Caspe aprobaba en pleno solicitar a la DGA la calificación para la ciudad de “zona de gran afluencia turística”. La medida permitiría a todos los comercios abrir domingos y festivos.

El único requisito que debía y debe cumplirse es que la localidad solicitante disponga de inmuebles catalogados como Bien de Interés Cultural. Es entonces cuando la concejal delegada declaró ante los medios que “en Caspe no tenemos un solo edificio sino que afortunadamente casi contamos con el catálogo entero”. La solicitud fue aprobada y Adidas ya puede abrir los domingos.

Al mismo tiempo, el Ayuntamiento, como impulsor de la iniciativa, manifestó a la prensa que se deberá contar tanto con la colaboración del pequeño comercio local como también con la restauración (en otra ocasión hablaremos de la conciliación de la vida laboral y familiar) para crear un paquete turístico atractivo. Y aquí es cuando nuestros gobernantes hacen bueno es el refrán que dice “consejos vendo que para mí no quiero”. Vean porqué. 

El pasado domingo se presentó en Caspe Rafael Valiño, corresponsal de la Orden de San Juan del Hospital de Jerusalén, Rodas y Malta en España. Le acompañaba su esposa y otro matrimonio.

Su primera parada es la Iglesia. Parece que viene mal informado porque cree que las visitas por libre pueden realizarse los domingos por la mañana, cuando en realidad son los sábados de 11 a 1 (de ello se encargan los voluntarios de la parroquia). Al finalizar la misa, trata de realizar una visita por libre. Pero la hora de cierre se echa encima y no puede ver prácticamente nada.

Tiene la suerte de encontrar en la Iglesia a una caspolina comprometida que se ofrece a acompañarle a la Oficina de Turismo. Allí, tras visitar el Museo de los Íberos, se interesa por varios libros de Historia local. Pero la chica que le atiende no le es de gran ayuda (por decirlo muy suavemente). Parece que se conoce el guión a pies juntillas de lo que puede verse en Caspe y poco más.

Quieren visitar el Castillo del Compromiso y como hasta las 5 de la tarde no vuelve a abrirse se quedan a comer. Diez minutos antes de la hora señalada están como clavos en la puerta (por cierto, tras subir por unas escaleras llenas, hablando en plata, de mierda). Después de 50 minutos al sol nadie abre. Tanto los cuatro, como otros que también esperan, se quedan con las ganas de visitar el Castillo. Y posiblemente se van de Caspe con ganas de no volver más.

Me cabreé bastante cuando me enteré de todo esto. Pensé que quizá aquellos otros tiempos en los que cierto concejal se dedicaba a ir de feria en feria vendiendo las grandezas turísticas de Caspe para que luego los visitantes vinieran y se encontraran un panorama de desolación y cierre, no quedan tan lejos. Digo esto aunque sé que estamos mucho mejor que entonces: tenemos la joya de la Iglesia -la Vera Cruz- visitable. Tenemos castillo. Tenemos voluntarios en la parroquia y en la fortaleza (aprovecho la oportunidad para agradecer a todos los voluntarios de la Iglesia y del Castillo el trabajo que están haciendo por Caspe y, de paso, animo a otras personas a que se sumen al voluntariado). Pero, ¿qué papel juega en todo esto el Ayuntamiento? Creo que sigue empezando la casa por el tejado. Está muy bien promocionar, pero antes, los deberes tienen que estar hechos. 

Al respecto, me pregunto cuánto cuesta formar debidamente a todo el personal que atiende la oficina de turismo; en mi opinión, hay que redoblar esfuerzos, conocer las publicaciones sobre historia y patrimonio locales, tener armas ante visitantes que exigen un plus de información. Me pregunto si es demasiado costoso reforzar los turnos de apertura de la Iglesia con personal municipal para que el edificio pueda visitarse no solo concertando visitas guiadas o durante dos horas los sábados por la mañana, sino también tras la misa del domingo. Me pregunto también si es mucho trabajo para la Asociación de Amigos del Castillo poner un cartel en la puerta que reze “Hoy domingo tarde cerrado, disculpen por las molestias”. Y vuelvo a preguntarme porqué la página web del Ayuntamiento de Caspe continúa siendo de juzgado de guardia en aspectos turísticos, culturales y festivos. Pueden comprobarlo ustedes mismos. 

Que vayamos por el buen camino no significa que podamos hinchar el pecho como palomos. Para llegar a ser una zona de gran afluencia turística hay que trabajar mucho más por nuestros monumentos, por nuestros espacios museísticos (varios están cerrados) y preocuparse de verdad por el estado del “catálogo completo” y, sobre todo, por la imagen que los turistas se llevan de Caspe. 

Amadeo Barceló

 

 

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